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Francisco despidió a Benedicto XVI en una sobria ceremonia

Las exequias del papa alemán, concelebradas por 130 cardenales, 400 obispos y 4 mil sacerdotes, fueron muy similares a los de los anteriores pontífices

El pontífice argentino presidió el funeral de su predecesor, fallecido el 31 de diciembre a los 95 años (EFE/Riccardo Antimiani)

15 minutos. El papa emérito Benedicto XVI, de quien Francisco destacó su "sabiduría" durante la homilía de la misa funeral, fue despedido este jueves en una sobria ceremonia en la plaza de San Pedro del Vaticano ante unas 50 mil personas. Luego, lo enterraron en la tumba que perteneció a su admirado Juan Pablo II.

En lo que es casi una circunstancia inédita en la historia de la Iglesia católica, el pontífice argentino presidió el funeral de su predecesor, fallecido el 31 de diciembre a los 95 años, una década después de su histórica renuncia al pontificado. Fue oficiado por el decano del colegio cardenalicio, el italiano Giovani Battista Re.

Las exequias del papa alemán, concelebradas por 130 cardenales, 400 obispos y 4 mil sacerdotes, fueron muy similares a los de los anteriores pontífices, aunque con algunas diferencias. Benedicto XVI no era papa "reinante", por lo que en el Vaticano no se declaró día de luto y todo permaneció abierto.

"Sabiduría, delicadeza y entrega"

El féretro con los restos mortales fue trasladado a hombros por 12 "sediarios", los portadores de las antiguas Sillas Gestatorias, hasta el atrio de una plaza de San Pedro envuelta por una densa niebla desde el interior de la basílica. Allí fue instalada la capilla ardiente, visitada por cerca de 200 mil personas durante los 3 días previos al funeral.

Un fuerte aplauso acogió la aparición del ataúd, situado delante del altar mientras sonaban las campanas y el secretario personal de Benedicto XVI, monseñor Georg Ganswein, colocaba sobre él un libro de los Evangelios abierto, tras lo cual comenzó el rezo del rosario que precedía a la ceremonia.

El papa Francisco destacó la "sabiduría, delicadeza y entrega" que Benedicto XVI "supo esparcir a lo largo de los años". Su homilía la leyó sentado debido a sus problemas de rodilla; comenzó con las últimas palabras que el Señor pronunció en la cruz según el Evangelio: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu",

Referencia al emérito

"Como las mujeres del Evangelio en el sepulcro, estamos aquí con el perfume de la gratitud y el ungüento de la esperanza para demostrarle, una vez más, ese amor que no se pierde; queremos hacerlo con la misma unción, sabiduría, delicadeza y entrega que él supo esparcir a lo largo de los años", añadió Jorge Bergoglio, quien hizo muy pocas referencias explícitas al emérito.

Tras el funeral, los restos los trasladaron a las Grutas Vaticanas, bajo la basílica de San Pedro y donde están enterrados los papas. Serán exhumados en la tumba que perteneció a san Juan Pablo II, por expreso deseo de Ratzinger.

Antes de entrar en la basílica, Francisco se detuvo de pie algunos minutos y posó su mano delante del féretro.

Menos asistentes

Cerca de 50 mil personas asistieron al funeral, una cifra muy por debajo de las primeras estimaciones, según los datos de la gendarmería vaticana. La jefatura de la Policía de la capital italiana llegó a prever el doble de asistentes, después de que cerca de 200 mil visitasen la basílica en los 3 días de capilla ardiente.

Algunos fieles sostuvieron en una gran pancarta en la que se leía "Santo Subito" (Santo ya), la petición que también resonó con fuerza durante el funeral de Juan Pablo II. No se vivieron las aglomeraciones del funeral del papa polaco en 2005, al que asistieron cerca de 200 mil fieles.

Según el plan de seguridad aprobado por la Policía de la capital italiana, se cerró el espacio aéreo en toda la zona. Además, se pusieron a disposición helicópteros, francotiradores, cuerpos especiales, incluidos los de lucha contra el terrorismo, bomberos y la Policía municipal.

Delegaciones

El funeral no era de Estado; por ende, las autoridades acudieron a título personal. Solo 2 delegaciones tuvieron carácter de oficial, la de Italia y la del país natal de Ratzinger, Alemania; las encabezaron sus presidentes Sergio Mattarella y Frank-Walter Steinmeier, respectivamente.

Entre los dignatarios de 20 países presentes estuvieron la reina emérita doña Sofía de España, los monarcas Felipe y Matilde de Bélgica o el canciller colombiano Álvaro Leyva Durán. Asimismo, el presidente de Polonia Andrzej Duda, la de Eslovenia Natasa Pirc Musar, el de Togo Faure Essozinma Gnassingbe y la de Hungría Katalin Novak.

También estuvo representado el Patriarcado ortodoxo de Rusia, con el metropolita Antonij di Volokolamsk. También, la comunidad judía de Roma y la Comunidad Religiosa Islámica Italiana (COREIS), con su vicepresidente Yahya Pallavicini.

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