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¿Jaque a la reina? El caso de Cristina Fernández

"No voy a ser candidata a nada, ni a presidenta, ni a senadora. Mi nombre no va a estar en ninguna boleta". Fue el anuncio inesperado de parte de la exmandataria

Es innegable que su figura es de una enorme influencia en el espectro peronista (DPA/EP/Raul Ferrari)

15 minutos. Condenada a 6 años de cárcel e inhabilitación para ejercer cargos públicos por un caso de corrupción, la vicepresidenta de Argentina Cristina Fernández, la política del país de mayor influencia en las últimas décadas, decidió dar un paso al costado para las elecciones de 2023.

"No voy a ser candidata a nada, ni a presidenta, ni a senadora. Mi nombre no va a estar en ninguna boleta". Fue el anuncio inesperado de parte de la exmandataria (2007-2015) en la alocución que dio desde el despacho del Senado este martes, nada más conocerse la sentencia.

Y aunque para la oposición al Gobierno del peronista Alberto Fernández el fallo fue un triunfo de la Justicia, la imagen que mostró Cristina Fernández durante su exposición fue la más alejada de alguien derrotado; la Fiscalía había solicitado en agosto 12 años de prisión para ella.

Apoyo en las calles

Frente a aquellas jornadas, en las que hubo masivas reacciones de apoyo en las calles, este martes hubo escasas movilizaciones. Fue muy sorprendente el silencio previo de La Cámpora, el movimiento liderado por Máximo Kirchner, hijo de la vicepresidenta y del fallecido expresidente Néstor Kirchner (2003-2007).

En el imaginario reciente figura el multitudinario acto en la ciudad bonaerense de La Plata, en el que Cristina Fernández, en modo campaña, habló a unas 60 mil personas sobre los logros de los Gobiernos kirchneristas y abriendo una ventana al futuro, aunque sin desvelarlo.

"Las elecciones, está demostrado, se pueden ganar; pero los condicionamientos son tan graves y profundos que va a requerir de que todos los argentinos, o por lo menos la mayor parte, tiremos todos juntos para el mismo lado", dijo aquel 17 de noviembre, Día de la Militancia peronista.

Aquella noche, ante los gritos de "Cristina presidenta" del público, ella citó al histórico líder Juan Domingo Perón. "Como decía el General, todo en su medida y armoniosamente".

¿Bandera o lastre?

Es innegable que su figura es de una enorme influencia en el espectro peronista, por lo que era casi segura su participación en la campaña de 2023, si no como candidata a presidenta, sí al menos como postulante a senadora. Un cargo que, además, le permitía mantener la inmunidad en caso de que la sentencia de este martes se ratifique en la Corte Suprema.

Sin embargo, por lo expresado este martes, Fernández no quiere perjudicar al Frente de Todos -denominación con la que Alberto Fernández ganó las elecciones de 2019- siendo la "candidata condenada".

¿O no quiere exponerse?

A nadie escapa que la actual situación del Ejecutivo, con la imagen del mandatario cada vez más debilitada por la crisis económica, con una inflación cercana al 90 % y un 43,1 % de población bajo la línea de la pobreza, y las tensiones en el oficialismo, dibuja un panorama muy complicado para el peronismo.

Reelección

Sin conocerse si el presidente Fernández se presentará a la reelección y con la cercanía de una figura pujante como la del ministro de Economía Sergio Massa, de relevancia internacional y peso en el establishment local, por el momento no hay otro movimiento más seguro que el "no" de la vicepresidenta.

El 10 de diciembre de 2023 asumirá el Ejecutivo resultante de los comicios de octubre. Según dijo este martes y como lo hiciera en diciembre de 2015, cuando comenzó el mandato del centroderechista Mauricio Macri (2015-2019), Cristina Fernández regresará a casa.

Hija de una empleada estatal y un conductor de autobuses, Cristina Fernández estudió Derecho en su natal La Plata, donde en 1974 conoció a Néstor Kirchner, con quien compartió militancia política.

Tras casarse, y con el estallido de la dictadura (1976-1983), se mudaron a Río Gallegos -ciudad natal de él-, y trabajaron como abogados. En 1987, Kirchner fue elegido alcalde de esa ciudad y en 1991 gobernador provincial de Santa Cruz.

A lo largo de los 90 y 2000, ella fue diputada provincial, nacional y senadora. La popularidad aumentó a raíz del Gobierno de Kirchner y los posteriores mandatos de ella.

En 2008, debió afrontar la conocida "crisis del campo"; incluyó varias huelgas patronales del sector agrario y cortes de carreteras y tuvo, entre otras consecuencias, la renuncia del entonces ministro de Economía Martín Lousteau, hoy opositor al Gobierno.

Su compañero

Dos años después falleció Kirchner, al que, aún hoy, 12 años después, sigue llamando su "compañero". Pese al golpe anímico que supuso, siguió al frente del Ejecutivo.

Su segundo mandato estuvo marcado por la situación económica, que derivó en el triunfo de la oposición en 2015.

No obstante, 4 años después reapareció y anunció, vía Twitter, quién sería el candidato por el peronismo, Alberto Fernández, quien había sido jefe de Gabinete con los 2 Kirchner. Ella completaría la fórmula como vicepresidenta.

Desde que en 2016, tras culminar su segundo mandato, fue procesada por primera vez -en una causa por supuestas irregularidades en operaciones con contratos de futuros de dólar durante su presidencia-, multitud de imputaciones fueron emergiendo. Actualmente, está inmersa en varias causas judiciales.

Fernández, de 69 años, sigue defendiendo que es víctima de lawfare (hostigamiento judicial). Sin embargo, este martes subió la apuesta y denunció una "mafia paraestatal", siempre vinculada al entorno de Macri.

El 1 de septiembre salió ilesa de un atentado cometido a las puertas de su domicilio. Tras la sentencia de este martes, mantiene, como la canción, la bandera del Resistiré.

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