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El exbanquero alemán que movió billones de dólares para el chavismo

Detenido en 2018 en Miami, este fin de semana Matthias Krull dio un paso importante hacia su libertad luego de lograr un acuerdo con la corte para informar sobre la gigantesca trama de lavado del chavismo

Matthias Krull es acusado de ayudar a lavar 1.2 billones de dólares de PDVSA (Flickr)

15 minutos. Matthias Krull, un exbanquero europeo que movió millones de dólares para "enchufados" del chavismo y que incluso conoció en persona a los esquivos hijastros de Nicolás Maduro, pudo hoy recuperar parte de su libertad en Miami.

En 2018 Krull se declaró culpable ante la Corte Federal de Miami de lavar miles de millones de dólares durante la cleptocracia de los regímenes chavistas que han gobernado a Venezuela durante las últimas dos décadas.

En una entrevista realizada por Joshua Goodman para la agencia de noticias AP, Krull habló sobre el "singular" rol que jugó como intermediario entre los "enchufados" y la banca privasa suiza.

Bandada de dólares

Matthias Krull representaba al banco suizo, Julius Baer, que en los últimos años ha sido investigado por la justicia estadounidense por tramas de corrupción, entre las que resalta el caso FIFA.

El exbanquero fue detenido en 2018 en el Aeropuerto Internacional de Miami cuando intentaba entrar con su familia para vacacionar.

Desde ese momento se convirtió en el testigo estrella de la operación "Money Flight" (Vuelo de dinero), que lleva a cabo la justicia estadounidense.

Dada su colaboración, Corte Federal de Miami decidió reducir su pena inicial, de 10 años, en un 65 %. Una de las reducciones más grandes en la historia de ese tribunal.

También le permitieron quitarse un monitor de tobillo que permitía su vigilancia durante las 24 horas. Su sentencia de 42 meses en prisión comenzará este verano.

Hasta el momento es el único banquero europeo detenido por Estados Unidos por este caso.

La ventaja del misionero

Pero cómo un banquero de origen alemán terminó enredado en una multimillonaria trama de corrupción chavista.

Matthias Krull llegó a la edad de siete años a Venezuela como parte de un viaje de trabajo de su padre, que era un pastor luterano.

Luego estudió la secundaria en México e hizo sus estudios universitarios en Suiza. En 2004 regresó a Caracas. Dos años después de un golpe de Estado en su contra, Hugo Chávez estaba en el pico de su poder y los altísimos precios del petróleo creaban un caudal de dinero que alimentaban la insaciable vorágine por dólares del chavismo.

"El chiste entre los banqueros era que el dinero yacía en la calle, solo había que recogerlo", dice Krull a Goodman mientras el verde de El Ávila resalta detrás de él en un cuadro.

Estrella en ascenso

La singular posición y circunstancias de Krull durante sus primeros años en Julius Baer, cuando apenas comenzaba sus treinta, lo convirtieron en una estrella dentro de la compañía.

El exbanquero tenía un apartamento en una de las zonas más lujosas de Caracas. Era dueño de dos restaurantes de moda de la ciudad y además tenía un condominio en Miami. Sus ingresos anuales ascendían a 1.5 millones de dólares al año.

Krull comenta que Julius Baer estaba tan determinado a captar la bonanza de los nuevos ricos chavistas que contrataron a 15 banqueros para atraer a clientes de Venezuela. Para tener una idea del número, a Colombia enviaron 3 ese mismo año. "La meta era traer dinero nuevo".

Krull estima que solo él captó más de 1 billón de dólares en depósitos para Julius Baer.

Riesgos

Pero el estilo de vida de "Lobo de Wallstreet" en un país del tercer mundo que además vive bajo el mandato de un régimen autoritario no está exento de riesgos.

En ese momento eran comunes los secuestros y las extorsiones a empresarios y hombres adinerados. En una ocasión, un funcionario del régimen colocó una pistola sobre el escritorio de Krull mientras le reclamaba la devolución de un dinero. Desde ese momento siempre estuvo acompañado por un guardaespaldas armado.

Unos meses después, mientras estaba en su apartamento con su novia, escuchó un tiroteo frente a su edificio. Al día siguiente se enteró que la Policía abordó a un auto que estaba estacionado y justo después comenzó una balacera que dejó tres agentes muertos. El delincuente que sobrevivió confesó que estaban esperando que llegara un "empresario extranjero".

Luego de ese incidente Matthias Krull decidió mudar su domicilio a Panamá. Sin embargo, seguía viajando constantemente a Venezuela y otros destinos.

Conspirador 7

En 2014 conoció a un hombre que es denominado en los archivos del caso como "Conspirador 7". Fuentes anónimas ligadas a la investigación lo identificaron como Raúl Gorrín, famoso testaferro de Maduro, conocido entre otras cosas por haber adquirido la televisora Globovisión.

Gorrín le pidió a Krull mover 200 millones de dólares de dos amigos a cuentras extranjeras. Sin embargo, al exbanquero le habían advertido que no se involucrada en transacciones de PDVSA. Por esta razón decidió delegar el trabajo a un "money manager" de Panamá.

Pero el "money manager" resultó ser un informante del Gobierno de los Estados Unidos que recogió cientos de horas de reuniones y llamadas con Krull.

Los Chamos

Enero de 2017 fue un punto de inflexión para Matthias Krull. Durante una reunión con Raúl Gorrín este lo invitó a conocer a los verdaderos beneficiarios de los 200 millones de dólares que le habían pedido colocar en el exterior.

Gorrín abrió la puerta de una sala de conferencias y allí están dos muchachos con cadenas de oro y gorras de béisbol que el testaferro solo presentó como "los chamos". Eran los esquivos hijos de la primera combatiente, Cilia Flores.

Según dijo en la entrevista, Krull pudo escabullirse de la reunión y mientras bajaba en el ascensor se preguntó: ¿Por qué yo? ¿Porque en este momento?

Su mediación en este caso fue suficiente para ser acusado de ayudar a lavar 1.2 billones de dólares de PDVSA. A Gorrin se le levantaron cargos en 2018. Los hijastros de Maduro no han sido acusados por este caso.

Krull insiste en que es el chivo expiatorio de un sistema bancario que se hizo de la vista gorda con tal de obtener la mayor cantidad de dinero que pudieran.

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