15 Minutos. El papa Francisco instó este sábado desde Malta a una “corresponsabilidad europea” en materia de migración para evitar el “naufragio de civilizaciones”. Criticó los acuerdos “turbios” que permiten la devolución de los migrantes a las “prisiones” en el norte de África; en su primer discurso en esta isla europea.
Francisco llegó este sábado a Malta, en una visita programada para 2020, pero que tuvo que aplazarse por la pandemia. En su discurso a las autoridades abordó el tema de los flujos migratorios en el Mediterráneo; un país que es criticado y condenado por no dar asistencia a los migrantes que cruzan el mar para llegar a Europa.
En el palacio del Gran Maestre, sede de la presidencia maltesa, recordó que, según la etimología fenicia, Malta significa “puerto seguro”, pero que “ante la creciente afluencia de los últimos años, los temores y las inseguridades han provocado desánimo y frustración” en este país.
En estos momentos, un barco de la ONG alemana Sea-Eye con 106 migrantes rescatados a bordo denunció que sigue sin respuesta de las autoridades maltesas para poder conducirlos a un puerto seguro.
Francisco destacó que “el fenómeno migratorio no es una circunstancia del momento” por lo que exige “respuestas amplias y compartidas”; no pueden cargar con el problema sólo algunos países, mientras otros permanecen indiferentes”. Puso el ejemplo de los refugiados que están llegando desde Ucrania debido a la guerra tras la invasión de Rusia.
El Papa aludió pero sin señalar a Malta
Además criticó “que países civilizados no pueden sancionar por interés propio acuerdos turbios con delincuentes que esclavizan a las personas” en una alusión a los pactos con Libia por parte de países como Malta e Italia y que permiten las devoluciones de los migrantes a ese país.
“El Mediterráneo necesita la corresponsabilidad europea, para convertirse nuevamente en escenario de solidaridad y no ser la avanzada de un trágico naufragio de civilizaciones”; aseveró Francisco, que concluirá este viaje visitando un centro de migrantes, que insitió en eque ese mar “no puede convertirse en el cementerio más grande del mundo”.
Recordó que en este país, según indica la tradición católica, naufragó el apóstol San Pablo mientras iba preso a Roma y que fue acogido “con humanidad”; mientras que ahora, lamentó, “prevalece el miedo y la narrativa de la invasión y el objetivo principal parece ser la tutela de la propia seguridad a cualquier costo”.
Hizo referencia a la necesidad de reforzar fundamentos de la vida social como la “honestidad, la justicia, el sentido del deber y la transparencia”. En un país señalado por las ventajas fiscales y la corrupción, como la que denunció la periodista Daphne Caruana Galizia, asesinada en 2017; y por lo que tuvo que dimitir el anterior primer ministro Joseph Muscat cuando el principal sospechoso indicó a algunas personas de su gabinete.
El papa pidió a las autoridades maltesas y al nuevo Gobierno laborista elegido la semana pasada: “Que el compromiso para extirpar la ilegalidad y la corrupción sea, por tanto, fuerte como el viento que, soplando desde el norte, barre las costas del país”; que además “se cultiven siempre la legalidad y la transparencia, que permiten erradicar la delincuencia y la criminalidad”.