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Racismo contamina la campaña electoral de EEUU

Demócratas y republicanos se juegan la carta racista, en un intento de captar a sus públicos objetivos

Washington (United States), 30/07/2019.- US President Donald J. Trump responds to a question from the news media as he walks to board Marine One on the South Lawn of the White House in Washington, D.C., 30 July 2019, as he departs for Williamsburg, Va. to deliver remarks at the 400th Anniversary of the First Representative Legislative Assembly. The First Representative Legislative Assembly was the first representative governing body to meet in North America. It continues to meet to the present day. (Estados Unidos) EFE/EPA/PETE MAROVICH

15 minutos. Han transcurrido 156 años desde la Proclama de Emancipación de los esclavos en Estados Unidos y 64 desde el inicio del movimiento por los derechos civiles, no obstante el racismo sigue vivo en territorio estadounidense. Esta realidad se evidencia en la actual carrera por la Casa Blanca, donde el racismo contamina la campaña electoral estadounidense.

Pero a un año del fin de la segunda década del siglo XXI, el racismo en EEUU es una moneda de dos caras que de tiempo en tiempo se hace sentir con focos de violencia y protestas en zonas mayoritariamente habitadas por minorías étnicas.

En la actualidad, el racismo norteamericano no es problema que enfrenta exclusivamente a blancos y negros. Por el contrario, en un dilema con múltiples aristas que enfrenta a blancos, negros, latino, asiáticos, judíos y árabes, entre otros. Este enfrentamiento social se amplía con la intolerancia religiosa, la xenofobia y la homofobia.

Según Trump, Baltimore es uno de los distritos peor gestionados de EEUU.
Shawn Thew / EFE

Baltimore Vs. Honduras

El más reciente ejemplo de la penetración del racismo en la campaña electoral lo ha protagonizado el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. El mandatario volvió a atacar la ciudad de Baltimore, en un intento por desprestigiar a Elijah Eugene Cummings, miembro de la Cámara de Representantes del Congreso por el distrito de Baltimore, en Maryland.

Según Trump,  Baltimore se perfila como una ciudad incluso más violenta que Honduras, país centroamericano que tiene una de las tasas de homicidio más alta del mundo.

"Resulta que Baltimore es de los peores casos", dijo el mandatario en una entrevista con el diario The Washington Post este martes.

"Si uno lo mira estadísticamente... el número de tiroteos, el número de crímenes, el número de todo - esta mañana escuché una estadística, Baltimore es peor que Honduras, okey?".

Baltimore es una ciudad habitada mayoritariamente por afroamericanos.

En unos de sus acostumbrados tuits, Trump expresó: “los números de Baltimore son los peores en los Estados Unidos en materia de delincuencia y economía. Se han bombeado miles de millones de dólares a lo largo de los años, pero fue en vano. El dinero fue robado o desperdiciado. Pregúntele a Elijah Cummings a dónde fue. ¡Debería investigarse a sí mismo con su Comité de Supervisión!”

En 2017, según datos del Buró Federal de Investigaciones​ (FBI, por sus siglas en inglés), las últimas cifras disponibles, Baltimore, con una población de 600.000 personas, tenía una tasa de 55,8 homicidios cada 100.000 habitantes, destacó AFP.

Mientas que Honduras, con una población de más de 9 millones habitantes, registró 41,2 homicidios cada 100.000 habitantes en 2018. Pero San Pedro Sula, segunda ciudad en importancia de la nación centroamericana, figuró entre las ciudades más violentas del mundo en un informe de noviembre pasado del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con más de 80/100.000 asesinatos.

El menos racista

El enfrentamiento entre Trump y el represente Cummings se hizo evidente cuando este último cuestionó la política migratoria adelantada por el Presidente y criticó la gestión de los asentamiento de inmigrantes en la amplia frontera sur de Estados Unidos.

En su momento, Trump (@realDonaldTrum) le respondió a Cummings con el siguiente hilo en Twitter: “El representante Elijah Cummings se ha mostrado como un matón brutal, gritando y gritándole a los grandes hombres y mujeres de la Patrulla Fronteriza sobre las condiciones en la frontera sur, cuando en realidad su distrito, Baltimore, es MUCHO PEOR y más peligroso".

Y agregó: "Su distrito es considerado el peor en los Estados Unidos... Como se demostró la semana pasada durante una gira del Congreso, la frontera es limpia, eficiente y bien gestionada, muy concurrida. El distrito de Cumming es un desastre infestado de ratas y roedores. Si pasara más tiempo en Baltimore, tal vez podría ayudar a limpiar este lugar muy peligroso y sucio”.

Reacción pública

Inmediatamente la opinión pública reaccionó y calificó el comentario de Trump como un ejemplo de más su tendencia racista.

El Presidente de Estados Unidos también ha tenido enfrentamiento con otros tres congresistas demócratas de minorías étnicas, críticos a su gestión, a los que invitó a regresar a sus países de origen si tan mal les parecía Estados Unidos.

La respuesta de Cumming no se hizo esperar y en su cuenta en Twitter (@RepCummings) expresó: “Le ruego al pueblo estadounidense que preste atención a lo que está sucediendo. Porque si quieres tener una democracia intacta para tus hijos, y los hijos de tus hijos, y las generaciones aún no nacidas, tenemos que proteger este momento... este es nuestro reloj”.

Nancy Pelosi rechazó los comentarios contra Cummings. Erik S. Lesser / EFE

También con Twitter como escenario, Nancy Pelosi (@SpeakerPelosi), presidenta de la Cámara de Representantes, salió en defensa de Cumming y argumentó: “@RepCummings es un campeón en el Congreso y en el país por los derechos civiles y la justicia económica, un líder querido en Baltimore y un colega muy apreciado. Todos rechazamos los ataques racistas contra él y apoyamos su firme liderazgo”.

Pese a todo, Trump aseguró ante los periodistas que cubren la Casa Blanca que es “la persona menos racista del mundo”.

Problema de origen

La elección de Barack Obama como Presidente de Estados Unidos pareció evidenciar que la división racial comenzaba a ser un asunto del pasado. Pero la realidad ha demostrado lo contrario.

"El hecho de que estemos polarizados racialmente como lo estamos ahora revela que la elección de una persona negra para la presidencia no es la panacea para la solución de los problemas raciales de Estados Unidos (…)"Estos son temas sistémicos y duraderos que han estado presentes desde el nacimiento del país”, sostiene Andrea Gillespie, profesora asociada de Ciencia Política en la Universidad Emory.

Consciente de ello, Trump no ha tenido reparo en explotar políticamente la identidad política blanca, un elemento central de su estrategia para la reelección.

Después de Obama

Según Gillesspie, el ascenso de Trump al poder es una consecuencia directa de la presidencia de Barack Obama. "No creo que hayan predicho el ascenso de Donald Trump, aunque no es demasiado sorprendente desde el punto de vista histórico (…) Si nos movemos en una dirección, tendremos el contramovimiento", sostuvo.

La Guerra Civil (1861-65) que llevó a la emancipación de los esclavos fue seguida de un período conocido como Reconstrucción, que implicó el reintegro de los estados del sur a la Unión y de los negros a la sociedad.

No obstante, duró poco lo obtenido por los negros en la Reconstrucción, y se revirtió durante la era de la segregación racial iniciada a fines del siglo XIX que duró hasta las leyes de los derechos civiles y derechos de votación de los años 60.

Contra la norma

Desde entonces, los políticos estadounidenses han tenido cuidado en lo que respecta a los temas de raza. Pero Trump no.

"El movimiento por los derechos civiles creó algunas normas contra decir cosas abiertamente racistas", dijo Celeste Montoya, profesora asociada de Estudios de la Mujer y de Género en la Universidad de Colorado. "Trump rompió esas normas", afirmó.

Sin embargo, aunque es el más notorio por su tendencia a provocar, Trump no es el único embarcado en la diatriba racial.

La senadora Kamala Harris, una de los dos candidatos de raza negra en la carrera demócrata, creció en las encuestas tras atacar al exvicepresidente demócrata y aspirante Joe Biden por sus posturas raciales.

El voto negro

La defensa demócrata a las minorías negras no es gratuita. Estos necesitan el voto negro para retomar la Casa Blanca.  "Si los demócratas no logran que los votantes negros acudan a las urnas, no van a ganar la elección", considera Gillespie.

Una realidad que Trump comprende muy bien. Consciente de que el racismo es una moneda de dos caras, a las acusaciones de racismo reaccionó con más acusaciones.

Según el Presidente, "los demócratas siempre juegan la Carta Racial cuando, de hecho, han hecho tan poco por la gran gente afroamericana de nuestro país”.

“Hablando de fallar, alguien ha visto lo que está sucediendo en el distrito de Nancy Pelosi en San Francisco. Ni siquiera es reconocible últimamente. Hay que hacer algo antes de que sea demasiado tarde. ¡Los demócratas deberían dejar de perder el tiempo en el Hoax Hunt Hunt y comenzar a enfocarse en nuestro país!”, comentó el Presidente.

Y agregó: “Alguien explíquele a Nancy Pelosi, quien recientemente fue llamada racista por los miembros de su propio partido, que no hay nada de malo en resaltar el hecho obvio de que el congresista Elijah Cummings ha hecho un trabajo muy malo para su distrito y la ciudad de Baltimore”


Trump y Sharpton, mantuvieron una estrecha relación en el pasado. Michael Reynolds /EFE

Para completar sus argumentos, Trump expresó recientemente que reverendo afroamericano Al Sharpton “¡Odia a los blancos!”, y lo calificó de estafador.

A dicho comentario, Sharpton respondió que si fuese estafador debería estar en el equipo de gobierno de Trump.

Ambos, Trump y Sharpton, mantuvieron una estrecha relación en el pasado.

Municiones para el enemigo

Mientras demócratas y republicanos se juegan la carta racista, pierden de vista que estos enfrentamiento no  hacen más que darle municiones al enemigo, argumentos para aquellos que ven en Estados Unidos el enemigo a vencer.

No en balde, en el recientemente finalizado Foro de Sao Paulo, celebrado en Caracas, Venezuela, se emitió una declaración contra las "agresiones sistemáticas" del imperialismo.

Los 500 delegados asistentes, además se comprometen a luchar contra "el patriarcado, la xenofobia, el racismo, la criminalización de la migración y, en general, contra cualquier forma de discriminación por motivos étnicos, religiosos, de género u orientación sexual”.

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