15 minutos. Las primeras personas que se atrevieron a instalar piquetes frente a la Casa Blanca fueron mujeres. Corría el año 1917, Woodrow Wilson era el presidente de Estados Unidos (EEUU) y el objetivo del grupo de féminas era, simplemente, exigir que se les permitiera votar. Solo eso. Alice Paul fue una de ellas.
A las manifestantes las llamaron “centinelas silenciosas” por su inusual manera de protestar (de pie, sosteniendo carteles, sin pronunciar consignas). Aunque, si se analiza bien el asunto, las pancartas gritaban más que sus bocas: “Señor presidente, ¿cuánto tiempo deben esperar las mujeres por su libertad?” “Señor presidente, ¿qué hará por el sufragio femenino?” “Lucharemos por lo que siempre hemos llevado más cerca de nuestros corazones, por la democracia, por el derecho de los que se someten a la autoridad a tener voz en sus propios Gobiernos”. Algunas terminaron encarceladas y torturadas. Pero el sacrificio las condujo a donde querían llegar.
El origen de su rebelión
Alice Paul nació el 11 de enero de 1885 en Moorestown, Nueva Jersey. Lo hizo casi 40 años después del inicio formal del movimiento sufragista en 1848, cuando se realizó la Convención de Seneca Falls, en Nueva York, gracias a las pioneras Lucretia Mott y Elizabeth Stanton.
Su padre, William Paul, fue empresario y banquero. De hecho, llegó a presidir la Burlington County Trust Company de Moorestown. Con esta posición, su familia vivió sin contratiempos de índole económica, viviendo en una granja de más de mil metros cuadrados.
Por su parte, su mamá, Tacie Parry, tuvo que abandonar el Swarthmore College justo antes de graduarse porque se casó con William; en esa época, las mujeres casadas tenían prohibido estudiar. Sin embargo, se hizo miembro activo de la Asociación Nacional Americana del Sufragio de Mujeres (NAWSA), a cuyas reuniones asistió Alice cuando era muy joven.
Tanto Tacie como William eran cuáqueros; es decir, creían que, bajo las leyes de Dios, los hombres y las mujeres tenías los mismos derechos. Este es, posiblemente, el condimento que le dio tanta fuerza a la vida de Alice y a su lucha genuina por la igualdad de género. Su entusiasmo, incluso, fue criticado por sus propias congéneres, de pensamiento más conservador.
Entre libros y salones de clase
A Alice Paul le gustó estudiar desde niña, hábito que mantuvo después de aprobarse la Decimonovena Enmienda a la Constitución de EEUU en 1920.
Luego de graduarse de la Moorestown Friends School, egresó como bióloga del Swarthmore College, y un año después, hizo una pasantía de Trabajo Social en el Lower East Side de Nueva York. En 1907, obtuvo una maestría en Sociología de la Universidad de Pensilvania, donde terminó su doctorado en 1912. En 1922, completó la licenciatura en la Facultad de Derecho de Washington, así como un doctorado igualmente en Derecho de la American University en 1928.
Ya con el título de socióloga en mano, en 1907 partió a Inglaterra para continuar su formación académica. Pero fue allá, en el Reino Unido, donde experimentó por primera vez la militancia política y el activismo con un único fin: conseguir el sufragio femenino de las británicas, proeza alcanzada en 1918, dos años antes que en EEUU.
Alice Paul y su lucha por el voto de las inglesas
En Birmingham, Alice se inscribió en el Woodbroke Quaker Study Centre para estudiar Trabajo Social en 1907. Pero lo que verdaderamente marcó su estancia en el viejo continente fue su relación con Christabel Pankhurst y su madre, Emmeline, creadora de la Unión Social y Política de Mujeres (WSPU).
Entre 1908 y 1910, participó vivamente en las convocatorias de la WSPU, la mayoría de naturaleza violenta.
Las mujeres llevaron a la práctica su lema “Hechos, no palabras”, interrumpiendo el tráfico automotor y lanzando piedras y zapatos a las ventanas. Alice llegó a reconocerse como la autora material de más de 48 ventanas rotas.
Estas acciones las condujeron a la cárcel en más de una ocasión, donde iniciaron huelgas de hambre y las alimentaron a la fuerza. No se imaginaba que a su regreso a EEUU, pasaría por una experiencia dolorosamente similar.
De vuelta a EEUU
En 1910, Alice Paul se matriculó en la Universidad de Pensilvania y al mismo tiempo se unió a las filas de la NAWSA, la misma que presidió otra líder sufragista, Susan Anthony, entre 1892 y 1900. Le encomendaron la jefatura del Comité del Congreso de esta organización para trabajar en una enmienda del sufragio femenino a escala federal, de manera que se aprobara en todo el país y no estado por estado.
Inspirada en las tácticas de sus aliadas británicas Pankhurst, Alice y su equipo organizaron un desfile de más de 5.000 mujeres por la avenida Pennsylvania de la capital, Washington, el 3 de marzo de 1913. Específicamente, el día previo a la investidura de Wilson como presidente de EEUU.
Aunque la caminata empezó de forma pacífica -con la activista, Inez Milholland, a la cabeza del grupo montando a caballo – algunos transeúntes atacaron verbal y físicamente a las sufragistas. No obstante, el objetivo se había cumplido: copar los diarios con la noticia.
A partir de ese momento y hasta 1920, las manifestaciones no se detuvieron. Incluso, a pesar de la división que sufrió la NAWSA, cuando Alice y otras se separaron para fundar la Unión del Congreso en 1914, que renombraron como Partido Nacional de la Mujer (NWP) en 1916.
Los hechos frente a la Casa Blanca
Fue con el apoyo de esta nueva figura jurídica del NWP que las sufragistas estacionaron los piquetes frente a la Casa Blanca en 1917.
Tanto las autoridades como la NAWSA rechazaron las acciones de Alice Paul. Varias de las mujeres fueron encarceladas en Occoquan Workhouse, una cárcel ubicada en Virginia, por la supuesta “obstrucción del tráfico peatonal en las aceras”.
En respuesta, Alice y otras mujeres iniciaron huelga de hambre, que terminó con un episodio de tortura que Paul ya conocía de su paso por Inglaterra: recibieron comida a la fuerza, usando tubos por la nariz. Además, a Alice le hicieron una evaluación psiquiátrica para intentar declararla loca, pero el diagnóstico del médico fue todo lo contrario: estaba en su sano juicio.
La prensa se enteró de los tratos sufridos por las mujeres en la prisión, lo que ayudó a su liberación en noviembre de 1917. A los dos meses, en enero de 1918, el presidente Wilson anunció su respaldo a la enmienda constitucional como “medida de guerra” (era el último año de la Segunda Guerra Mundial).
La enmienda de la disputa
El 21 de mayo de 1919, la Cámara de Representantes aprobó la Decimonovena Enmienda a la Constitución de EEUU, mientras que el Senado hizo lo propio el 4 de junio de 1919.
La ratificación por estado empezó con Illinois el 10 de junio de 1919 (que reafirmó el 17 de junio) y terminó el 18 de agosto de 1920 con Tennessee, el último de los 36 estados necesarios para completarla.
La Decimonovena Enmienda se adoptó oficialmente el 26 de agosto de 1920, autorizando a 26 millones de mujeres estadounidenses a ejercer su derecho al voto en las elecciones presidenciales de ese año.
¿Qué dice la enmienda? “El derecho de los ciudadanos de Estados Unidos al voto no será negado o menoscabado por los Estados Unidos, ni por ningún estado, por motivos de sexo”.
ERA, la otra enmienda de Alice Paul
Si bien el sufragio fue un hito que se hizo realidad casi un siglo después, la igualdad total de las mujeres no estaba garantizada en la Carta Magna estadounidense. Alice Paul quería para ellas los mismos derechos que ellos disfrutaban (algo parecido a lo que pretendió Victoria Woodhull en su momento). En este sentido, redactó la Enmienda de Igualdad de Derechos (ERA) y la introdujo al Congreso en 1923.
En ERA se leía: “La igualdad de derechos en virtud de la ley no puede ser negada ni restringida por Estados Unidos ni por ningún estado por motivos de sexo”.
Hasta su aprobación en 1972, se presentó una versión de la ERA en cada sesión bienal del Congreso. Todavía es un asunto pendiente a nivel estatal.
Pese a ello, el NWP presionó al Congreso para que en 1964, durante el debate de la Ley de Derechos Civiles, el congresista de Virginia, Howard Smith, patrocinara una enmienda que agregara la palabra “sexo” al Título VII, en la sección que prohíbe la discriminación en el empleo.
En 1974, Alice sufrió un derrame cerebral que le causó la muerte el 9 de julio de 1977, con 92 años de edad.
Alice Paul puso fin a una lucha de casi 100 años. Un ciclo que, para algunos, no se ha sellado del todo: la equidad plena entre los sexos.
Así pensaba Alice Paul
- “Nunca habrá un nuevo orden mundial hasta que las mujeres sean parte de él”.
- “Nosotras, las mujeres de Estados Unidos, les decimos que Estados Unidos no es una democracia. A veinte millones de mujeres se les niega el derecho al voto”.
- “Difícilmente hay un campo, económico o político, en el que la política natural y desacostumbrada no sea ignorar a las mujeres… A menos que las mujeres estén preparadas para luchar políticamente, deben contentarse con ser ignoradas políticamente”.
- “El coraje en las mujeres a menudo se confunde con locura”.
- “Esta crisis mundial se produjo sin que las mujeres tuvieran nada que ver con eso. Si las mujeres del mundo no hubieran sido excluidas de los asuntos mundiales, las cosas de hoy podrían haber sido diferentes”.
Fuentes consultadas
- National Museum of American History: https://americanhistory.si.edu
- University de Houston: https://uh.edu
- American National Biography: https://www.anb.org
- Alice Paul Institute: https://www.alicepaul.org/who-was-alice-paul
- AARP: https://www.aarp.org
- The National Women’s History Museum: https://www.womenshistory.org