Arranca un nuevo capítulo en la convulsa historia política venezolana, con 2 parlamentos pugnando por representar el legítimo poder legislativo
La actual Asamblea Nacional parte de los comicios del 6 de diciembre de 2015 (EFE/Miguel Gutiérrez)
4 de enero de 2021 4:26 PM | Con información de DPA
15 minutos. Venezuela arranca este 5 de enero un nuevo capítulo en su convulsa historia política, con dos parlamentos pugnando por representar el legítimo poder legislativo. Por un lado, el chavismo defiende su derecho a renovar la Asamblea Nacional tras las elecciones de diciembre y, por otro, quienes se oponen a Maduro, con el liderazgo de Juan Guaidó, sostienes que, tras el "fraude" electoral, solo cabe la prórroga de la actual legislatura.
La actual Asamblea Nacional parte de los comicios del 6 de diciembre de 2015, en los que la oposición se hizo con una victoria clara frente a las fuerzas leales a Maduro.
El chavismo reconoció su derrota, pero se sirvió de otros instrumentos, principalmente el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), para anular de facto el margen de maniobra de los diputados.
Así, la Asamblea fue declarada en desacato y el régimen promovió una Asamblea Nacional Constituyente. Esta asumió distintos poderes al tiempo que reafirmaba a Maduro al frente del Ejecutivo. El Parlamento, por su parte, siguió funcionando reivindicándose como poder legítimo, tanto dentro como fuera del país.
Este alegato en aras de la legitimidad se hizo especialmente palpable tras las elecciones presidenciales de 2018. Los principales partidos opositores a Maduro rechazaron participar por considerar que no había garantías suficientes de transparencia y justicia. También parte de la comunidad internacional vio con recelo dicha cita electoral.
Ni la oposición ni los gobiernos internacionales que rechazaron los comicios presidenciales reconocieron el mandato que Maduro dio por comenzado en enero de 2019. Esto se tradujo en la proclamación de Juan Guaidó, jefe de la Asamblea Nacional, como presidente encargado del país. Estados Unidos fue el primer país en darle su apoyo públicamente y después siguieron más de medio centenar de gobiernos, incluido el de España.
La mayoría de los grupos coincidieron en rechazar las elecciones del 6 de diciembre. Consideraron que el chavismo había diseñado una cita a su medida gracias a su control del Consejo Nacional Electoral (CNE) y la persecución reiterada de la oposición.
El régimen rechazó incluso una propuesta de la Unión Europea para aplazar los comicios. Mantuvo que el 5 de enero de 2021 era la fecha en la que debía concluir el mandato de los actuales diputados y comenzar una nueva legislatura. Como estaba previsto, el chavismo, aglutinado en el Gran Polo Patriótico, obtuvo una holgada mayoría. Se hizo con 253 de los 277 escaños en juego.
"Ese circo que pretende montar la dictadura no va a ser reconocido", insistió este fin de semana Guaidó. El parlamentario defiende la prorroga de la Asamblea Nacional hasta que haya elecciones "libres". En este sentido, la Asamblea aprobó el 26 de diciembre un texto con el que precisamente quería dar armazón jurídico a esta "continuidad constitucional".
Guaidó sostiene que esta continuidad "no es un capricho". Tanto él como su entorno político defienden que su objetivo no es el poder por el poder. Aseguran que con esto se promueve una transición que ponga fin a la "usurpación", como describen a la actual etapa de Maduro en el poder.
El número dos del chavismo, Diosdado Cabello, compartió en Twitter una imagen del Palacio Federal Legislativo con la que quiere hacer ver que, pese a las críticas, el hemiciclo está ya listo para la toma de posesión de los 277 nuevos representantes -110 más que en la actual legislatura-.
Otras voces como la del viceministro de Comunicación Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela, William Castillo, se burlan abiertamente de Guaidó, al que se refiere como el presidente del reino literario de "Narnia".
Guaidó cimenta su estatus en gran medida en el respaldo que ha recibido en estos últimos dos años por parte de la comunidad internacional. Tanto él como su entorno consideran que no hay razones que justifiquen no seguir reconociendo a la Asamblea Nacional saliente. Aseguran que "la institución es la misma".
Así al menos lo cree el representante de Guaidó en España, Antonio Ecarri, que considera que no tiene sentido cambiar de criterio a estas alturas para reconocer una "asamblea fraudulenta". En este sentido, opina que la situación es la misma que la de las presidenciales, con el "agravante" de que el régimen intentó en los últimos comicios "secuestrar" las siglas de partidos opositores.
Ecarri espera que "en los próximos días" pueda haber algún tipo de aval público a Guaidó por parte de los países que ya le reconocen. Por parte de España, explica a Europa Press, el Gobierno de Pedro Sánchez está a la espera de un tipo de consenso con otras administraciones de la UE -25 de los 27 países del bloque han reconocido a Guaidó frente a Maduro-.
"No concebiríamos que se retroceda", advierte Ecarri. Vería "inexplicable" un posible paso atrás "cuando se han agravado todas las circunstancias" en Venezuela, tanto políticas como sociales. A su juicio, la disyuntiva pasa por elegir "normalizar la relación con la dictadura" o "seguir comprometidos con la democracia".
Sobre el futuro de Guaidó, Ecarri sentencia que "sin duda" el líder de Voluntad Popular sigue teniendo el respaldo mayoritario dentro de la oposición, pese a que en estos últimos meses han surgido voces que discrepan sobre la hoja de ruta. El representante en España le restó importancia, asumiendo que "voces discordantes siempre hay".
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