Es utilizada en hogares y restaurantes de todo el mundo, de tela o de papel, con diferentes tendencias y colores
Hoy en día la servilleta cobró un rol fundamental en todas las clases sociales, para retirar los residuos de la bebida y la comida de los labios y manos (Cortesía RitaE/Pixabay)
9 de julio de 2020 2:53 PM | José R. Flores A.
15 minutos. Un invento sencillo e incomprendido al principio, pero muy útil, fue confeccionado para limpiar las manos y los labios mientras se come. Mucha gente la usa en su mesa donde, dispuesta frente a cada persona, está destinada a ser manchada, muy delicada ella, aunque fuerte en su labor. Se trata de la servilleta -del francés serviette-, cuya creación se le atribuye a Leonardo Da Vinci (1452-1519).
En Estados Unidos (EEUU), la introducción de la servilleta -que se hizo como una alegoría a un pañuelo de papel-, en el mercado industrial fue a través de la Scott Paper Company en la década de 1930. Esta pertenecía al empresario estadounidense, Arthur Scott, haciéndose conocida en todo el país en la década de los años 50.
No obstante, la servilleta de papel fue conocida por primera vez en EEUU mucho tiempo antes. Exactamente, el 9 de julio de 1887, cuando se celebraba -desde esta fecha en adelante todos los años- una fiesta en la compañía de John Dickinson, a quien no se debe confundir con el Dickinson inventor o uno de los fundadores de la Patria estadounidense.
Aun cuando la servilleta tiene como autor a Da Vinci, uno de los polímatas más reconocidos de la historia, la idea sobre su uso -la Eidos de Platón- se remonta a los griegos, cuando los espartanos, alrededor del siglo VI a.C., se secaban las manos con una porción de paja a la que llamaron apomagdalie, que proviene de la palabra apomasso, y cuyo significado es limpiar. Dicha paja se cortaba en trozos pequeños de masa enrollada en la mesa para limpiarse los dedos.
En el tiempo de los romanos, la servilleta vendría a ser un lienzo de varios tamaños que denominaban mappae, utilizada para limpiarse las manos al terminar de comer. Nada diferente de la idea primigenia de los antiguos griegos.
Con la desaparición del imperio romano se fue consigo la servilleta (mappae) y el mantel, con el cual los primitivos romanos daban rienda suelta a limpiar sus manos y boca luego de comer.
La herramienta de limpieza vuelve en 1491, desde el pensamiento del arquetipo del “hombre del Renacimiento”, Leonardo Da Vinci.
Da Vinci, tras ser nombrado por Ludovico Sforza (Duque de Milán), Maestro de Festejos y Banquetes, un día, sorprendido, dijo que “al inspeccionar los manteles de mi señor Ludovico, luego que los comensales abandonaron la sala de banquetes, hállome contemplando una escena de tan completo desorden y depravación, más parecida a los despojos de un campo de batalla que a ninguna otra cosa, que ahora considero prioritario, antes que pintar cualquier caballo o retablo, la de dar una alternativa” (del libro Notas de Cocina de Leonardo Da Vinci).
El multifacético Da Vinci continúa diciendo que “ya he dado con una. He ideado que a cada comensal se le dé su propio paño que, después de ensuciado por sus manos y su cuchillo, podrá plegar para de esta manera no profanar la apariencia de la mesa con su suciedad. Pero ¿cómo habré de llamar a estos paños? ¿Y cómo habré de presentarlos?”, se preguntaba el italiano, en su libro Notas de Cocina.
Obviamente, hasta este punto, sabemos que se trata de la peculiar servilleta. Antes de su creación, según el propio Da Vinci en el citado libro, describe que, para Ludovico era “costumbre” amarrar conejos vivos con cintas a las sillas de los invitados, lo que tenía por finalidad limpiar las manos llenas de grasa. Para el renacentista, esta acción era inapropiada en el tiempo y “la época en que vivimos”.
Aunque parezca increíble, el invento en aquella época fue incomprendido, nadie tenía una noción clara del objetivo con el cual Leonardo lo ofreció a los comensales.
Es así que, en un testimonio del embajador florentino, Pietro Alemanni, relató: “Nadie sabía cómo utilizarlo o qué hacer con él. Algunos se dispusieron a sentarse sobre él. Otros se sirvieron de él para sonarse las narices (…)”. El mantel quedaba sucio como en las oportunidades anteriores. Por tal motivo, el florentino se sentía sin esperanzas de que su invención permaneciera en el tiempo (del libro Notas de Cocina de Leonardo Da Vinci).
Sin embargo, en el siglo XVII, la servilleta se extendió por toda Europa, y de manera considerable, en la misma Italia, donde nació su autor.
Hoy en día, la servilleta tiene un rol fundamental en todas las clases sociales, para retirar los residuos de la bebida y la comida de los labios y manos, y durante y después de ingerir los alimentos o en postres. La servilleta es utilizada en hogares y restaurantes de todo el mundo, de tela o de papel, con diferentes tendencias y colores, para fines específicos del arte gastronómico.
Existen diferentes tamaños y medidas de servilletas, para múltiples propósitos en las formas culinarias.
Cuando vayas a un evento de gala, es menester que el anfitrión levante su servilleta de tela por encima del plato, para que los comensales repitan la acción y se dé inicio al banquete. ¡Buen apetito!
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