La monarca ha contribuido a engrosar la colección de retratos de reyes y reinas de Inglaterra. Solamente de ella se calculan más de 120 trabajos realizados por reconocidos artistas
Benjamín Sullivan la pintó a solicitud del Club de la Royal Air Force (Cortesía The Royal Society of Portrait Painters)
26 de abril de 2021 4:25 PM | Mayte Navarro @mainav
15 minutos. El primer trimestre de 2021 será recordado como el tiempo de las vacunas contra el COVID-19, pero también por el protagonismo de la Casa Real británica.
Comenzó con el bombazo que le propinó Meghan a la familia real con sus declaraciones televisivas. Aunque estas pasaron a segundo término con el fallecimiento del centenario príncipe Felipe de Edimburgo.
Primero se sucedió su hospitalización, luego volvió a ser noticia cuando fue dado de alta, tiempo que aprovechó para poner en orden algunas cosas. Por último, vino su fallecimiento. Entonces, el esposo de Isabel II, se tornó en protagonista.
100 años de vida y 73 al servicio de la Corona dieron como resultado un reconocimiento universal a su legado. No solo se ciñó a ser el gran apoyo de la Reina, sino que también aportó ideas relevantes para modernizar la monarquía más conocida del mundo.
A esto se suma el cumpleaños número 95 de la monarca, quien conserva el récord de ser la más longeva al frente de un trono europeo.
Es en estos momentos, cuando se debe hacer un recuento de la vida de un personaje famoso como Felipe de Edimburgo, cuando las fotos y los retratos toman una dimensión histórica y permiten recorrer todos los episodios personales y de esa sociedad donde se ha desenvuelto. Estas imágenes cobran una importancia peculiar pues gracias a ellas se pueden recordar pasajes relevantes.
A propósito de la importancia de estos archivos y colecciones, la Royal Society of Portrait Painters dedicó en 2021 una exposición que reúne una serie de retratos de Isabel II de Gran Bretaña. Son obras que forman parte de la colección de esa institución y que resumen la relevancia que para una sociedad tienen ciertos personajes. Además permiten conocer cómo los artistas han interpretado un tiempo y a una personalidad.
Isabel II no sólo aparece en monedas, billetes y sellos postales o estampillas. Esta modelo con corona, ha posado para los retratos de un grupo selecto de artistas.
La reina ha contribuido a engrosar la colección de retratos de monarcas de Inglaterra. Solamente de ella se calculan más de 120 trabajos realizados por reconocidos artistas
A través de esos retratos se ve la influencia de las corrientes plásticas y la manera como el realizador concibe, no sólo al personaje, sino también a la institución, incluso puede sumarle cómo la propia gente percibe a Isabel II.
La iconografía de la monarca británica nos permite evaluar tiempos, sucesos y el paso de épocas a través de esas imágenes. También ofrece una lectura a su propio estilo y actitudes.
Si revisamos nombres de artistas a los que está ligada la imagen de Isabel II nos encontramos una lista interesante que incluye a Michael Leonard, Benjamin Sullivan, Lucian Freud, Andy Warhol y Miriam Escofet, sin olvidar fotógrafos de la talla de Annie Leobovitz. Nos limitaremos a citar solo algunos de los trabajos, aquellos que han dado de qué hablar y el más reciente.
Comencemos con el retrato que realizó Michael Leonard. Se trata de un encargo que el artista recibió para celebrar los 60 años de la Reina y que se encuentra en la colección permanente de la National Portrait Gallery. Isabel aparece junto a uno de sus adorados corgi. La pintura es de una sencillez y de un realismo increíble. Según el propio Leonard, buscaba alcanzar una intimidad real entre el espectador y el personaje, para que de esta manera se estableciera un dialogo entre ambos, de allí la posición de la reina que mira atenta al frente.
Pero no siempre la atención se ha centrado exclusivamente en Isabel II. El artista Benjamín Sullivan la pintó a solicitud del Club de la Royal Air Force con motivo del centenario de esa institución. Esta vez la Reina está sentada en uno de los salones de Windsor y llama la atención un detalle, su eterna compañera, la cartera de la firma Louner London. Esta aparece en el piso, muy cerca de ella y por lo tanto gana protagonismo. Sullivan estuvo tentado a no pintarla, pero luego pensó que ese accesorio formaba parte de la identidad de Isabel II y la dejó.
Para subrayar que estamos hablando de una mujer icono encontramos los retratos de Andy Warhol que pertenecen a la serie Reigning Queens (Reinas reinantes).
El artista estadounidense la pintó en 1985, a partir de una fotografía de la soberana tomada en el castillo de Windsor 10 años antes por Peter Grugeon y que fue la preferida para ilustrar el Jubileo de Plata de la Reina.
Estas obras las adquirió la Corona en 2012 y se presentaron en la exposición The Queen: portraits of a monarch.
Si la anterior obra define la popularidad de Isabel II quien ya suma 69 años en el trono, la de Lucian Freud desató toda una polémica. La obra de quien es considerado uno de los pintores figurativos más importantes de estos tiempos se dio a conocer a finales de 2001.
Había expectativas porque Freud es un hombre que va más allá de lo que se ve a simple vista y en sus lienzos se plasma el mundo interior del personaje. Tampoco se trata de un retrato monumental sino de una pintura pequeña, pero que no dejó a nadie indiferente.
Conocedores como Sir Hugh Roberts, director de la Colección Real, la califica de excepcional. Otros, movidos quizás por la adulancia y lo superficial, lo consideraron un oprobio. Uno de los críticos de The Times expresó en su momento que en la pintura el rostro de Isabel II representa que no es uno, sino varios los Annus horribilis que ha vivido.
En 2016 se celebraron los 60 años que llevaba Isabel II ejerciendo su patronazgo en la Cruz Roja. Para ello se develó un retrato, siendo su autor el canadiense Henry Ward.
El artista trabajó un inmenso lienzo para mostrarla en toda su majestad, además de verse envuelta en una gran capa con tiara de diamantes. Al explicar su obra Ward señaló: “quería una reina fuerte en mi retrato, una reina cálida pero también reservada”.
Pero también hay pintores que están representados en esta iconografía real con varias obras. Es el caso de Pietro Annigoni , un italiano, milanés para más señas, cuyo estilo estaba influenciado por el arte clásico y gozó de reconocimiento gracias a los retratos que pintó de la reina Isabel II y que realizó entre 1954 y 1972.
La pintó para la Worshipful Company of Fishmongers y en 1969 para la National Portrait Gallery. Ambos trabajos se expusieron durante el Jubileo de Diamante de la Reina Isabel II en 2012.
En 1972 Annigoni cerró el círculo con la Casa real británica con un retrató de la reina y el duque de Edimburgo para conmemorar sus bodas de plata matrimoniales.
Si alguien tuvo que enfrentarse a las críticas fue Anthony Williams, pero no porque el rostro de la reina no convenciera, o porque estuviera alejado de la verdadera fisonomía real. Fue otro detalle que arrancó la ira de algunos. Las manos de Isabel II que están juntas, en reposo, sobre el regazo, son las manos de una mujer anciana. El cuadro fue realizado en 1995, es decir, cuando la Reina tenía 69 años. Algunos llegaron a decir que sus dedos parecían salchichas, algo que no era cierto. Simplemente las manos mostraban que los años también pasan para su majestad.
Williams, en una defensa que hace sobre su trabajo subraya: “Trabajé mucho en el estudio a partir de bocetos y fotografías que había hecho. Mi descripción de las manos de la reina ha recibido la mayoría de las críticas, pero este énfasis excesivo en sus manos es irritante. Es un detalle menor y la crítica está perdiendo de vista toda la obra”.
El autor fue tajante al afirmar que su pintura no era una opinión sobre la Monarquía. La honestidad del cuadro revela el estudio del modelo, de su tiempo y de su mundo.
En ese somero paseo que permite conocer a Isabel II a través de sus retratos pintados hay que incluir el de la española Miriam Escofet, una catalana de 54 años, y que es uno de los más recientes. Fue un encargo del Ministerio de Asuntos Exteriores británico. La presentación se hizo vía online pues el acto tuvo lugar en 2020 cuando ya había llegado la pandemia.
La artista, ganadora de premios por la calidad de sus retratos, no tuvo la oportunidad de que su modelo le dedicara mucho tiempo, por lo que se vio en la necesidad de tomar muchas fotos de la soberana y de las cosas que la rodeaban. Llama la atención lo detallista de la obra.
El primer encuentro tuvo lugar a mediados de 2019 en el palacio de Windsor, por lo que este trabajo tuvo que enfrentar un ambiente marcado, primero por el Brexit y luego la COVID-19.
Como otros artistas, el pintar un personaje público que todos creen conocer bien es un verdadero reto porque en el retrato no sólo se plasma a esa personalidad pública, también hay que reflejar su intimidad, su mundo privado.
Miriam tuvo la posibilidad de escoger el color del traje del vestido con el que modelaría la Reina. En las pocas sesiones donde la tuvo al frente se obligó a concentrarse, no sólo para pintarla sino para detallarla y hacer de este retrato una obra con significado.
Isabel II de Inglaterra lo pudo conocer después de 7 meses de arduo trabajo a través de una video conferencia. Allí está la Reina, cercana, con un aire de ternura, vivaz y rodeada de pequeños objetos que tienen cierto simbolismo.
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