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¿Cómo lograr una educación a distancia de calidad?

Es importante la intervención pedagógica en el uso de la tecnología, solo resta saber cómo implementarla adecuadamente

tenemos la responsabilidad de formar a nuestros profesores en el ámbito tecnológico-educacional (Jan Vašek/Pixabay)

15 minutos. Indudablemente que la COVID-19 ha significado un sacudón para la humanidad en términos políticos, económicos, sociales y culturales. Ha sido de tal magnitud el nivel de catástrofe, que hizo replantear no solo las estrategias de cada ámbito de la vida pública, sino que incluso hizo cuestionar el sistema como tal. La educación es uno de ellos.

Este cuestionamiento sistémico -mesurable no exclusivamente en términos macroeconómicos, sino que a través de nuevas prácticas y maneras de comunicarnos y, por ende, de relacionarnos- se pone en evidencia a través de 2 simples pero concretos ejemplos: mascarilla + e-learning.

No nos tocamos, pero sí nos conectamos

Actualmente, existen dos herramientas que otrora parecían meros elementos lejanos de nuestro diario proceder, pero que ahora son parte indispensable de lo que hacemos, de cómo lo hacemos e incluso de lo que somos. La más obvia: la mascarilla.

La mascarilla es un insumo médico utilizado para evitar que ciertas sustancias hagan contacto con nuestra nariz y boca. En el contexto actual de COVID-19, no hay persona responsable, cuerda y consciente que salga a la calle sin una mascarilla médica. Es una obligación ética. En la gran mayoría de los países, es una medida legal tomada por los Estados para garantizar el no contagio, o por lo menos la mitigación exponencial de su propagación.

Existe otra herramienta que se ha vuelto tan indispensable para el diario vivir como lo es la mascarilla: la educación online o e-learning. Más allá de los que puedan o no opinar sobre la nostalgia de las clases presenciales-magistrales, la verdad es que es muy poco probable que la educación vuelva a ser la misma, nos guste o no. Ni siquiera nos vamos a detener sobre las ventajas-desventajas de la tradicional manera de impartir docencia. Hoy la discusión está en un aspecto poco atendido de la llamada docencia online o virtual. Hablamos de la calidad.

Competencias pedagógicas en el uso de la tecnología

¿Cómo lograr una educación a distancia de calidad?
La docencia tiene que repensar su método (EFE/EPA/Sohail Shahzad)

En los últimos meses, lo que más hemos escuchado los que estamos en contacto directo con la industria del e-learning o la EdTech, son ofertas -engañosas la mayoría- sobre la “virtualización de tus contenidos”, la instalación en tiempo récord de “plataformas digitales” y la transformación digital de una universidad o colegios enteros en unos pocos meses.

Es imposible trasladar y replicar con los estándares de calidad deseables todo el ecosistema completo, llámese universitario, colegiaturas y formación corporativa, sin un método y recorrido pedagógico planificado, revisado, pensado.

La tecnología sin la correcta estrategia pedagógica y metodológica que la ayude a conseguir el fin último de la docencia, como lo es, la efectividad del proceso de enseñanza-aprendizaje, es simplemente un dispositivo superfluo. Se ve bonito, llamativo, hasta que profundizas dentro de sus interminables capas.

Debe haber un plan

La planificación e incluso “normalización” con estándares de calidad internacionales de la docencia online, debe necesariamente transitar por un plan de formación y transmisión de competencias pedagógicas pensadas para trabajar con y a través de la tecnología.

En ningún momento estamos diciendo que vamos a enseñar a los profesores a ser profesores. No. Lo que estamos diciendo es que tenemos la responsabilidad de formar a nuestros profesores en el ámbito tecnológico-educacional. Ellos ya fueron formados para trabajar en espacios físicos y así transmitir sus conocimientos. Esa formación para dar clases en un aula existió, fue pensada, planificada y medida.

Héroes sin capa, pero con el corazón en la pantalla

Sin embargo, no hubo planificación ni mucho menos formación para lograr una transición de calidad desde la educación presencial a la digital o virtual. Por el contrario, fue una mera reacción desesperada pero heroica a la que tuvieron que recurrir nuestros docentes para garantizar la educación a nuestros niños, jóvenes y adultos.

Es increíble cómo muchos critican, cuestionan y hasta rechazan los métodos que tuvieron que adoptar nuestros docentes para lograr que los estudiantes se siguieran formando. No entienden que estos mismos profesores no fueron formados ni contextualizados para cambiar de la manera tan abrupta como tuvieron que hacerlo, su forma de impartir docencia.

Entonces, ¿qué se necesita para que la docencia online sea verdaderamente efectiva y de calidad?

Repensar

La pregunta tiene distintas respuestas, siendo una de ellas y creo que la principal, la formación. Formar a nuestros docentes para convertirse en aliados de la tecnología.

La docencia tiene que repensar su método, su estrategia pedagógica, usando las herramientas digitales de la actualidad.

Además, la docencia debe ampliar su espectro para añadir o implementar necesariamente la psicología en cada interacción digital con sus estudiantes. Eso sí, entendiendo que la retroalimentación digital no es la misma que la presencial. Esconde muchas telarañas virtuales más dañinas y profundas afectando la emocionalidad del estudiante y su entorno.

Caso chileno

Uno de miles de estos casos es el de los estudiantes de la Universidad de Chile, los cuales llamaron a realizar en marzo de este año un paro online, hasta que la universidad pudiera estar en la situación de “proporcionar las condiciones materiales, pedagógicas y económicas” que se necesiten. Según estos mismos estudiantesno basta con tener un aula virtual y clases online para una educación de calidad”.

¿Cómo lograr una educación a distancia de calidad?
Todos nos vemos en la pantalla (Alexandra Koch/Pixabay)

Es que, analizando el asunto, si lograr la comunicación y fluidez en las clases era a veces tarea de titanes, a través de las pantallas se convirtió en heroísmo. La timidez de verte reflejado en una cámara, el saber que esa interacción queda grabada y puede ser fácilmente difundida, genera niveles de estrés y complejidades impresionantes.

Si era todo un reto lograr la plena atención del estudiante en las clases, imaginen hacerlo detrás de un frío computador. Por ello, la estrategia metodológica, la didáctica y el permanente “aprender haciendo”, deben formar parte del día a día dentro de la relación profesor-estudiante ambiente virtual de aprendizaje, y para ello, el Diseño Instruccional será clave, siendo este el motor que guía al docente para delinear, seleccionar e implementar las metodologías, estrategias, técnicas y actividades adecuadas para su clase.

Competencias digitales para el abordaje de la educación

La realidad de nuestra sociedad, independientemente de COVID-19, es una en la que los profesores restringían el uso de las tecnologías en las salas de clase, por ser perturbadoras del proceso de enseñanza-aprendizaje. Hoy en día, esos mismos profesores han tenido que impartir sus clases a través de esa misma tecnología a la que tanto amor-odio le tenían.

Sin embargo, el sistema educativo actual no está preparado para impartir docencia online sin antes haber transitado por un proceso de adquisición de competencias digitales que contribuyan a que la pedagogía sea aprendida y la enseñanza sea aplicada.

Esta adquisición de competencias digitales tiene que ver con pasar un poco de la teoría a la práctica educativa digital, es decir, saber diseñar, producir y crear recursos pedagógicos interactivos que hagan propicio que el ambiente de aprendizaje en un entorno virtual, sea efectivo, intuitivo, retroalimentado y comunicativo.

Estas competencias tecnológicas invitan y exigen al profesor a conocer sobre las tecnologías, sus usos, instalar y manejar de pies a cabeza las herramientas por las que se está comunicando con su clase, para de esta forma estar preparado en caso de que sus estudiantes tengan dudas, interrogantes o incluso cuestionamientos.

O nos adaptamos digitalmente o nos extinguimos pedagógicamente

Este e-learning de calidad que queremos y que merecen nuestros profesores, niños, jóvenes y adultos, depende no solo de la voluntad de los actores mencionados anteriormente.

Es imperante que los Gobiernos comiencen a legislar al respecto. Esto implica establecimiento de estándares de calidad, igualdad de oportunidad en el acceso y reducción de las brechas socio-económicas y digitales, políticas públicas consensuadas y que respondan a esta nueva realidad. De lo contrario, las próximas generaciones nos lo reclamarán.

Estamos hablando de 1.500 millones de estudiantes y 63 millones de docentes de enseñanza primaria y secundaria que están siendo afectados por esta situación, que, además, ha conllevado al cierre de escuelas en 191 países.

Que el ego de algunos y la resistencia al cambio de muchos, no pongan en riesgo algo tan esencial para el desarrollo pleno del ser humano y, por ende, de cada uno de los ámbitos en el que este se desenvuelve: la educación. Seamos parte de esta transformación que ya estamos viviendo.

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