15 minutos. Un estudio publicado en la revista Psychological Science y liderado por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) clasificó a las personas en 3 perfiles: mentirosos, tramposos y deshonestos radicales.
“Hasta ahora, para medir comportamiento deshonesto, o se medía con tareas que los participantes podían sospechar y por lo tanto, no eran muy reales, o también con tareas en las que no podíamos saber qué hacían en realidad y teníamos solo datos agregados y medias estadísticas“. Así lo explicó David Pascual Ezama, investigador de la UCM.
Ezama apuntó que el valor del estudio radica en su capacidad para “analizar el comportamiento real” mediante “varios patrones de comportamiento diferentes”, que “se intuían en algunos casos” pero que nadie había podido “demostrar hasta ahora”.
En el estudio, también participaron la Universidad Autónoma de Madrid, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y la Universidad de Harvard.
3 perfiles deshonestos, 2 pruebas
En total, los investigadores efectuaron 2 pruebas.
La primera se valía de una moneda a blanco o negro para clasificar a los voluntarios en 3 grupos de afortunados o desafortunados. Unos que decían la verdad, otros mentirosos (si les salía negro y decían blanco), en tramposos no mentirosos (violaron las instrucciones lanzando la moneda varias veces hasta obtener el color blanco, que les proporcionaría un premio económico) y en deshonestos radicales (dijeron haber obtenido el color blanco sin molestarse en lanzar la moneda).
En la segunda prueba, escala de grises, la muestra debía tirar un dado y recibían una compensación económica según el resultado. Esto permitió dividir cada perfil deshonesto en 2.
Los mentirosos mencionaban un número distinto al que por azar les tocó. Mientras que los tramposos lanzaron el dado tanto como quisieron hasta obtener un resultado específico (decían la verdad, pero solo cuando les interesaba). El último grupo, conformado por deshonestos radicales, contestaron directamente la respuesta que más les convenía.
“El segundo experimento usó una adaptación digitalizada del dado bajo la taza. Esto nos permitió obtener diferentes niveles de comportamiento deshonesto”, según el artículo.
Cada uno de los participantes mentirosos pudo modular su deshonestidad. “Bajo este paradigma, los participantes deshonestos deben decidir si ir (o no ir) por la recompensa máxima”, explican en el artículo
Nuevas interrogantes
Cabría preguntarse si quienes obtuvieron el color que les favorecía (blanco en este caso) eran igualmente proclives a mentir que el resto de personas.
O también, de cara a su replicación, cuán probable es que las nuevas partidas cambien de actitud a medida que esta investigación se conozca.
En todo caso, según Ezama, estos 6 perfiles deshonestos sirven para decantar procesos donde esta información resulte ventajosa, como la selección de personal.
15 minutos contactó a los autores del experimento y nos contestaron que lo habían replicado en dos ocasiones (pendientes de publicación) con más de 2.000 personas, obteniendo resultados similares.