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La crisis climática no solo altera tu horario: también desajusta el reloj de la naturaleza

Los científicos recogieron observaciones de cientos de eventos fenológicos durante décadas. Y lo hicieron en más de 150 áreas protegidas en toda la región de la antigua Unión Soviética

Para que las plantas florezcan cuando sus polinizadores están cerca o para que las aves se reproduzcan cuando hay comida para sus polluelos, estas especies deben seguir las señales de su entorno (EFE/EPA/Harish Tyagi)

15 minutos. Una investigación detectó que la crisis climática está provocando que las especies no se encuentren actualmente sincronizadas con las señales de su entorno, algo que llaman el reloj de la naturaleza. En consecuencia, se produce una pérdida de ajuste temporal entre eventos periódicos, como la floración de las plantas, la migración de las aves o la eclosión de los insectos.

El estudio, liderado por la Universidad de Oviedo (norte de España) y en el que también colaboraron la Universidad de Helsinki y la Universidad de Ciencias Agrícolas de Suecia, aborda esos eventos periódicos que se observan en la naturaleza y que se conocen como fenología. Así lo informó este miércoles la institución académica española.

El trabajo se publicó en las revistas Nature Climate Change y Proceedings of the National Academy of Sciences of America. De acuerdo con el trabajo, para que las plantas florezcan cuando sus polinizadores están cerca o para que las aves se reproduzcan cuando hay comida para sus polluelos, estas especies deben seguir las señales de su entorno.

Los científicos recogieron observaciones de cientos de eventos fenológicos durante décadas. Y lo hicieron en más de 150 áreas protegidas en toda la región de la antigua Unión Soviética. Esto abrió una oportunidad sin precedentes para explorar las respuestas al cambio climático en un área enorme y en una escala de tiempo muy larga.

Los resultados evidenciaron grandes diferencias locales en la forma en que las especies responden a las variaciones de un año a otro.

Rigidez de las especies

Tenemos información sobre eventos fenológicos muy diferentes de aves, mamíferos, anfibios, plantas, reptiles. Van desde el primer canto del carbonero hasta la aparición del sapo común y la caída de las hojas del abedul”. De esta forma lo aseguró la autora principal del estudio, María del Mar Delgado, de la Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad de la Universidad de Oviedo.

Lo que se observó es una rigidez general en la respuesta de las especies a las variaciones del clima de un año para otro. Asimismo, señaló que, en particular, el reloj de la naturaleza se ve afectado por el calor. Es decir, que cuanto más cálido es el año, mayor es la desincronización entre los eventos fenológicos y las señales del entorno.

Además, existen grandes diferencias entre estaciones y sitios. En la enorme región de la antigua Unión Soviética, la velocidad a la que los eventos fenológicos están cambiando en el tiempo depende de varios factores. Por ejemplo: cuándo ocurre el evento (primavera u otoño), el nivel trófico al que pertenecen las especies (plantas, herbívoros o depredadores) y si se encuentran en sitios cálidos (sur) o fríos (norte).

Datos de 150 áreas

Por su parte, el profesor Tomas Roslin, de la Universidad de Ciencias Agrícolas de Suecia y coautor principal del estudio, explicó que el desajuste observado en el reloj de la naturaleza “es el resultado de la evolución pasada de las diferentes especies a las condiciones locales". Las mismas "limitan su capacidad para adaptarse a las nuevas condiciones impuestas por el cambio climático”.

A lo largo de muchas décadas, en algunos casos un siglo completo, numerosas personas dentro del ámbito científico han estado recogiendo datos sobre eventos fenológicos. En concreto, han abarcado más de 150 áreas protegidas en la antigua Unión Soviética. Se han ido recopilando en un informe anual, uno para cada año y para cada área protegida.

“Durante mucho tiempo, esta contribución científica única quedó oculta en los archivos. Pero durante la última década hemos estado trabajando para movilizar estos datos con un grupo increíble de más de 300 colegas pertenecientes a más de 80 organizaciones de Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Kirguistán y Uzbekistán”. Así lo precisó Evgeniy Meyke, de la Universidad de Helsinki (Finlandia). Junto a Otso Ovaskainen -de la misma universidad- coordinó esta inmensa base de datos.

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