15 minutos. El primer ministro británico, Boris Johnson, reafirmó este miércoles su compromiso para salir de la Unión Europea (UE) con o sin acuerdo, pero aseguró que un Brexit duro no provocará el restablecimiento de una frontera física entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte.
Así se lo comunicó Johnson a los partidos políticos norirlandeses durante una visita a la provincia británica, en la que también abordó la parálisis que afecta al Gobierno autónomo de Belfast de poder compartido entre protestantes y católicos, que permanece suspendido desde enero de 2017.
Este vacío de poder avivó, asimismo, el temor a que Londres tome las riendas de la región si el Reino Unido opta por un Brexit salvaje, ante las diferencias que mantienen el probritánico Partido Democrático Unionista (DUP) y el nacionalista Sinn Féin, principales representantes de las comunidades protestante y católica norirlandesas.
Según informó este miércoles un portavoz del 10 de Downing Street, Johnson les pidió que “intensifiquen sus contactos” para lograr la “restauración de las instituciones de gobierno tan pronto como sea posible”.
Johnson, señaló la fuente, también “dejó claro” que el Reino Unido abandonará la UE el próximo 31 de octubre “pase lo que pase”, aunque su “intención es hacerlo con un acuerdo”.
En caso contrario, agregó el portavoz, Johnson está comprometido a que no haya una frontera física entre las dos Irlandas, a fin de respetar el acuerdo de paz del Viernes Santo (1998), el texto que puso fin al conflicto sectario en la provincia entre católicos y protestantes.
No obstante, el líder “tory” rechaza la solución propuesta por Bruselas y Dublín para asegurar la invisibilidad de la frontera tras el Brexit, que pasa por la aplicación de la controvertida salvaguarda irlandesa (“backstop” en inglés).