Estados Unidos lo firmó en 2016 bajo la presidencia de Obama, cuya mano derecha era, precisamente Biden
La Organización Mundial de la Salud (OMS) concluyó que el cambio climático provocará cada año aproximadamente 250.000 muertes adicionales entre 2030 y 2050 (EFE/Wu Hong)
15 de noviembre de 2020 9:51 AM | Carlos Tasende
15 minutos. El presidente electo de Estados Unidos (EEUU), Joe Biden, heredará la política medioambiental del gobernante partido republicano, la formación responsable de que EEUU abandonara el Acuerdo de París.
Por lo que respecta al calentamiento global, demócratas y republicanos son agua y aceite.
Como mandatario en funciones, Donald Trump, ha sido el promotor y artífice más importante de la retirada estadounidense.
En 2017, anticipó dicha medida, hoy transformada en hecho consumado, y también su voluntad de discutir la reincorporación estadounidense “en condiciones justas”. Aunque también veía con beneplácito la construcción de “mecanismos completamente nuevos”.
Sin embargo, desde la ONU descartaron negociar a instancias de un solo país.
“Todavía es un tratado histórico, firmado por 194 compromisarios. Lo forjaron todas las naciones con el respaldo de empresas, inversionistas, ciudades, Estados, regiones y ciudadanos”, afirmaron para defender su postura.
Han pasado 3 años y la situación podría estar a punto de cambiar. Biden señaló que el calentamiento global es una amenaza y se muestra favorable al Acuerdo de París.
Precisamente él ocupaba la vicepresidencia del Gobierno de Obama en 2015, cuando Estados Unidos se involucró en la fragua, firma y ratificación del Acuerdo.
“Tenemos la obligación moral de hacerle frente. Los científicos más importantes del mundo dicen que hay poco tiempo, apuntó.
El demócrata tendrá que remar a contracorriente ya que Estados Unidos quedó fuera. Así lo indican las reacciones del entorno diplomático, que salieron al paso, cuando se hizo efectiva la decisión estadounidense.
“No hay mayor responsabilidad que proteger nuestro planeta y a su gente del amenazante cambio climático”, expresaron los Gobiernos de Chile, Francia, Italia, Reino Unido y UN Climate Change en una declaración conjunta.
“La ciencia es clara en que debemos escalar nuestras acciones con urgencia y trabajar juntos en la reducción de sus secuelas”, destacaron.
Por su parte, la vocería de la ONU reiteró su “apoyo y confianza” en “la necesidad de un Acuerdo de París fuerte y activo”, algo mucho más probable con Biden en la presidencia.
Su objetivo es contener el incremento térmico mundial, ciñéndolo a 2 grados centígrados o menos.
“El Acuerdo de París opera en ciclos de 5 años, impulsando acciones climáticas cada vez más ambiciosas. Este año, los países deberían comunicar sus planes", también llamados Contribuciones Determinadas Nacionalmente (CDN), según la plataforma UN Climate Change.
Serían medidas nacionales de mitigación tendentes a reducir las emisiones gaseosas contaminantes, fortalecer la resiliencia internacional y lidiar con temperaturas crecientes.
Antes de que el líder republicano llegara al poder y cuando todavía formaba parte del Acuerdo de París, EEUU presentó su primera Contribución Determinada Nacionalmente (CDN), fechándola el 03 de septiembre de 2016.
El entonces presidente, Barack Obama, quería “prevenir interferencias antropogénicas dañinas en el sistema climático, mediante la estabilización de los gases atmosféricos”.
Se comprometió, desde el punto de vista pragmático, a ubicar las emisiones gaseosas contaminantes de Estados Unidos bajo su nivel de 2005: entre un 26 y 28 %.
También llegaron a informar que los gases de efecto invernadero generados por el Gobierno federal en el curso de sus operaciones habían disminuido un 17 % entre 2005 y 2015.
Tenían previsto cubrir todos los gases de efecto invernadero incluidos en su recuento nacional:
Una meta de amplias repercusiones que implicaba a “todos los sectores económicos”.
El Gobierno de Obama puso en marcha varias acciones regulatorias desde 2009: el Acta de Aire Limpio (42 U.S.C. §7401 et seq.), el Acta de Política Energética (42 U.S.C. §13201 et seq.) y el Acta de Independencia Energética y Seguridad (42 U.S.C. § 17001 et seq.), por ejemplo.
E inicialmente, proyectaron cotejar sus avances mediante cifras de 2005, pero lo que sucederá en el futuro mediato es una incógnita por despejar.
Aunque los resultados de la votación presidencial sugieren que Biden es el vencedor, Trump ha cuestionado este proceso electoral y lo está impugnando en tribunales. De hecho, aún no hay resultado oficial.
De momento, el equipo encabezado por el magnate se defiende, señalando que EEUU disminuyó “las emisiones de todo tipo”.
“Los gases de efecto invernadero emitidos, en términos netos, cayeron un 13 % entre 2005 y 2017, con un crecimiento económico del 19 %”, señaló el Departamento de Estado.
Todo empezó hace tres años con un anuncio presidencial. “Desde hoy (1 de junio de 2017), Estados Unidos dejará de implementar (…) el Acuerdo de París y las draconianas cargas económicas que ha impuesto sobre nuestro pueblo”, dijo Trump.
Además, giró instrucciones para descontinuar la CDN, alegando que “costaba una vasta fortuna”.
Según Trump, cumplir el Acuerdo de París conllevaría la pérdida de 2,7 millones de empleos para 2025.
Al igual que recortes en la producción de papel (-12 %), cemento (-23 %), cobre (-86 %) y gas natural (-31 %). Se quejaba de que EEUU hubiera gastado mil millones de dólares en un pacto desventajoso.
La aproximación del Gobierno estadounidense en funciones no ha sufrido grandes cambios: “abarca todas las fuentes energéticas, (…), incluyendo los combustibles fósiles, la energía nuclear y la energía renovable”, según el Departamento de Estado.
Esta superpotencia norteamericana firmó el Acuerdo de París el 22 de abril de 2016, bajo la presidencia de Obama, cuya mano derecha era precisamente Biden.
“Los Estados Unidos de América ratificaron el acuerdo el 3 de septiembre de 2016. Sin embargo, el 4 de noviembre de 2019, el Gobierno estadounidense notificó su decisión de retirarse (…) ante la Secretaría General, de modo que
El procedimiento de salida contempla la posibilidad de abandonarlo en cualquier momento, transcurridos 3 años desde su entrada en vigor para el solicitante.
Es el primer tratado universal jurídicamente vinculante en materia climática. Cada parte se comprometió a cumplir los objetivos pactados “mediante contribuciones determinadas a nivel nacional” que deberán “preparar, comunicar y mantener”.
Además, impuso las siguientes responsabilidades:
Empezando en 2023, los compromisarios deberán reportar las medidas que hayan tomado.
Los progresos serán evaluados "mediante un balance mundial que conduzca al establecimiento de recomendaciones y planes más ambiciosos en rondas sucesivas (2025, 2030, 2035), según la ONU.
“El Acuerdo de París entró en vigor el 4 de noviembre de 2016”, cuando habían pasado 30 días desde que al menos 55 partes de la Convención (…) depositaran sus instrumentos de ratificación, aceptación, aprobación o adhesión ante el Depositario”, según las Naciones Unidas.
Fue adoptado durante la Conferencia sobre el Clima (COP21), celebrada hace 5 años en la capital francesa.
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