1 de septiembre de 2020 4:31 PM | Mayte Navarro (@mainav)

15 minutos. La vida sentimental de los dos candidatos a la Casa Blanca que se enfrentan en las elecciones de Estados Unidos (EEUU) demuestra un poco su personalidad. Donald Trump es arrollador y egocéntrico, esto lo convierte en un marido difícil. Joe Biden, por su parte, se presenta como un hombre más hogareño, aunque sobre él también se tejen historias que perturban un poco esa imagen de buen marido. Lo cierto es que la tragedia lo convirtió en viudo.

Tres mujeres en la vida de Trump

El Presidente Trump se ha casado 3 veces, 2 de sus esposas han sido extranjeras. Ivana Marie Zelníčková, mejor conocida como Ivana Trump, fue la primera. Con ella tuvo a Ivanka, Donald y Eric.

El matrimonio terminó en un divorcio producto de la infidelidad de Trump. Ivana, quien tiene tantas agallas como su exmarido, hizo del divorcio un capítulo productivo y quedó millonaria. Esta mujer checa de nacimiento, en su libro Raising Trump, señala que ella fue quien inculcó en sus hijos los principios más importantes de la vida: la lealtad, la honestidad, la integridad y la unidad, dejando a Trump de segundo en este trabajo. Sin embargo, afirmó que fue un buen padre. Se puede decir que esta pareja representó los excesos de los años 80.

Marva Maples, una miss que ocupó el puesto de Ivana como esposa de Trump, carecía de la audacia y el temple de Ivana. Tampoco poseía ese olfato para hacer dinero. Incluso, tuvo que firmar un acuerdo prematrimonial que hizo que se consolara con 2 millones de dólares. De esta unión nació Tiffany, la cuarta hija del presidente, quien vive con su madre pero viaja a Washington para los actos oficiales que requieren de la presencia de toda la familia. No hay que olvidar que, en la Casa Blanca, la voz de mando la lleva Ivanka, la consentida de Trump.

Y por último, Melania Knavs, la actual primera dama, nacida en Eslovenia. Ella, con su imponente figura, ha podido sobrevivir al exagerado mediatismo de su marido. Para muchos, iba a ser la muñequita de adorno, pero ha sabido sobresalir y ha dado muestra de su carácter en más de una ocasión. Es la madre de Barron Trump, cuya privacidad ha defendido como una leona.

Segundo tiempo

Este año electoral se puede leer el libro The art of her deal: The untold story of Melania Trump (El arte de su acuerdo: La historia no contada de Melania Trump), cuyo lanzamiento se hizo a mediados de 2020. Según el libro, firmó un acuerdo prenupcial para que su hijo Barron tuviese los mismos derechos de los otros hijos de Trump, tanto en lo financiero como en la herencia.

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Esta obra, escrita por la periodista Mary Jordan, muestra opiniones de personajes cercanos a la Casa Blanca y a la pareja presidencial que revelan que ella es tan ambiciosa como Trump y parece que toma sus propias decisiones sin oír muchos consejos ni opiniones.

La moda ha sido una gran aliada de Melania. No hay que olvidar que ejerció como modelo. A través de su vestimenta, ha lanzado mensajes en momentos determinados. Acostumbrada a llevar vestidos de firma, inauguró su vida en común con el creador del programa de televisión El Aprendiz, con un traje de novia firmado por John Galliano. Un detalle que subrayaba el amor por la pomposidad de los nuevos esposos.

Ya en la Casa Blanca, en los viajes oficiales donde ha acompañado a su esposo ha dejado una presencia inolvidable, gracias a un vestuario de pasarela que ha servido para subrayar el mensaje del presidente: hacer grande a América otra vez.

Una de las colegas de Melania, Brigitte Macron, esposa del presidente de Francia, expresó en una entrevista que Melania era una mujer divertida. Sin embargo, dejó entrever la poca libertad de movimiento a la que estaba sometida. Mientras ella pasea todos los días por París, la esposa de Trump está confinada a la residencia presidencial, que por muy grande que parezca, termina siendo una jaula de oro.

Y llegó el amor de Biden

Neilia Hunter apareció en la vida de Biden y parece que fue amor a primera vista. Por ella continuó sus estudios de Derecho en la Universidad de Syracuse. Se conocieron en 1965 y un año más tarde ya estaban pronunciando el "sí quiero" en St. Mary’s of Lake en Skaneateles, Nueva York.

Y aunque el amor lo empujó a seguir su carrera como abogado, el récord universitario no es brillante. Incluso, una de sus biografías revela que su paso por la universidad carece de honores.

La pareja tuvo 3 hijos: Joseph Biden III (1969), Hunter (1970) y Naomi (1971). La vida parecía sonreír a los Biden, ya que el pater familia acababa de ganar un escaño en el Senado de EEUU por el estado de Delaware. Así, comenzaba su vida política que ahora quiere coronar como inquilino de la Casa Blanca.

La tragedia se hace presente

El camino hacia el ascenso ha sido duro para este militante del Partido Demócrata. Después de conseguir su escaño en el Senado, estando en Washington una llamada telefónica le ordena que debe regresar a su casa porque algo grave había sucedido.

Un camión embistió el automóvil que conducía su esposa. En el accidente murieron Neilia, de 30 años; y su hija Naomim, de 13 meses. Beau, de 3 años; y Hunter, de 2, quedaron mal heridos pero sobrevivieron. Biden entró en depresión y pensó en el suicidio, pero estaban sus 2 hijos. “Me preguntaba qué terrores tendrían ellos en sus sueños y quién les explicaría mi ausencia. Y supe que no tenía más elección que luchar para seguir vivo”, expresó en una oportunidad.

Una segunda oportunidad

A diferencia de Trump, quien buscaba mujeres bellas y glamorosas, Biden encontró el amor por segunda vez en una profesora, la doctora en Educación, Jill Tracy Jacobs. Fue en una cita a ciegas. Se casaron en 1977 en la capilla de las Naciones Unidas durante una ceremonia discreta. Cuatro años más tarde, nació Ashley. Era el segundo matrimonio de ella, quien estuvo casada con Bill Stevenson. Este sostuvo en una ocasión que Biden flirteaba con su mujer cuando todavía estaban casados.

Dos mujeres y dos formas de ver la vida

Mientras Melania Trump cuida los detalles de su vestimenta porque considera que la imagen es importante, Jill Biden quiere mostrar una imagen cuidada pero sin pretensiones.

Aunque la gente no vota por ellas, las compañeras de los candidatos a la Casa Blanca son un arma oculta que puede sumar votos y la apariencia vale.

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Jill Biden, en vez seleccionar trajes de firmas, ha preferido fijarse en otros elementos, como el escenario donde hizo su primera aparición, un edificio educativo que se vinculaba con su profesión y sus inquietudes.

La señora Biden ha escrito dos libros infantiles. Uno es Don't Forget, God Bless Our Troops (No olvides, Dios bendice nuestras tropas) y el otro se llama Joey: The Story of Joe Biden (La historia de Joe Biden). Ella quiere llegar a las mujeres de clase media de EEUU, mientras que Melania, quien también tiene presencia en las redes sociales, desea ser objeto de deseo o estar en el tope de las influencers, demostrar que ella puede brillar por sí sola y que todas las mujeres lo pueden hacer también, sin alejarse de las ideas de sus maridos. Como lo hizo al ocupar su turno en la Convención de los republicanos, cuando habló desde la Casa Blanca.

Si bien se vio a una Melania súper femenina, también demostró que ella tiene la fuerza y la decisión necesarias para apoyar a su marido en la búsqueda de mejores tiempos. Vestida de la firma Alexander McQueen, lució un modelo de inspiración militar, casi del mismo tono que el de Jill Biden, que suavizó con el amplio cinturón y sus tacones de vértigo, para subrayar su feminidad. Su discurso dio de qué hablar, porque fue conciliador y propio. En el recuerdo quedó aquel plagio de las palabras de Michelle. Melania se mostró que ya no es una novata.

Programas en el foco

En cuanto a los programas que desarrollarán las señoras de los candidatos a la Casa Blanca, Melania continuará Be Best, dirigido a mejorar el bienestar de los niños y alejarlos de las drogas. No obstante, parece que también está atenta para apoyar a las víctimas de la COVID-19.

Jill Biden puede centrar su atención en los temas educativos (experiencia y conocimientos tiene para ello), aunque hay quienes opinan que no la ven trabajando lejos de las aulas.