10 de junio de 2021 10:48 AM | Cristina Cabrejas (EFE)

15 minutos. Hace una semana, el arzobispo de Múnich y Freising, el cardenal Reinhard Marx, provocó un terremoto en la Iglesia católica al presentar su renuncia ante los abusos a menores por parte de miembros de la institución alemana, pero el papa la rechazó este jueves. Además, compartió su denuncia de que ha sido una "catástrofe" la gestión de los abusos.

Con una carta en español y un lenguaje cercano, el papa Francisco admira el gesto de Marx con su renuncia pero le invita a seguir en su diócesis con su rebaño.

• La UE también quiere "conocer la verdad" sobre el origen de la COVID-19

"Ante todo, gracias por tu coraje. Es un coraje cristiano que no teme la cruz, no teme anonadarse delante de la tremenda realidad del pecado". Así comienza la misiva al cardenal, quien presentó su dimisión como arzobispo ante la necesidad de que la Iglesia asuma sus responsabilidades.

El papa no entra en detalles sobre la situación de la Iglesia en Alemania tras el demoledor informe sobre los abusos a menores y encubrimientos en el periodo 1975-2018 por parte de curas de la archidiócesis de Colonia. No obstante, sí invita a los obispos en general a tomar sus responsabilidades.

Francisco explica que aunque "las situaciones históricas han de ser interpretadas con la hermenéutica de la época en que sucedieron", esto "no nos exime de hacemos cargo y asumirlas como historia del pecado que nos asedia".

"Hay que poner la carne en el asador"

Y aboga para que "cada obispo de la Iglesia deba asumirlo y preguntarse: ¿Qué debo hacer delante de esta catástrofe?".

Así, admite que "no todos quieren aceptar esta realidad, pero es el único camino. Hacer propósitos de cambio de vida sin poner la carne sobre el asador no conduce a nada".

• China se escudará de las sanciones extranjeras con una ley

"El mea culpa delante de tantos errores históricos del pasado lo hemos hecho más de una vez ante muchas situaciones aunque personalmente no hayamos participado en esa coyuntura histórica. Y esta misma actitud es la que se nos pide hoy", añade.

Según Francisco, "la política del avestruz no lleva a nada, y la crisis tiene que ser asumida desde nuestra fe pascual. Los sociologismos, los psicologismos, no sirven. Asumir la crisis, personal y comunitariamente, es el único camino fecundo porque de una crisis no se sale solo sino en comunidad y además debemos tener en cuenta que de una crisis se sale o mejor o peor, pero nunca igual".

Marx, de 67 años, es considerado del ala progresista de la Iglesia y estrecho colaborador del papa. Formó parte del consejo de cardenales creado por Francisco para asesorarle en sus reformas. En la carta, Marx dijo que ofrecía su renuncia al papa que "los afectados esperan una señal de la asunción de responsabilidades".

No aludió a ningún otro alto cargo de la Iglesia alemana. Pese a ello, el gesto se interpretó como un mensaje al arzobispo de Colonia, el cardenal Rainer Maria Woelki. El papa envió allí a una comisión vaticana para analizar los casos y las posibles responsabilidades.

La iglesia en crisis necesita una reforma

En la nota en la que presentó su renuncia al papa, Marx alegó que la Iglesia católica se encuentra en lo que denomina "un punto muerto".

Francisco retoma las consideraciones del cardenal y destaca que "toda la Iglesia está en crisis a causa del asunto de los abusos. Más aún, la Iglesia hoy no puede dar un paso adelante sin asumir esta crisis".

• Fuerzas de seguridad de Nigeria tienen licencia para ser "despiadados" ante grupos armados

Y se muestra de acuerdo con Marx en calificar "de catástrofe la triste historia de los abusos sexuales y el modo de enfrentarlo que tomó la Iglesia hasta hace poco tiempo". Asimismo, añade que el primer paso que debe dar la Iglesia es hacerse "cargo de la historia, tanto personal como comunitariamente".

Por ello, Francisco asegura que a la Iglesia se le pide "una reforma" respecto a los casos de abusos y que esta no puede consistir solo en palabras "sino en actitudes que tengan el coraje de ponerse en crisis, de asumir la realidad sea cual sea la consecuencia".

"Los silencios, las omisiones, el dar demasiado peso al prestigio de las Instituciones, solo conducen al fracaso personal e histórico y nos llevan a vivir con el peso de tener esqueletos en el armario", destaca.

También urge a "ventilar esta realidad de los abusos y de cómo procedió la Iglesia", pues no la van a salvar "las encuestas", "ni el poder de las instituciones", "ni el prestigio", "ni el poder del dinero", "ni la opinión de los medios", añadiendo que a veces están "demasiado dependientes de ellos".