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Claves sobre el segundo Brote de ébola más letal en RD Congo

Un virus moderno descubierto hace tan solo 43 años

Una vez infectado, el virus se multiplica y va atacando a los órganos. (Bhossfeld/ Pixabay)

15 minutos. Desde que se declaró la epidemia de ébola hace un año en el noreste de la República Democrática del Congo (RDC), la enfermedad causó 1.813 muertos y 2.701 contagios, y se constituyó en el segundo peor brote de la historia y el primero localizado en una zona en conflicto.

  • ¿Qué es el ébola y cómo se contagia?

El ébola es un virus moderno descubierto hace tan solo 43 años, en 1976, en el propio Zaire (actual RDC). El ser humano no es un portador natural de este virus, sino que le fue transmitido por animales salvajes como monos y murciélagos.

Este virus no se contagia por el aire. Las personas se infectan por contacto directo con líquidos y fluidos corporales (sangre, secreciones o vómitos) de personas ya enfermas o por el contacto con objetos ya contaminados.

“Si lo comparas con una gripe común, la tasa de contagio (del ébola) es muy inferior, pero el riesgo de muerte es mucho más alto”, asegura a Efe, desde la localidad congoleña de Goma, la coordinadora para el ébola de la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR), Nicole Fassina.

De hecho, si la otra persona no presenta síntomas, el nivel de contagio es prácticamente nulo. El problema es que si no se detecta a tiempo y no se trata en un centro especializado, la tasa de mortalidad es muy alta y la muerte llega en muy pocos días.

  • ¿Cómo afecta este virus al cuerpo humano?

El ébola destruye en muy poco tiempo el sistema inmunológico del enfermo. Una vez infectado, el virus se multiplica y va atacando a los órganos.

“Toda la parte muscular es lo primero que se ve afectado”, explica por teléfono a Efe el experto en ébola de Médicos Sin Fronteras (MSF), Luis Encinas.

Luego, a cada persona le ataca de forma diferente, pero hay síntomas comunes muy visibles: “una fiebre alta en casi el 90 % de los casos, dolores de cabeza muy importantes y dolor de espalda, muscular”, asevera este experto. El problema es que muchos de estos síntomas son muy parecidos a los de la malaria.

Los pacientes son aislados y tratados por sanitarios bajo trajes de protección completos, los ya característicos trajes amarillos.

Los tratamientos contra el ébola siguen siendo experimentales y solo un tipo de vacuna -la rVSV-ZEBOV, de la farmacéutica Merck- se está usando actualmente para prevenir este brote en RDC, con una tasa de efectividad del 97 %, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Esta vacuna, que permite crear anticuerpos, ayuda a los contagiados en su primera fase, pero la única cura sigue siendo “proteger tremendamente a tu gente, ir a un centro terapéutico en las primeras horas de los primeros síntomas cuando has tenido contacto con un paciente de ébola y tener un tratamiento”, dice Encinas.

Ahora mismo hay cuatro fármacos que se usan según cada paciente, de forma aislada o combinados.

  • ¿Son habituales los brotes de ébola?

En toda su historia, el Congo padeció diez de brotes. El actual fue declarado solo una semana después de que el Gobierno de la RDC anunciara el fin de una epidemia anterior en la provincia de Ecuador, en el noroeste del país (a 2.500 kilómetros de distancia), que duró apenas 3 meses y dejó 33 fallecidos en 54 casos.

Goma cuenta con numerosos puntos de control sanitarios. (Patricia Martínez/ EFE)

A pesar de que el ministerio de Sanidad congoleño declaró oficialmente el brote el 1 de agosto del año pasado, los primeros casos podrían remontarse hasta mayo, cuando los medios locales hablaban de pacientes con una “enfermedad desconocida” que al principio pensaban que era “cosa de brujería”.

El peor de los brotes de ébola a nivel mundial fue declarado en marzo de 2014 en Guinea-Conakri -con casos que se remontan a diciembre de 2013-, país desde el que se extendió con virulencia a Sierra Leona y Liberia; con un registro de más de 11.300 muertes y 28.500 contagios, según cifras de la OMS que podrían ser conservadoras.

  • ¿Qué diferencia a esta epidemia de otras anteriores?

Por primera vez el virus del ébola se refugia en un área en conflicto, donde actúan más de un centenar de milicias y donde las labores de los sanitarios se han visto interrumpidas, de forma repetida, por ataques violentos.

A este escenario marcado por “zonas rojas” hay que sumar la desconfianza de la población local hacia equipos humanitarios, autoridades y Ejército; así como el estigma que acarrea esta enfermedad y que hace que muchos prefieran ignorar sus síntomas o acudir -contagiando a otros- a curanderos tradicionales.

Desde enero hubo 198 ataques contra centros y equipos de respuesta, que han acabado con la vida de 7 personas y han dejado 58 trabajadores sanitarios y pacientes heridos, según cifras de la OMS.

De acuerdo con Fassina, la única manera de terminar con este brote es involucrar todavía más a la población local -muchos ya participan en campañas de sensibilización- y hacer que sean ellos quienes “lideren la respuesta”.

  • ¿Cuáles son los posibles escenarios futuros?

El pasado 17 de julio la OMS declaró este brote “emergencia de salud pública de alcance internacional”, días después de la confirmación de un primer caso de ébola en la gran urbe congoleña de Goma, con más de un millón de habitantes y ubicada a escasos kilómetros de la vecina Ruanda.

Desde entonces, han aumentado las ayudas internacionales para la lucha, con 100 millones de dólares comprometidos por el Banco Mundial (BM), y se han intensificado las labores de prevención para evitar que este brote se expanda por populosas metrópolis o que cruce a otras naciones como Uganda, Ruanda o Sudán del Sur.

Para Encinas, que haya habido casos confirmados en Goma o en Uganda, pero sin ningún caso autóctono, es decir, contagiado “in situ”, es “una buena señal”, y muestra que las medidas de prevención y detección están funcionando.

“Lo que sabemos es que hoy en Congo (la respuesta) no está funcionando porque 2 de cada 3 fallecidos de ébola mueren en casa sin saberlo”, incide, no obstante.

La OMS pide además a la comunidad internacional más recursos a la hora de financiar, por su idiosincrasia, una respuesta de costes sin precedentes.

“Estamos lidiando con uno de los virus más peligrosos del mundo en una de las zonas más peligrosas del mundo”, recuerda Tedros Adhanom, director general de la OMS, en alusión a este brote enquistado desde hace un año en las provincias nororientales de Kivu del Norte e Ituri.

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