En la intimidad todo se vale… mientras haya consenso. La búsqueda del placer está libre de recetarios, y aquí te ayudamos a entenderla especialmente este 14 de febrero, Día de San Valentín
14 de febrero de 2023 10:43 AM | Vanessa Ortiz Piñango
15 minutos. ¿La lujuria nunca duerme? Un refrán popular dice que sí y una famosa teoría psicológica de 1943 lo secunda. Según Abraham Maslow, la motivación humana, eso que nos anima a hacer cualquier cosa, tiene el único fin de satisfacer 5 tipos de necesidades: fisiológicas o básicas, de seguridad, sociales, de estima o reconocimiento, y de autorrealización. En el primer grupo, Maslow incluyó acciones tan elementales como respirar, comer, descansar… y tener sexo.
Pese a las variantes que han surgido de la pirámide motivacional de Maslow y a las críticas recibidas, sexólogos como la puertorriqueña Alice Pérez Fernández consideran que el sexo sí es una necesidad primaria. Por naturaleza, “el humano es un ser sexuado”, aseguró la experta en exclusiva para 15 minutos.
El cuerpo humano tiene características intrínsecamente sexuales, como los genitales, las hormonas y los genes, que nos permiten establecer vínculos amorosos y sentir placer erótico, además de reproducirnos como especie.
Aunque existe este “condicionamiento” biológico desde que nacemos, la falta de sexo no es una causa de muerte directa, a diferencia del hambre, la sed e incluso el cansancio extremo.
Pero la inapetencia sexual es más común de lo que se puede pensar. “Todas las personas tienen periodos en donde no tienen intimidad sexual”, indicó Pérez Fernández, directora clínica del Instituto Sexológico, Educativo y Psicológico (ISEP) de Puerto Rico.
La falta de pareja no es impedimento para alcanzar el clímax, gracias a la amplia instrumentología que existe en el mercado para “tocar” las nubes en un viaje individual. Sin embargo, esa clase de juguetes “no necesariamente es del gusto de todos o no se tiene el conocimiento para usarla”, admitió Pérez Fernández.
Más allá de los mitos y las creencias populares, la realidad es que el sexo nos afecta, tanto física como mentalmente. En los siguientes párrafos sabrás de qué manera la actividad sexual en abundancia o en escasez puede beneficiarnos o perjudicarnos.
Comer demasiado te hace engordar, fumar cigarrillo diariamente compromete el funcionamiento pulmonar, exponer la piel al sol sin protección ultravioleta puede ocasionar cáncer… Pero, ¿tener mucho sexo es nocivo para la salud?
El sexo carece de fórmula mágica; depende, en gran medida, de cada quien. Pero tener sexo varias veces al día, todos los días, es algo a lo que quizás tu organismo no está acostumbrado.
De acuerdo con el portal médico Bodywise, “el sexo diario puede causar desgarros vaginales, especialmente si hay algún trastorno subyacente, como sequedad vaginal. Cuanto más sexo tenga en un período corto, menos humedad natural puede crear su cuerpo”.
Por otro lado, la excoriación vaginal (irritación) durante la penetración “puede ocurrir en mujeres que han tenido demasiado sexo”, según Bodywise. Dicha condición cutánea aparece “cuando hay demasiado contacto durante el coito, causando daño a las paredes vaginales, lo que provoca ardor al orinar o dificultad para caminar debido a una vagina inflamada e hinchada”.
Mucho sexo también implica mucho gasto energético, por lo que tener relaciones con bastante regularidad puede traducirse en agotamiento extremo, y a su vez, en pérdida de interés.
Quedar embarazada es un riesgo al que particularmente las mujeres se exponen cuando mantienen relaciones sexuales con regularidad.
Pero el más importante de los contras es, sin dudas, contraer infecciones, tanto urinarias como de transmisión sexual. Los preservativos reducen, pero no eliminan, las probabilidades de enfermarse.
Al igual que la moneda tiene 2 caras, el sexo recurrente también tiene sus aspectos positivos.
Para la sexóloga puertorriqueña Alice Pérez Fernández, una de las ventajas es que fortalece el sistema inmunitario. “Prepara al cuerpo para luchar contra la enfermedad, liberando endorfinas y oxitocina. Hay estudios realizados por la Universidad de Wilkes-Barre en Pensilvania (Estados Unidos, EEUU) donde se observó que las muestras de saliva de los estudiantes que mantenían relaciones sexuales frecuentes tenían una mayor concentración de ciertos anticuerpos, denominados inmunoglobulina A, que luchan contra el resfriado común”.
Las endorfinas y oxitocina tienen un plus: controlan los niveles de ansiedad o estrés. “La oxitocina tiene el beneficio adicional de ayudarte a dormir. También ayuda a mejorar la autoestima y disminuir síntomas asociados a la depresión”, aseguró Pérez Fernández en exclusiva para 15 minutos.
Desde el punto de vista físico, las relaciones sexuales permiten que los músculos del piso pélvico -que ayudan a controlar la vejiga- permanezcan fuertes. Según The Gynae Centre del Reino Unido, “cuando los músculos del suelo pélvico están débiles, es posible experimentar incontinencia”.
En cuanto a los hombres, un estudio publicado en European Urology demostró que quienes eyaculaban al menos 21 veces al mes tenían menos riesgo de cáncer de próstata.
Un caso similar ocurre con la disfunción eréctil, común entre los mayores de 60 años. Los hombres que tienen más sexo tienen menos probabilidades de experimentar impotencia. “Las relaciones sexuales regulares protegen contra el desarrollo de la disfunción eréctil entre los hombres de 55 a 75 años. Esto puede tener un impacto en la salud general y la calidad de vida; por lo tanto, los médicos deben apoyar la actividad sexual de los pacientes”, precisaron los especialistas en The American Journal of Medicine.
Pero no solo la capacidad del pene se ve afectada por el sexo. “Durante la excitación sexual, el tejido eréctil dentro del pene se llena de sangre, lo que hace que el hombre tenga una erección que endurece los músculos del pene y les da la capacidad de expandirse. La sangre que corre hacia esta área ayuda a estimular el crecimiento celular saludable y facilita el mantenimiento de la forma y la longitud del pene”, sostuvo EBONY Magazine. Es decir, que el tamaño del pene depende de cuánto se usa.
Incluso, la menstruación puede verse favorecida con el sexo. “Tanto el aumento de endorfinas provocado por las relaciones sexuales como las contracciones uterinas que se producen con el orgasmo pueden aliviar los dolores menstruales”, afirmó Pérez Fernández.
Si nada de lo dicho hasta aquí te parece válido, tal vez te convenza el hecho de que el sexo es medicina para el corazón. “Además de ser una manera de hacer ejercicio, el acto sexual ayuda a mantener equilibrados los niveles de estrógenos y progesterona, lo que puede disminuir el riesgo de cardiopatía”, precisó la sexóloga puertorriqueña.
Y si necesitas otro argumento, este puede resultar demoledor: el sexo hace que una relación de pareja sea más sana. “Tener relaciones sexuales con frecuencia es una manera de mantener el vínculo. También suele abrir la puerta a una mejor comunicación. Generalmente, las parejas que tienen relaciones sexuales se sienten emocionalmente unidas y conectadas. De manera sorprendente, dejar de tener relaciones sexuales por mucho tiempo puede hacer que se pierda el interés en el sexo por completo”, explicó Pérez Fernández.
La poca o nula ingesta de frutas y verduras hace que los tejidos se oxigenen de manera insuficiente, lo que puede transformarse en anemia. No hacer ejercicios aumenta el riesgo de obesidad, diabetes, accidentes cerebrovasculares y otras patologías. Ya sabemos que la abstinencia sexual no causa la muerte per se. Pero… si el sexo es bueno para la tensión arterial, por ejemplo, ¿no tener relaciones sexuales produce hipertensión?
Manuel Lucas, presidente de la Sociedad Española de Intervención en Sexología (SEIS), aseguró para El País que la actividad sexual aporta salud. No obstante, “una persona que decide ser abstinente no tiene ningún tipo de perjuicio. La sexualidad es un elemento importantísimo, pero si alguien decide pasar de ella, puede estar perfectamente sana”.
Las mujeres que dejan de tener sexo o no se excitan empiezan a evidenciar cambios corporales. Su vagina deja de producir el lubricante necesario para facilitar el coito, dando origen a sequedad vaginal. “En algunos casos, puede causar picazón o dolor, dificultad para insertar tampones y malestar o dolor al volver a tener relaciones sexuales”, de acuerdo con The Gynae Centre.
Cuando las mujeres vuelven al ruedo después de un largo periodo de apatía, “puede ser incómodo. El cuerpo femenino necesita más tiempo para excitarse y producir lubricación suficiente para que el sexo sea fácil”, explicó la sexóloga de Puerto Rico Alice Pérez Fernández.
Además, si disfrutan del sexo, tanto hombres como mujeres que no lo practican pueden sentirse frustrados y estresados. Pero esto pasa solo si saben en carne propia de lo que se están perdiendo.
“Una persona que no ha tenido nunca una actividad sexual sola o compartida no es tan consciente de lo que ocurre, y a lo mejor, si se cuida en otros aspectos, la falta de sexualidad no tiene por qué ser tan negativa. Pero en una persona que en un momento determinado ha tenido sexualidad y la cesa o la deja, el perjuicio es mayor porque es consciente de esa ausencia”. Así lo explicó la sexóloga clínica Francisca Molero, codirectora del Institut de Sexologia de Barcelona, en declaraciones a El País.
La agresividad igualmente se incrementa cuando no se tienen relaciones sexuales, tal y como lo demostró Lucas, presidente de la SEIS, en su tesis doctoral hace 2 décadas. “Las sociedades más agresivas son las más abstinentes o reprimidas. Toda cultura tiene necesidad de contacto. En la sociedad donde lo femenino es lo prioritario y donde la figura del padre o esposo no existe, como en el pueblo Na de China, suele coincidir con culturas muy pacíficas; mientras que las culturas patriarcales como algunas tribus de Nueva Guinea, donde el 30 % de los hombres mueren en acto bélico, son más agresivas y a la vez tienen una moral sexual más represiva”.
¿Son infelices las parejas que apartan el sexo de sus vidas? Según Les Parrott, psicóloga y autora de Saving your marriage before it starts, “no tener relaciones sexuales en un matrimonio puede afectar su autoestima, generar culpa y aumentar los temores de que uno de ustedes buscará en los demás sus necesidades sexuales, lo que puede generar un poco de paranoia”, reseñó Prevention.
Seamos honestos: el único método anticonceptivo verdaderamente infalible es la abstinencia sexual.
Evitar el sexo también es la única forma de prevenir las infecciones de transmisión sexual, como el virus del papiloma humano (VPH) y el herpes, que pueden propagarse a través del contacto de piel a piel.
Otro posible punto a favor de la inactividad sexual tiene que ver con la intimidad espiritual. “En lugar de conectarse con una pareja a nivel físico, una persona que practica la abstinencia puede enfocarse en desarrollar una conexión más profunda. La energía sexual es muy poderosa y tiene la capacidad de sanar y reparar relaciones si se transmuta correctamente en energía de fuerza vital”, afirmó EBONY Magazine.
La energía sexual no liberada suele acumularse en la base de la columna vertebral, el lugar donde se hallan los centros sexuales de los seres humanos. De acuerdo con EBONY Magazine, “se puede usar como energía creativa para impulsar ciertos proyectos. Aferrarse a la energía sexual también puede aumentar el deseo de actividad sexual, lo que conducirá a orgasmos más fuertes cuando las relaciones sexuales comiencen nuevamente”.
La sexóloga puertorriqueña cree que existe otro valor agregado de la abstinencia sexual. “Permite que la persona se conozca mejor y se explore antes de tener relaciones sexuales con alguien; además, evita que el sexo sea un distractor en sus metas o planes”, reconoció en entrevista exclusiva para 15 minutos.
Masturbarse es una alternativa segura al sexo, pero no todos lo hacen; tampoco existe una dosis precisa para que sea considerada saludable (porque placentera siempre es). Un estudio del 2015 encontró que las mujeres que se masturbaban tenían “más orgasmos, mayor deseo sexual, mayor autoestima y mayor satisfacción marital y sexual”, indicó The Gynae Centre del Reino Unido.
Lucas, el presidente de la SEIS, resumió el dilema en la siguiente frase: “La sexualidad es un valor, una oportunidad, una capacidad y un instrumento rehabilitador y generador de bienestar, pero no es una obligación”.
Nuestra entrevistada Alice Pérez Fernández, directora clínica del Instituto Sexológico, Educativo y Psicológico (ISEP) de Puerto Rico, inclinó un poco la balanza a favor del romance. “Como sexóloga debo decir que, al ser seres sexuados, tener una vida sexual activa y saludable siempre nos dará mayores beneficios a nuestra salud integral”.
La lujuria duerme... si tú lo permites.
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