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Jeffrey Epstein y el club de los chicos traviesos

En la agenda telefónica del millonario fallecido abundaban los nombres de conocidos personajes, que tienen en común, la afición por los negocios, una cuenta bancaria más que respetable y el gusto por las mujeres bonitas

Nació en Brooklyn, en el seno de una familia clase media. Fue el mayor de dos hermanos; Mark era el otro (Cortesía Twitter @14Milimetros)

15 minutos. Si se compara una foto del Jeffrey Epstein cuando estaba en pleno apogeo y era invitado a las más importantes fiestas de Estados Unidos (EEUU), con la última realizada después de su detención policial, podemos ver el deterioro físico, lo que recuerda aquellos villanos de la actuación, cuya imagen se va tornando oscura y marchita no por los años, sino porque el espíritu contaminado por la maldad se refleja en el rostro.

Cuando cualquier curioso se pasea por la vida de Epstein, catalogado como depredador sexual, encuentra que supo aprovechar las oportunidades que le brindó la vida para su ascenso social.

Nació en Brooklyn, en el seno de una familia clase media. Fue el mayor de dos hermanos; Mark era el otro.

Asistió a una escuela pública como muchos norteamericanos e ingresó a la universidad. Aunque tenía talento, no llegó a culminar una carrera. Sin embargo, sus habilidades de relacionarse con gente de negocios y para las finanzas le abrieron las puertas para llegar a ser millonario.

Otro de sus talentos estuvo en la música. A los 5 años, Jeffrey Epstein ya tomaba clases de piano, instrumento que llegó a dominar con maestría.

Quienes lo llegaron a escuchar, juzgaban sus interpretaciones como las de un gran músico. Quizás haya sido el saber manejar ese pensamiento abstracto de los músicos -que les permite traducir los signos musicales dibujados en el pentagrama en sonidos- lo que lo llevó al mundo del dinero.

Epstein demostró tener agallas para el ascenso social. De empleado pasó a ser dueño de su propia firma, a la que le dio su nombre, J. Epstein & Co., con la que logró amasar una interesante fortuna, y según gente vinculada al mundo de las finanzas, no todas sus actuaciones fueron limpias.

El clan de amigos de Jeffrey Epstein

Pero no hablemos de Jeffrey Epstein. Recorramos su círculo de amigos y nos encontraremos que estaba integrado por algunos nombres conocidos de políticos y empresarios. Eso sí, todos millonarios, que parecían sentirse felices en las fiestas de Epstein, reuniones catalogadas por muchos de los invitados como excepcionales.

La intimidad con el anfitrión llevó a los amigos a viajar en el avión de su propiedad, bautizado como Lolita Express, pues volaba con su carga babosa hasta alguna isla donde mujeres muy jóvenes esperaban al jefe y sus acólitos. Todos tenían algo en común: “admiraban” a las mujeres bellas y les encantaba la champaña.

Jeffrey Epstein y el club de los chicos traviesos
Ghislaine Maxwell lo conocía muy bien (Cortesía Twitter @benschwartz_)

Pero no solo era afecto a la diversión el único punto donde coincidían: también la indisciplina y cierta mala conducta los unía.

Así tenemos que Ghislaine Maxwell, la mujer que por un tiempo ocupó un puesto en el corazón de Epstein, lo conocía muy bien. Ella, una chica de la alta sociedad británica, nacida cerca de París y políglota, tenía acceso a las altas esferas y le presentó a su entonces novio a gente de la sociedad.

Ghislaine es la hija menor de Robert Maxwell, magnate de las comunicaciones, que supo valerse de la opacidad de ciertos negocios en la Bolsa para preservar su fortuna. Ella recibió como regalo de quien fuera su novio y después su jefe en asuntos non sanctos, aunque luego de ser arrestada lo ha negado, una casa en Manhattan por la que Epsteins pagó unos 5 millones de dólares.

Ghislaine se dedicó a los negocios de bienes raíces, pero las autoridades policiales de EEUU la apresaron porque sobre ella caen fuertes sospechas de servir de “madame” en el oscuro negocio de engañar a las jovencitas que luego eran explotadas por Epstein. Paralelamente, fundó una ONG para defender los océanos.

Trump, Clinton y otros

Entre las fotos que han circulado en la prensa, que dejan prueba clara de otra amistad del millonario que se suicidó en la cárcel, es una donde aparece Donald Trump junto a Melania, compartiendo durante una de las tantas fiestas que disfrutaron con Epstein y Ghislaine.

Jeffrey Epstein y el club de los chicos traviesos
Al ahora presidente le gusta la gente divertida (Cortesía Twitter @Catarrao1)

Al ahora presidente le gusta la gente divertida y el fallecido lo era. Mar-a-Lago, residencia de Trump en Florida, lo tuvo como invitado varias veces. La amistad se apagó debido a desavenencias entre los dos.

Otro en la lista es Les Wexner, quien no solo es millonario, sino que también guardó vínculos con la moda, hasta que decidió vender gran parte de sus acciones de Victoria Secret, la línea de ropa íntima femenina y cuyos desfiles fascinaban a los hombres. Las chicas más sexy del modelaje, las llamadas “Ángeles de Victoria Secret”, contribuyeron a crear esa imagen de muñecas-objeto en las pasarelas.

El público masculino esperaba ansioso el desfile, pero si bien esto le dio fama a la marca, el anciano Wexner no tuvo capacidad para observar que los negocios estaban cambiando y Victoria entró en picada, aunque él, con mucha habilidad, pudo vender las acciones en una buena tajada millonaria.

A esta alegre pandilla también perteneció Bill Clinton. La serie que sobre Jeffrey Epstein realizó Nexflit lo muestran como un pasajero habitual del avión privado del magnate. El expresidente, quien fue un político que vivió dos temporadas en la Casa Blanca, además de una sólida cuenta bancaria, también lo une a este grupo su debilidad por el sexo femenino. Mónica Lewinsky, Gennifer Flowers o Paula Jones forman parte de su anecdotario de aventuras.

El abogado Alan Dershowitz también aparece en esta lista de amistades. Si bien es uno de los defensores de las libertades civiles en América, se le considera una figura controversial porque también ha actuado a favor de acusados cuya inocencia se ha puesto en dudas. De hecho, uno de sus defendidos fue el propio Epstein.

La realeza no se salva

Otro de famoso que se sentó en el banquillo de los acusados y que Dershowitz lo defendió con éxito fue O.J. Simpson.

Pero Jeffrey Epstein no se conformaba con ricos y famosos. También tuvo en la lista de amigos cercanos al príncipe Andrés, quien se ha visto obligado a retirarse de la vida pública y a no representar más a la Corona británica.

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También tuvo en la lista de amigos cercanos al príncipe Andrés (Cortesía Twitter @Catarrao1)

En su hoja de vida se puede encontrar un punto en común que facilitaría la amistad: la afición por las fiestas, sobre todo las que tuvieran algo de picante. Algún tabloide británico habló de sus veranos desenfrenados en Tailandia. El tercer hijo de Isabel II, según lo revela la prensa, es aficionado a las celebraciones donde abunden las mujeres. Sus fotos con Epstein y ciertas gráficas en las fiestas que el fallecido daba, sirven para confirmar que cuando se coinciden en gusto, ser amigos cuesta menos.

Indiscutiblemente que el refranero popular es sabio: Dios los cría y ellos se juntan.

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