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Adiós al ícono de los derechos civiles en EEUU: Ruth Bader Ginsburg

No solo fue una luchadora por los derechos de la mujer: también dejó claro su amor por el arte y un estilo muy particular de la moda, pues la utilizó como un medio de expresión

Esta magistrada fue la segunda en llegar a la máxima instancia judicial de EEUU (EFE/EPA/Erin SCHAFF)

15 minutos. El funeral de Ruth Bader Ginsburg fue un acto que honró su personalidad. Sencillo pero al mismo tiempo solemne. Además, sirvió para subrayar su eterna lucha por los derechos civiles, al ser la primera mujer que estuvo en capilla ardiente y la primera persona judía velada con honores de Estado en el Congreso de Estados Unidos (EEUU).

Y es que esta magistrada, la segunda en llegar a la máxima instancia judicial de EEUU, siempre estuvo movida por realizar su trabajo con exactitud, limpieza, y sobre todo, teniendo presente el sentido de justicia.

La opulencia no fue una característica en ella. Ni siquiera su físico podía utilizarlo para ello, pues apenas superaba el metro y medio de estatura.

Sobriedad solemne

Aunque fue la primera de su promoción, no pudo obtener un empleo fácilmente y se dedicó a la docencia. Su nombre aparece entre las fundadoras del Proyecto de Mujeres de la Unión para las Libertades Civiles en América.

En 1954, Ruth Ginsburg contrajo matrimonio con Martin D. Ginsburg, con quien tuvo 2 hijos y compartió deberes dentro del hogar.

Adiós al ícono de los derechos civiles en EEUU: Ruth Bader Ginsburg
Muchos mostraron sus respetos (EFE/EPA/Erin SCHAFF)

El escenario de su funeral no podía ser más sobrio pero imponente. Se realizó en un lugar igualmente importante para los norteamericanos, el Statuary Hall, con sus 35 estatuas alrededor y el catafalco que recibió el cuerpo del asesinado presidente, Abraham Lincoln, donde reposan los restos de Ginsburg.

La bandera de EEUU cubrió el ataúd que recibieron representantes de las Fuerzas Armadas vestidos con uniforme de gala y quienes también lo trasladaron al día siguiente hasta la carroza fúnebre, mientras descendía por las escaleras flanqueado por 2 filas de mujeres.

La ceremonia religiosa tuvo relevancia femenina. La rabina, Lauren Holtzblatt, de la sinagoga conservadora Adas Israel de Washington D.C. y una de los 32 rabinos más inspiradores de EEUU, recitó oraciones durante la ceremonia. En su discurso, la religiosa expresó: “Este fue el trabajo de toda la vida de la juez Ginsburg, insistir en que la Constitución cumpliera su promesa de que incluyera a todo el pueblo”.

La mezzo-soprano estadounidense, Denyce Graves, interpretó 2 melodías acompañada por la pianista, Laura Ward.

Fanática de la música

Pero esta presentación fue mucho más allá de lo protocolar. Para Ruth Ginsburg, la música resultaba algo esencial en su vida. Tocaba el piano y el cello, pero sentía una pasión especial hacia la ópera. Sus conocimientos musicales influyeron en que alguien la renombrara Notorious RBG.

Jeffrey Rosen, autor de Conversaciones con RBG: Ruth Bader Ginsburg sobre vida, amor, libertad y ley, destacó que "se permitió sentir las emociones con tanta intensidad que esencialmente se fusionó con la música", lo que confirma su sofisticado conocimiento del arte.

Adiós al ícono de los derechos civiles en EEUU: Ruth Bader Ginsburg
Ruth Ginsburg (Cortesía Twitter @BBCSportScot)

Pero su afición por la ópera no quedó en ser solo una espectadora. Según una nota del Philadelphia Inquirer, en 2016, se aventuró al escenario en el papel de la duquesa de Krakenthorp, uno de los personajes de La hija del Regimiento, de Gaetano Donizetti, en una producción de la Ópera Nacional de Washington.

Esto denota la gran sensibilidad de esta mujer, hija de padre ruso y madre polaca, cuya potencialidad interior superaba su físico. El teatro y todo lo que representaba la hacían vibrar. A través de la cultura, los seres humanos logran encontrar ese camino que conduce al respeto por la dignidad de los demás, a valorar sus derechos y a compartir deberes.

Hay que destacar que Ruth Ginsburg falleció la víspera del Rosh Hashaná, año nuevo judío, que según la tradición, tiene un significado: sugiere que aquellas personas muy justas que mueren con el cierre del año eran necesarias hasta el final de ese período.

Como patrimonio queda el trabajo legal innovador de Ginsburg en el campo de las libertades civiles y los derechos de las mujeres. Su labor fue reconocida en 2018 por la Genesis Prize Foundation.

La magistrada de los jabots

Pero así como la magistrada demostró que la música es esencial para el espíritu, también dejó ver que en su lucha por la igualdad de la mujer no incluía parecerse a los hombres. La moda sirvió no solo como un símbolo de coquetería, sino como una manera de expresarse.

Si bien en su vestuario podían encontrarse piezas de importantes diseñadores internacionales, estaban los jabots o cuellos que utilizaba a manera de collar y que procedían de muchas partes del mundo.

Cuando ingresó al Tribunal Supremo, sintió que el machismo no estaba solamente en el número de magistrados, sino que todo estaba concebido para los hombres. Entonces, quiso hacerse sentir. Para ello, intervino la vestimenta oficial, que es la toga. Y aparecieron los cuellos.

Para explicarlo, recurramos a sus propias palabras, recogidas en el documental RBG: “La toga estándar está diseñada para los hombres, porque deja un espacio para que se vean la camisa y la corbata, así que Sandra Day O’Connor (la primera mujer juez que ingresó al alto tribunal) y yo pensamos que sería apropiado incluir como parte de nuestro atuendo algo más típico de una mujer”.

Estos collares estaban confeccionados en encaje, tejidos, pasamanería, una prenda que podía revelar la delicadeza de la mujer pero que para nada disminuía su poder ni su voz. Para ella, la moda era otra expresión del arte.

En el retrato oficial que se hizo con Brett Kavanaugh, el recién nombrado juez de la Corte Suprema, Ruth Ginsburg seleccionó el jabot Pegasus de la firma Stella & Dot, cuyo aspecto de armadura puntiaguda daba a entender su desaprobación ante ese nombramiento. También estaba otro cuello tejido con detalles dorados. Su uso significaba que anunciaba una decisión de la Corte.

Pero entre todos había uno favorito, el blanco de tejido al más puro estilo ganchillo, procedente de Suráfrica. Lo cierto es que este accesorio, para sus admiradores, es un verdadero objeto de culto.

Ruth Ginsburg, inspiradora

Otras piezas que abundaron en su guardarropa fueron los guantes de malla, las chaquetas bordadas y las zapatillas de tacones plateados. Para ella, el ser femenino es un derecho y llegar a ocupar un alto cargo no obliga a dejar esa feminidad de lado y optar exclusivamente por un pantalón.

Los homenajes a esta líder después de conocerse su deceso no se quedaron en Washington. Igualmente, en la Gran Manzana, un admirador anónimo colocó un cuello blanco tejido, muy parecido a uno de sus favoritos, a la estatua conocida como la Niña sin Miedo, ubicada en el exterior de la Bolsa de Nueva York.

En 2015, Ruth Bader Ginsburg estuvo entre las 100 personalidades más influyentes del mundo. En 2012, fue nombrada Mujer Glamour del Año.

Libros y películas narran su historia y sus acciones. Hoy su imagen se agiganta. Es un faro para aquellos que continúan buscando que los derechos civiles estén al alcance de todos y desnudando la discriminación oculta en las propias leyes. Estas, a veces, como ella misma lo expresó, son las rejas que encasillan los roles de los seres humanos.

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