15 minutos. Piensa muy bien la siguiente pregunta: ¿algún fumador que conozcas te ha confesado que no le desagrada el olor de un cigarrillo encendido? La respuesta posiblemente sea negativa. Y tiene un porqué. Entre las miles de sustancias químicas presentes en el humo del tabaco (el producto más consumido en cigarrillos) están la nicotina, ácido cianhídrico, formaldehído, plomo, arsénico, amoniaco, uranio (sí, leíste bien) y monóxido de carbono, muchas de las cuales huelen mal. Fumar no solo altera tu sentido del olfato: también daña la salud de tu cuerpo. Desde la piel hasta las células. Nada se le resiste.
Anualmente, se producen más de 8 millones de muertes asociadas al tabaco. De ese total, 7 millones se deben al consumo directo del tabaco y cerca de 1,2 millones al humo ajeno, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero no todas son malas noticias. A este asesino sigiloso lo puedes derrotar con fuerza de voluntad y mucha información.
Este domingo 31 de mayo se celebra el Día Mundial Sin Tabaco, una oportunidad bastante propicia para explicarte las 5 verdades que te ayudarán a dejar un hábito tan peligroso como fumar cigarrillo o cualquier otro derivado del tabaco.
1. Mientras más fumes, peor
Se presume que la inmensa mayoría de las sustancias químicas del tabaco se generan durante la combustión de las hojas de la planta (Nicotiana tabacum). Cuando ingresan a las vías respiratorias producen tanta mucosidad, que el fumador se ve obligado a toser para expulsarla; esto se conoce como bronquitis crónica.
“Con el tiempo, las vías respiratorias se obstruyen por tejido cicatrizado y mucosidades, lo cual puede resultar en infecciones pulmonares graves”, informó Nathalie Fuentes*, investigadora posdoctoral de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos (EEUU), en entrevista exclusiva para 15 minutos.
La capacidad pulmonar de los fumadores es otra de las víctimas del tabaco. De acuerdo con Fuentes, los alvéolos del pulmón -que son los pequeños sacos llenos de aire que nos ayudan a respirar- “se desintegran, creando sacos más grandes pero en menor cantidad, lo que dificulta la circulación del oxígeno en la sangre. A esto se le conoce como enfisema”, dijo.
Como consecuencia de toda esta avalancha de problemas, puede aparecer la temida Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), térmico empleado para referirse a un conjunto de patologías respiratorias progresivas, es decir, que no mejoran con el tiempo. “El riesgo de EPOC se eleva mientras más se fume y cuánto más tiempo se haga, y no tiene cura”, precisó Fuentes. Adicionalmente, fumar puede empeorar otras condiciones preexistentes, como la pulmonía y el asma.
Sin aire
Los pacientes con EPOC pueden fallecer, ya que “disminuye la capacidad ventilatoria, es decir, de obtener el oxígeno que va del aire a la sangre y oxigenar de esta forma los tejidos del organismo”. Así lo señaló Patricia Silveyra, directora del Laboratorio Bioconductual de la Universidad de Carolina del Norte de EEUU.
Silveyra lidera un equipo de investigación que estudia los mecanismos de inflamación que se activan en las células del sistema inmunológico -de los pulmones y del epitelio pulmonar- cuando se inhalan contaminantes ambientales. Vale decir: polución (gases y partículas), humo de cigarrillo, combustión de madera (chimeneas, incendios) y cigarrillos electrónicos.
“Nuestra investigación se centra en estos mecanismos tanto en el pulmón sano como en el pulmón de personas que sufren de asma, enfisema, bronquitis, fibrosis quística y EPOC”, afirmó Silveyra.
2. No todo se queda en el pulmón
En general, los pulmones son vulnerables a las reacciones alérgicas y esto se debe a que “respiramos grandes cantidades de antígenos suspendidos en el aire, como pólenes, ácaros, hongos y sustancias químicas, incluyendo el humo del tabaco”, acotó la científica de los NIH, Nathalie Fuentes.
En su laboratorio, Fuentes estudia el efecto que dichos alérgenos tienen sobre el músculo de las vías respiratorias, a fin de “descubrir y desarrollar terapias específicas para tratar los diferentes tipos de asma”. Su metodología incluye “una combinación de modelos celulares (in vitro) y animales (in vivo) y el análisis de pacientes asmáticos”.
Para la especialista de los NIH, los pacientes alérgicos expuestos continuamente a un alérgeno “desarrollan una inflamación prolongada en las vías respiratorias y una tendencia a que la enfermedad empeore”.
Pero el consumo de tabaco puede afectar otros órganos y tejidos extrapulmonares.
“Es un factor de riesgo importante de enfermedades no transmisibles, como las cardiovasculares, el cáncer y la diabetes”, acotó Fuentes.
Por su parte, la profesora de la Universidad de Carolina del Norte, Patricia Silveyra, aseguró que el monóxido de carbono del humo del tabaco es capaz de traspasar los pulmones y llegar hasta la sangre, provocando serios daños en el sistema vascular, “lo que dificulta el transporte de oxígeno a las células. La nicotina también actúa en las áreas del cerebro que controlan el corazón, alterando la frecuencia cardiaca y contribuyendo con las enfermedades cardiovasculares”.
Además, el cigarrillo causa diferentes tipos de cáncer. La lista de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EEUU contempla: vejiga, sangre (leucemia mieloide aguda), cuello uterino, colon y recto, esófago, riñón y pelvis renal, hígado; pulmones, bronquios y tráquea; boca y garganta, páncreas, estómago y laringe.
Igualmente, fumar “afecta la piel, causando envejecimiento prematuro; los huesos (osteoporosis), la boca (cáncer, inflamación de encías, manchas y daños en los dientes, mal aliento) y la garganta (cáncer, problemas en la voz)”, informó Silveyra. Incluso, puede ocasionar problemas de infertilidad en hombres y mujeres.
3. Las mujeres son las más perjudicadas
Según la OMS, las mujeres fuman menos que los hombres, pero la brecha se está cerrando debido al incremento del número de adolescentes femeninas que incursionan en el mundo del cigarrillo. En EEUU sucede igual: los hombres fuman más tabaco que las mujeres, independientemente de la edad.
A pesar de las estadísticas, “las mujeres son más susceptibles a la enfermedad respiratoria y enfermedad coronaria asociadas al tabaco”, dijo Silveyra.
El panorama no cambia cuando se trata de cáncer, añadió Silveyra. Este “es diagnosticado en más mujeres jóvenes que en hombres, a pesar de que los hombres fuman más cigarrillos en promedio y comienzan a una edad más temprana”.
Las diferencias igualmente se observan en los pacientes con EPOC. “En los países más desarrollados, ya hay mayor proporción de mujeres con EPOC que hombres. Además, las mujeres con EPOC tienen mayor riesgo de ser hospitalizadas y de morir por falla respiratoria y otras comorbilidades asociadas con EPOC”, precisó Silveyra.
Entretanto, Fuentes hizo mención de un estudio científico donde se reportó mayor vulnerabilidad de las mujeres a los efectos nocivos del tabaco en contraste con los hombres. Específicamente, se observaron cinco resultados al respecto: “Efecto negativo sobre el desarrollo del pulmón, función pulmonar más baja, mayor respuesta inmunológica y bronquial, mayor tasa de hospitalización por EPOC y aumento en el riesgo de desarrollar síntomas respiratorios”.
Ahora bien, el por qué ellos fuman más que ellas pudiera deberse a diferencias fisiológicas y culturales, indicó Silveyra. En relación a lo primero, se ha notado que el sistema de “recompensa” se activa más en el cerebro masculino que en el femenino, pero también hay indicios de menor adicción a la nicotina por parte de las mujeres. Con respecto a lo segundo, se afirma que el hombre fumador “es más aceptado por la sociedad”.
4. Los síntomas de COVID-19 se agravan si fumas
Los adictos al tabaco vieron luz al final del túnel cuando el neuorobiólogo Jean-Pierre Changeux, del Instituto Pasteur de París y miembro de la Academia de las Ciencias de Francia, anunció recientemente que la nicotina podría evitar el contagio del nuevo coronavirus SARS-CoV-2.
¿Cómo se llegó a esa hipótesis? Supuestamente, la nicotina “podría adherirse a los receptores celulares, impidiendo que el virus entre a las células y se propague en el cuerpo, además de ayudar a prevenir las tormentas de citoquinas que influyen en el sistema inmunológico”, aclaró Fuentes.
Los experimentos sugirieron que la nicotina pudiera estar bloqueando “el receptor ACE-2 y así interferir con la entrada del virus. Sin embargo, no se conoce si esto sucede fisiológicamente en el pulmón humano, o si el efecto observado en Francia fue mera casualidad”, aclaró Silveyra.
De acuerdo con Silveyra, otros estudios reflejaron que fumar “aumenta la expresión de la enzima ACE-2, la cual es utilizada por el virus SARS-CoV-2 durante el proceso de infección”.
Para demostrar o descartar los efectos de fumar nicotina sobre el coronavirus, los científicos franceses iniciaron estudios preclínicos con parches de nicotina entre trabajadores de la salud. “Pero la realidad es que aun hay mucho que investigar”, señaló Fuentes. “El ministro francés insistió en pedir a los ciudadanos que no se automediquen ni consuman nicotina”.
Ante el revuelo causado por esta noticia, la OMS emitió un comunicado afirmando que “los fumadores tienen más probabilidades de desarrollar síntomas graves en caso de padecer COVID-19, en comparación con los no fumadores (…). La OMS insta a investigadores, científicos y medios de comunicación a ser prudentes y evitar difundir la idea no probada de que el tabaco o la nicotina podrían reducir el riesgo de padecer COVID-19”.
5. El tabaco también erradica la biodiversidad no humana
Como si todo lo que leíste hasta aquí no fuese suficiente, debes saber que fumar es tan dañino para las personas como para el resto de la diversidad biológica. Y no es una exageración.
Al año, llegan a las basuras del mundo unos 4,5 billones de colillas de cigarrillo, convirtiéndose en el “objeto” que más se tira como desperdicio. “Un porcentaje significativo de esas colillas terminan en nuestros océanos y playas”, refirió en 2017 el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Si tienes mascotas, entonces la preocupación crece. La veterinaria de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EEUU, Carmela Stamper, aseguró que “fumar no solo es perjudicial para las personas; también es perjudicial para las mascotas. Si hay 58 millones de adultos y niños no fumadores expuestos al humo del tabaco, imagínense cuántas mascotas hay expuestas al mismo tiempo”.
La experta de la FDA no se refería exclusivamente al humo del cigarrillo que permanece suspendido en el aire. “Al igual que los niños, los perros y los gatos pasan mucho tiempo en o cerca del piso, donde los residuos del humo del tabaco se concentran en el polvo de la casa y las alfombras. Entonces estos residuos pasan a su pelaje. Los perros, los gatos y los niños no solo respiran estas sustancias dañinas, también pueden ingerirlas al lamer el pelo, la piel y la ropa de sus dueños”, dijo Stamper.
Para Fuentes, la presunción es perfectamente válida. “El sistema respiratorio de los animales es muy similar al nuestro, con lo cual no es extraño que el humo del tabaco les afecte de forma indirecta”, aseveró la investigadora de los NIH.
Silveyra, por su parte, afirmó que los modelos animales “sufren daños similares en sus órganos que los humanos. Por ende, no me sorprendería que las mascotas se vean afectadas por exposición de segunda mano”.
Lo que ganas…
Y no creas que estás a salvo por no fumar sino vapear. Según la OMS, “los dispositivos que calientan el tabaco exponen a los usuarios a emisiones tóxicas similares a las que se encuentran en el humo de un cigarro, muchos de los cuales pueden causar cáncer. Además, los cigarrillos electrónicos, por sí solos, están asociados a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, trastornos pulmonares y efectos adversos sobre el desarrollo del feto durante el embarazo”, reportaron varios medios de comunicación el pasado 26 de mayo.
Si estas 5 verdades no te ayudan, tal vez sea conveniente que sepas lo que le ocurre a tu cuerpo cuando abandonas el tabaco. En palabras de la OMS: “A los 20 minutos de dejar de fumar se reducen la tensión arterial y la frecuencia cardíaca elevadas“, afirmó la organización. Pasadas las 12 horas, “el nivel de monóxido de carbono en el torrente sanguíneo vuelve a la normalidad. A las 2-12 semanas, mejoran la circulación y la función pulmonar. A los 1-9 meses se reducen la tos y la disnea”. Entonces, ¿preparado para dar el primer paso?
* Las opiniones vertidas en este artículo son responsabilidad de los autores en capacidad personal y no representan, necesariamente, el sentir de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), el Departamento de Salud y Servicios Humanos, o el Gobierno de los Estados Unidos.