15 minutos. Boris Johnson asumió este miércoles, 25 de julio, como nuevo primer ministro británico y de inmediato cambió casi todo el Gabinete por un equipo euroescéptico, con la promesa de que el Reino Unido saldrá a cualquier precio de la UE el 31 de octubre.
“Cumpliremos la promesa hecha por el Parlamento al pueblo y saldremos de la Unión Europea el 31 de octubre, sin condiciones”, declaró Johnson en su primer discurso a las puertas del número 10 de Downing Street.
Poco más tarde, Johnson, apartó del Gobierno a varios pesos pesados del equipo de Theresa May para rodearse de euroescépticos.
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El exbanquero Sajid Javid, hijo de inmigrantes pakistaníes, fue nombrado ministro de Finanzas, un puesto estratégico en el contexto del Brexit, en particular en caso de una salida sin acuerdo, que podría generar fuertes turbulencias económicas.
Johnson eligió a Priti Patel, cuyos padres son de origen indio y que es un ardiente abogado del Brexit, para el cargo del ministro del Interior.
Otro euroescéptico convencido, Dominic Raab, estará al frente del ministerio de Relaciones Exteriores, algo crucial en plena crisis con Irán, reemplazando a Jeremy Hunt, rival de Johnson en las internas del Partido Conservador.
Raab dimitió el año pasado como ministro negociador para la salida de la Unión Europea al considerar demasiado suave la posición de su Gobierno con Bruselas.
De su lado, Steve Barclay continuará como ministro encargado del Brexit y será el interlocutor de los equipos de negociaciones con la UE.
“Cueste lo que cueste”
Johnson prometió que logrará sacar a Reino Unido de la UE en la fecha prevista “cueste lo que cueste”, y con ello batirá a “los incrédulos, a los pájaros de mal agüero, a los aguafiestas”.
Conocido por sus meteduras de pata, su oratoria florida y brillante, y su turbulenta vida amorosa, fue designado nuevo líder del Partido Conservador el martes, 23 de julio, sucediendo a Theresa May, quien renunció a raíz de su fracaso para implementar el Brexit.
La “prioridad inmediata” del nuevo líder conservador será lograr un Brexit “que sea aceptable para todo el Reino Unido”, advirtió May en su última rueda de prensa como jefa de Gobierno, deseándole “buena suerte” a su sucesor, a quien deja un país profundamente dividido.
Johnson fue uno de los principales propulsores de la votación por el Brexit en el referéndum de junio de 2016, donde el sí ganó con el 52 por ciento de los sufragios.
El nuevo primer ministro nombró al cerebro de la campaña del Brexit, Dominic Cummings, como consejero, según una fuente de su equipo.
Al mismo tiempo, el actual ministro de Finanza Philip Hammond, el de Justicia David Gauke y el de Desarrollo Internacional Rory Stewart presentaron su dimisión ya que están en desacuerdo con la política del nuevo mandatario.
En efecto, su llegada al poder está lejos de recibir el apoyo unánime.
Militantes ecologistas de la organización Greenpeace bloquearon brevemente el camino de Johnson rumbo al Palacio de Buckingham, formando una cadena humana en la calle.
Y mientras pronunciaba su discurso en la puerta de Downing Street, manifestantes anti-Brexit hicieron oír su enojo.
“Un Brexit ordenado”
May tuvo que dimitir al no conseguir que el parlamento aprobase el acuerdo de divorcio que había alcanzado con la Unión Europea, un texto que Johnson ha prometido revisar, si bien Bruselas ya ha advertido que no piensa cambiar nada.
Pero su promesa de abandonar la Unión Europea con o sin un acuerdo lo pone en una situación de colisión con diputados de alto nivel de su propio partido que no quieren un Brexit abrupto, amenazando su ya escasa mayoría y elevando la perspectiva de unas elecciones generales anticipadas.
La libra esterlina, que durante meses se resintió de la incertidumbre en torno a la salida del bloque europeo, subía este miércoles, tras el cambio de poder.
Tres años después del referéndum para abandonar la UE, el Reino Unido sigue siendo miembro después de haber retrasado dos veces su partida.
El negociador de la Unión Europea (UE) para el Brexit, Michel Barnier, dijo que espera “trabajar constructivamente” para “facilitar la ratificación del Acuerdo de Retirada y lograr un Brexit ordenado”.
El grupo de trabajo de la Eurocámara sobre el Brexit advirtió a Johnson de las “perjudiciales” consecuencias que conllevaría una retirada de Reino Unido sin acuerdo.
La agenda de Johnson se ve
complicada además por el peligroso contencioso con Irán por la captura de
petroleros británicos en el Golfo, en represalia por la inmovilización en
Gibraltar de un petrolero iraní, acusado de violar las sanciones europeas a
Siria llevando crudo a este país.