15 minutos. Las autoridades de Australia admitieron su error al catalogar en un primer momento como “riesgo para la bioseguridad” a una paloma de carreras que se creyó había llegado al país oceánico en un barco desde Estados Unidos (EEUU), y que hubiera sido sacrificada de ser así.
El Ministerio de Agricultura y Medioambiente determinó que el ave, conocida como Joe, es “muy probablemente” de origen australiano tras investigar la banda de identificación de la paloma. El animal se halló el 26 de diciembre, con evidentes signos de cansancio, en un jardín de la ciudad de Melbourne.
Las autoridades alertaron el viernes que la paloma podría ser un espécimen que desapareció en octubre durante una carrera en Oregon (EEUU). Es decir, que podría haber cruzado el Pacífico a bordo de un barco carguero. Por lo tanto, suponía un “riesgo” para las aves autóctonas y la industria avícola ante la posibilidad de que “portara enfermedades”.
No obstante, el departamento gubernamental de Australia reconoció que la banda de identificación que se colocó en una de las patas de la paloma es “fraudulenta”. En este sentido, no se tomarán acciones contra el ave, que permanece en libertad.
El país oceánico cuenta con férreas leyes de cuarentena para animales que proceden del extranjero. Esto, ante los numerosos problemas que la isla-continente ha sufrido a lo largo de su historia por la introducción de especies no autóctonas. ¿La razón? Dañan el singular ecosistema australiano.
Problemas que aún, al día de hoy, continúan con, por ejemplo, la sobrepoblación de caballos o camellos salvajes o las plagas del sapo venenoso de caña (Rhinella marina). Este anfibio se introdujo en Australia en 1935, y desde entonces, amenaza a varias especies nativas y se multiplica ante la ausencia de depredadores.