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Elegir y ser electa: ¿El voto femenino garantiza la igualdad plena?

Hace un siglo, la Decimonovena Enmienda a la Constitución de Estados Unidos permitió a las mujeres sufragar. Una gesta que, sin embargo, todavía deja un sabor amargo

15 minutos. Si algo les sobra a las mujeres actualmente, son efemérides en su honor. El 8 de marzo es su fiesta casi planetaria, aunque su origen se haya centrado en la consecución de una jornada laboral justa. Pero también existen los días internacionales de las Mujeres por el Desarme (24 de mayo); de la Mujer Negra, Latinoamericana y Caribeña (25 de julio); de Lucha contra la Mutilación Genital Femenina (29 de noviembre), y una veintena más.

Los países, además, fijan sus propias celebraciones. En Estados Unidos (EEUU), por ejemplo, cada 26 de agosto es el Día de la Igualdad de la Mujer. La fecha quedó establecida en 1971, cuando el Senado y la Cámara de Representantes aprobaron una resolución conjunta por el aniversario de la certificación de la Decimonovena Enmienda a la Constitución, en 1920, que legalizó el voto femenino.

La Enmienda 19, que habilitó a 26 millones de estadounidenses a sufragar, dice así: “El derecho de los ciudadanos de Estados Unidos al voto no será negado o menoscabado por los Estados Unidos, ni por ningún estado, por motivos de sexo”.

2020: año clave

Al Gobierno de Donald Trump le correspondió el privilegio de conmemorar el centenario de la proeza del voto femenino (tuvieron que transcurrir 72 años y múltiples acontecimientos, incluso violentos), en medio de su propia campaña para la reelección presidencial del 3 de noviembre y de manifestaciones sociales con bastante tinte racial.

En junio, su esposa y primera dama, Melania Trump, lanzó la convocatoria para una exhibición de arte juvenil, titulada Construyendo el movimiento: la juventud de Estados Unidos celebra 100 años de sufragio femenino, que se estrenó el 24 de agosto de manera virtual.

Tributo al Hotel Hermitage

Posteriormente, en el mes de julio, se designó al Hotel Hermitage en Nashville, Tennessee, como Monumento Histórico Nacional. Como se recordará, la ratificación por estado de la Decimonovena Enmienda culminó el 18 de agosto de 1920 con Tennessee, el último de los 36 estados matemáticamente necesario para lograrla, y ese lugar en particular se usó como centro de operaciones de dicho proceso.

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Hotel Hermitage en la actualidad (Cortesía Twitter @HermitageHotel)

Su importancia la dejó en claro el director regional del Servicio Nacional de Parques del Atlántico Sur-Golfo, Stan Austin. “El papel del Hotel Hermitage en la historia de la ratificación de la Enmienda 19 fue tan significativo que se ganó el nombre de 'Tercera Cámara' de la Legislatura del estado de Tennessee, en referencia a la extraordinaria presencia e influencia de las principales partes interesadas y negociadores que se reunieron allí”, dijo.

Según la historiografía, Carrie Chapman Catt, presidenta de la Asociación Nacional Americana del Sufragio de Mujeres, se hospedó en el Hotel Hermitage durante casi 6 semanas, como estrategia para asegurar la victoria del voto femenino en la legislatura estatal. De ahora en adelante, formará parte de los casi 2.600 sitios históricos de EEUU, similar a Pearl Harbor, Alcatraz y la casa natal de Martin Luther King Jr.

Indulto a Susan Anthony

Más recientemente, el pasado 18 de agosto, el mandatario estadounidense anunció el “perdón” a la reconocida activista, Susan Anthony, a quien detuvieron, declararon culpable y multaron por votar en las elecciones de 1872. “Nunca se le ha indultado. Firmaré un perdón total y completo”, aseguró durante un acto por el cumpleaños 100 de la ratificación de la Enmienda 19. “Fue una victoria monumental para la igualdad, la justicia y una victoria monumental para Estados Unidos”, afirmó.

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Retrato de Susan Anthony (Cortesía Twitter @Jwsaman1)

Sin embargo, no todos aplaudieron la iniciativa. Deborah L. Hughes, directora ejecutiva del Museo y Casa Nacional Susan B. Anthony en Rochester, Nueva York, rechazó el indulto de Trump en un comunicado.

"¡Objeción! Señor presidente, Susan B. Anthony debe rechazar su oferta de perdón. Anthony escribió en su diario en 1873 que su juicio por votar fue ‘el mayor atropello que jamás haya presenciado la historia’. No se le permitió hablar como testigo en su propia defensa porque era una mujer. Al concluir los argumentos, el juez Hunt desestimó al jurado y la declaró culpable. Estaba indignada de que se le negara un juicio con jurado. Ella proclamó: ‘Nunca pagaré un dólar de su injusta multa’. Pagar habría sido validar el procedimiento. Perdonar a Susan B. Anthony hace lo mismo"

Deborah L. Hughes

Trump ya la había considerado una heroína el pasado 4 de julio. Ese día, desde el Monte Rushmore, dio a conocer la creación del Jardín Nacional de los Héroes Estadounidenses para 2026, en el marco del 250 aniversario de la Declaración de Independencia de EEUU, y en el que, posiblemente, estará un monumento esculpido con su imagen.

Lo bueno y lo malo después del voto femenino

“Votar es un gran comienzo, pero no es suficiente”. Así lo expresó Krysta Jones, fundadora de Vote Lead Impact (Virginia, EEUU) y copresidenta de la Iniciativa del Centenario del Voto de las Mujeres (WVCI), en entrevista exclusiva con 15 minutos.

EEUU no fue el primer país del mundo en otorgar el derecho al voto femenino sin restricciones de ninguna naturaleza; Nueva Zelanda lo hizo en 1893. Además, desde la Convención de Seneca Falls en 1848 -el inicio formal del movimiento sufragista estadounidense- hasta la Decimonovena Enmienda pasaron 72 años. Es decir, no fue una tarea fácil.

Lo malo: sesgo de color

“La Guerra Civil definitivamente fue una barrera en el siglo XIX”, argumentó Jones al respecto. “Cuando las mujeres se reorganizaron después de eso, hubo preocupaciones sobre que los hombres negros obtuvieran el voto”, hecho que ocurrió con la Enmienda 15 en 1870. “Hubo hombres y mujeres que se opusieron al voto femenino por varias razones, desde el temor de que no hubiera nadie en casa para cuidar a los niños, hasta no creer que las mujeres estuvieran interesadas en la política o no fuesen lo suficientemente inteligentes”, señaló.

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Krysta Jones es fundadora de Vote Lead Impact (Cara-Lynn Birts/Cortesía Krysta Jones)

Incluso, dentro del propio movimiento a favor del voto femenino había racismo. Según Marcia Chatelain, profesora de Historia en la Universidad de Georgetown, algunas pensaban “que las mujeres negras no debían acceder al voto", dijo a la agencia EFE.

Monica Hesse, columnista del Washington Post y autora del libro They Went Left (2020), reveló que “muchas sufragistas blancas habían hecho un trato con el diablo. Disminuyeron la contribución de las sufragistas negras, o insistieron en que la privación de derechos de las mujeres negras era un problema racial y no de género, y por lo tanto, no estaba bajo el alcance del sufragio”.

En la práctica, pues, la Decimonovena Enmienda no autorizó el voto femenino a todas las mujeres. Para que la palabra escrita surtiera realmente efecto, en particular en las afroamericanas del sur del país, debieron transcurrir otros 45 años. Fue en 1965 cuando se aprobó la Ley de Derechos Electorales, con la cual se prohibió cobrar multas o imponer tests de alfabetización para que las mujeres negras pudieran sufragar. La normativa igualmente benefició a mujeres y hombres latinos y nativos americanos.

“Solo las mujeres afroamericanas tenían que preocuparse por la discriminación basada tanto en el género como en la raza”. De esta forma lo describió en 2013 Heidi Williamson, analista del Programa Salud y Derechos de la Mujer en el Center for American Progress.

Lo bueno: mejores políticas sociales

El otro lado de la moneda sí es positivo. Con la certificación de la Enmienda 19 en 1920, la salud, educación y estabilidad económica de las mujeres dejó de ser un tema exclusivo de lo privado para convertirse en un asunto de interés público.

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Miles de mujeres salieron a las calles exigiendo sus derechos (Cortesía Twitter @abapubliced)

Apenas un año después, se aprobó la Ley de Promoción del Bienestar y la Higiene de la Maternidad y la Infancia, conocida como Ley de Sheppard-Towner en honor a sus promotores: el senador por Texas, Morris Sheppard; y el miembro de la Cámara de Representantes por Iowa, Horace Mann Towner. La votación fue de 279-39.

Otras legislaciones fueron apareciendo en el camino para mejorar la calidad de vida y hacer valer los derechos de las féminas. Sin embargo, tal vez la decisión más relevante fue la de abolir, en la década de 1950, las controvertidas Leyes de Comstock, suscritas a partir de 1873. Una de ellas criminalizó, con multas de hasta 5.000 dólares y prisión por máximo 5 años, la utilización del Servicio Postal para el envío de artículos “obscenos”, “lascivos”, “indecentes”, “inmorales” y “sucios”, tales como: anticonceptivos, métodos abortivos, juguetes sexuales y cartas personales con cualquier contenido o información sexual.

“La Enmienda 19 ayudó a millones de mujeres a acercarse a la igualdad en todos los aspectos de la vida estadounidense. Abogaron por oportunidades laborales, salarios más justos, educación, educación sexual y control de la natalidad. Las políticas entre 1920 y 1965 no solo mejoraron las circunstancias reproductivas y económicas de las mujeres, sino que también les permitieron aprovechar las leyes”, resumió Williamson, del Center for American Progress.

Lo que falta (más allá del voto femenino)

En 1972, el Título IX de las Enmiendas de Educación se transformó en ley. En consecuencia, quedó prohibida la discriminación por razón de sexo en la educación; específicamente, en instituciones públicas y privadas, desde escuelas de primaria hasta universidades, que reciban fondos federales. En 2009, llegó el turno de la Ley de Pago Justo Lilly Ledbetter, que defendió la igualdad salarial.

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Ilustración Cortesía Twitter @PulsanteOrg

Este año, hay 127 mujeres con derecho a voto en el Congreso de EEUU. Aunque es una cifra histórica, apenas representa una cuarta parte (se compone de 535 miembros).

¿Ha sido suficiente ya? “No”, respondió Jones, de Vote Lead Impact, en entrevista exclusiva con 15 minutos. “No creo que hayamos alcanzado la igualdad de género. Todavía tenemos otros obstáculos, como la igualdad salarial, no hay suficientes mujeres como directoras ejecutivas y, a pesar de los recientes avances, aún existen disparidades en el poder político”.

Desde 2006, Vote Lead Impact ha capacitado a cerca de 350 personas para aumentar la cantidad de funcionarios y líderes negros en Virginia. “Soy una firme defensora de alentar a las mujeres y minorías a postularse a cargos públicos. Tenemos que protestar, boicotear, escribir y hablar con nuestros funcionarios electos. Hay tanto por hacer que debemos recordar que no solo tenemos el derecho, sino la responsabilidad de participar”, señaló Jones.

Hoy en día, luego de dos décadas de haber arrancado el siglo XXI, aún hay estadounidenses que no pueden sufragar. Tal es el caso de los procesados por algún delito, quienes en 11 estados de EEUU perdieron de por vida el derecho a votar. Además, el país quedó en el puesto 53 en el Índice de brecha de género global (2019) del Foro Económico Mundial; Islandia se apoderó otra vez del primer lugar (lleva 11 años ahí).

Así piensan de la Enmienda 19

El Pew Research Center realizó una encuesta en línea a nivel nacional entre 3.143 adultos estadounidenses. La consulta se llevó a cabo del 18 de marzo al 1 de abril de 2020 y el único tema a tratar fue el impacto de la Decimonovena Enmienda sobre la igualdad de género. Aquí los resultados más representativos (y asombrosos).

  • El 57 % dijo que EEUU no ha ido lo suficientemente lejos cuando se trata de otorgar a las mujeres los mismos derechos que a los hombres.
  • En el grupo que opinó que EEUU aún tiene trabajo por hacer para lograr la igualdad de género, el 77 % dijo que el acoso sexual es un obstáculo importante para la igualdad de las mujeres.
  • Al menos 3 de cada 10 afirmaron que el feminismo ha ayudado más a las mujeres blancas.
  • Aproximadamente 3 de cada 10 hombres aseguró que los logros de las mujeres se han producido a expensas de ellos.

Voto femenino: del papel a la vida real

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Harriet Tubman (Cortesía Twitter @NowReparations)

Una pregunta que no figuró en ese cuestionario de Pew es por qué ninguna mujer ha sido presidenta de EEUU. Jones, nombrada una de las 40 mejores líderes menores de 40 años de edad de Leadership Arlington, la contestó: “La representación realmente importa. Estuvimos muy unidos a Hillary Clinton. No creo que estemos todavía muy acostumbrados a ver mujeres en el poder en todos los ámbitos y eso está cambiando todos los días. Tener una candidata a vicepresidenta ayudará a eso”.

La esclava abolicionista Harriet Tubman (1820-1913), registrada al nacer como Araminta Ross y quien liberó a unos 70 esclavos después de escapar de su propio encierro, aparecerá en el billete de 20 dólares en el año 2028. ¿Será que, para ese entonces, una mujer comandará en la Casa Blanca?

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