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El papa criticó las legislaciones que no protegen la vida y reflexionó sobre la situación mundial

El pontífice instó a que se condone, o por lo menos se reduzca "la deuda que recae sobre los países más pobres"

El papa se dirigió a los miembros del Cuerpo Diplomático acreditado en la Santa Sede (Cortesía Flickr/Chrystopher Aguilar)

15 minutos. El Papa denunció un "aumento de legislaciones en el mundo" que no protegen el derecho a la vida "en todas sus etapas". Sus palabras tuvieron lugar en el discurso a los embajadores ante la Santa Sede con motivo del intercambio de felicitaciones por el nuevo año.

El encuentro, que debía celebrarse el 25 de enero, se pospuso por un ataque de ciática que le obligó a cancelar parte de su agenda.

"Desafortunadamente, duele constatar que, con el pretexto de garantizar supuestos derechos subjetivos, un número cada vez mayor de legislaciones de todo el mundo parecen distanciarse del deber esencial de proteger la vida humana en todas sus etapas", señaló el pontífice.

En su alocución, el Papa reflexionó sobre la actualidad mundial. En concreto habló de la crisis sanitaria, económica, política y social que se derivó de la pandemia.

Así, reclamó un "acceso universal" a la salud, y también a las vacunas contra la COVID-19. Además, criticó el modelo de economía basado "en la explotación y el descarte". También renovó su petición para que se condone la deuda externa de los países más pobres.

Acceso universal a las vacunas

"Sería fatal depositar nuestra confianza sólo en la vacuna", dijo el papa. Expresó que no puede pensarse en la vacuna "como si fuera una panacea que nos eximiera del compromiso personal por la propia salud y la de los demás".

Desde el aula de las Bendiciones del Vaticano, instó a los líderes políticos a favorecer "el acceso universal a la atención sanitaria básica, fomentando asimismo la creación de centros de salud locales e instalaciones de atención médica conformes a las necesidades reales de la población, así como la disponibilidad de tratamientos y medicamentos".

Agregó que "no puede ser la lógica del lucro la que guíe un sector tan delicado como el de la asistencia y los cuidados sanitarios".

Rescate de la solidaridad

Además, denunció que la sociedad se olvidó "de la solidaridad y los otros valores que permiten que la economía esté al servicio del desarrollo humano integral, y "no de intereses particulares".

Por otro lado, criticó la crisis de la política y de los valores democráticos. Afirmó que esta tiene "repercusiones en todo el sistema multilateral". Aseguró que la consecuencia evidente es que "organizaciones pensadas para favorecer la paz y el desarrollo, sobre la base del derecho y no de la ley del más fuerte, ven comprometida su eficacia".

Frente a esto, destacó el compromiso de la Unión Europea y de sus Estados miembros, "A pesar de las dificultades, han podido demostrar que es posible trabajar con decisión para alcanzar compromisos satisfactorios en beneficio de todos los ciudadanos", añadió el papa.

En ese mismo sentido, el pontífice alabó la asignación propuesta por el plan Next Generation EU. "Es un ejemplo significativo de cómo colaborar y compartir recursos en un espíritu de solidaridad no solo son objetivos deseables, sino verdaderamente accesibles", afirmó.

Economía al servicio del hombre

En la misma línea, en su discurso, el papa apuntó que "la crisis actual" es una "ocasión propicia para replantear la relación entre la persona y la economía". Específicamente se refirió a poner la "economía al servicio del hombre y no al revés".

Así, también denunció que en muchas partes del mundo, la crisis afectó particularmente a "quienes trabajan en los sectores informales, que fueron los primeros en ver desaparecer sus medios de subsistencia".

El papa lamentó que quienes trabajan en la economía sumergida no tienen acceso a los amortiguadores sociales, como el seguro de desempleo o la asistencia sanitaria.

"Empujados por la desesperación, muchos buscaron otras formas de ingresos", dijo el santo padre. Lamentó que esto los expuso "a la explotación mediante el trabajo ilegal o forzado, la prostitución y diversas actividades delictivas, incluida la trata de personas".

Del mismo modo, instó a que se condone, o por lo menos se reduzca "la deuda que recae sobre los países más pobres y que de hecho impide la recuperación y el pleno desarrollo".

Retomar los viajes

Francisco reconoció delante de los diplomáticos su interés en retomar los viajes. Para comenzar, habló de Irak, que definió como "un aspecto importante de la solicitud del Sucesor de Pedro por el Pueblo de Dios extendido por todo el mundo, así como del diálogo de la Santa Sede con los Estados".

También hizo referencia al acuerdo firmado en 2018 entre la Santa Sede y la República Popular China para articular el nombramiento de obispos. Así, invitó a que "el camino emprendido continúe, en un espíritu de respeto y de confianza recíproca, contribuyendo aún más a la resolución de cuestiones de interés común".

Respecto al continente africano, recordó "la inseguridad alimentaria que durante el último año afectó particularmente a Burkina Faso, Malí y Níger". También hizo mención a la situación en Sudán del Sur, donde existe el riesgo de carestía y donde, además, persiste una grave emergencia humanitaria".

Asimismo, hizo hincapié en que el cierre de las fronteras a causa de la pandemia, junto con la crisis económica, acentuó diversas emergencias humanitarias.

Se refirió a Sudán, "donde se han refugiado miles de personas que huyen de la región de Tigray, como también en otros países del África subsahariana, o en la región de Cabo Delgado en Mozambique, donde tantos han sido obligados a abandonar el propio territorio y se encuentran ahora en condiciones sumamente precarias".

Inseguridad alimentaria

El Papa tuvo palabras para Yemen y Siria. Dijo que "aparte de otras graves emergencias, la inseguridad alimentaria aflige a gran parte de la población y los niños están extenuados a causa de la malnutrición".

A este respecto, manifestó que la Santa Sede espera la negociación del Nuevo Pacto de la Unión Europea sobre la migración y el asilo. Expresó que valora "todos los esfuerzos realizados en favor de los migrantes y apoya el compromiso de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM)".

Además, arremetió contra las sanciones económicas a países. Alegó que terminan "en su mayor parte por repercutir principalmente en los sectores más débiles de la población, más que en los responsables políticos".

"La Santa Sede no ve su eficacia y espera su relajación", aseveró. Con esto aspira que se facilite el flujo de ayudas humanitarias. Se refirió especialmente a los medicamentos e instrumentos sanitarios, sumamente necesarios en este tiempo de pandemia".

Paz y reconciliación

Francisco deseó también paz para Libia. Puso sus esperanzas en el reciente Foro de Diálogo Político Libio, que se realizó en Túnez el pasado mes de noviembre bajo la guía de las Naciones Unidas.

Igualmente, señaló las áreas del mundo que le causan preocupación, como "las tensiones políticas y sociales en la República Centroafricana. También incluyo a América Latina, cuyos problemas "tienen raíces profundas en la desigualdad, las injusticias y la pobreza, que ofenden la dignidad de las personas".

Del mismo modo, dijo que sigue con particular atención "el deterioro de las relaciones en la Península coreana, que terminó con la destrucción de la oficina de enlace intercoreana en Kaesong"

El Cáucaso meridional, también está en los pensamientos del pontífice. Manifestó que allí "permanecen enquistados diversos conflictos, algunos de los cuales se reanudaron en el curso del año pasado, que amenazan la estabilidad y la seguridad de toda la región".

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