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Maneskin sorprendió y le dio a Italia su tercera victoria en Eurovisión

Los italianos se impusieron con 524 puntos, mientras Francia quedó en segundo lugar con 499 y Suiza en tercero con 432

Los italianos llenaron el escenario de rock (EFE/EPA/Robin Van Lonkuijsen)

15 minutos. La banda Maneskin, representante de Italia, llegó a la 65 edición de Eurovisión con el aura de la rara extravagancia roquera premiada en San Remo, pero fue pisar su escenario, prenderle fuego y arrasar en las votaciones para alzarse con el triunfo.

Aún con el precedente heavy en 2006 de los fineses Lordi, pocos habrían pensado que un día el que se catalogaba como “festival europeo de canción ligera” galardonaría a un cuarteto formado en Roma amante del rock garajero de The White Stripes y con el punto seductor de Franz Ferdinand.

Italia, que suma con esta su tercera victoria en Eurovisión, no había vuelto a ganar desde 1990 con Toto Cutugno y su tema Insieme: 1992, el año de Azúcar Moreno, en parte porque declinó participar entre 1994 y 1996 y, sobre todo, entre 1998 y 2010. Total, ya tenían el Festival de San Remo, la versión original que inspiró Eurovisión.

A su vuelta, solo en dos ocasiones Italia quedó fuera del top 10 y acarició el triunfo en otras dos ediciones de Eurovisión: en 2011 con el toque jazz de Raphael Gualazzi al piano y de nuevo en 2019 con Mahmood.

Gala de gran nivel

Del duro revés que fue la cancelación en 2020 de esta 65 edición a causa del estallido de la pandemia se resarció este sábado la ciudad anfitriona, Róterdam. Fue una gala emocionante y de primer nivel en la que sus protocolos de prevención convirtieron el coronavirus más en una sombra engorrosa que en una protagonista pertinaz.

Para muchos habrá pasado desapercibido incluso el hecho de que precisamente por sendos casos positivos detectados en sus controles no actuaron en vivo, sino con grabaciones de los ensayos, ni el ganador del pasado año, el holandés Duncan Laurence, ni uno de los países a concurso, Islandia.

Esas garantías son las que permitieron asimismo que unas 3.500 personas (una quinta parte del aforo total) hayan asistido al espectáculo en el Ahoy Rotterdam tras ser sometidas a pruebas en las horas previas.

El dinamismo se impuso

Las ganas de bailar y sacudirse las sensaciones plomizas de los confinamientos se notó en el claro predominio de canciones dinámicas desde el arranque, con la chipriota Elena Tsagrinou, y hasta el final con Senhit, en colaboración con el famoso rapero estadounidense FloRida en nombre de San Marino.

Entre medias, algunas baladas muy emocionantes, como la del suizo Gjon’s Tears (Tout l’Univers) o la búlgara Victoria (Growing Up Is Getting Old). A fuerza de virtuosismo vocal intentó destacarse el español Blas Cantó con Voy a quedarme, una dedicatoria a su abuela fallecida por COVID-19 que convirtió en un diálogo con una luna de 6 metros de diámetro.

Variedad de estilos

En términos generales fue una de las galas con mejor plantel escenográfico y musical de la historia, algo que se midió también por su variedad estilística. De hecho, con un tema entre soul y blues Portugal logró su mejor resultado en lo que llevamos de siglo (sin contar a Salvador Sobral), el puesto 12.

En paralelo, los fineses Blind Channel prendieron fuego con nu metal. Por su parte, la rusa Manizha tiñó clichés folclóricos con ritmos urbanos y un mensaje empoderador. Los belgas Hooverphonic mostraron algún rescoldo de su trip hop y los ucranianos Go_A montaron una rave de folk electrónico.

Justo detrás de ese estallido, en la posición número 20, emergió la que era una de las principales favoritas de inicio, la francesa Barbara Pravi, iluminada apenas por un foco a su espalda, con el más sencillo de los vestuarios, las manos al aire y la mirada líquida, con una voz para templar corazones y la fuerza de no temer mostrar vulnerabilidad.

Según las apuestas de la última semana, en su camino a la victoria en Eurovisión solo se interponía el posible golpe de efecto de la banda de Italia Maneskin. El grupo salió en el vigésimo cuarto lugar preparados para grabar a fuego su descarga de rock con líneas de bajo desafiantes, como el andar de su carismático y descamisado vocalista, el romano Damiano David.

Las votaciones del jurado

Cuando llegaron las votaciones, sorprendentemente el jurado español no le dio ningún punto a sus vecinos transalpinos, pero sí a Francia, que se llevó la máxima valoración. Además, otorgó puntos a: Suiza (10), Malta (8), Islandia (7), Chipre (6) Portugal (5), Bulgaria (4), Israel (3), Lituania (2) y Ucrania (1).

No hubo correspondencia en el retorno de votos para Blas Cantó, que concluyó en el antepenúltimo puesto al rascar algo solamente de Reino Unido (2) y Bulgaria (4) y nada de los telespectadores. El murciano no quiso hacer declaraciones tras el resultado, con el que España acumula su sexto festival consecutivo en los puestos de cola.

En la cabecera, la carrera por los puntos de los jurados fue cosa de Francia y Suiza, en una sucesión de adelantamientos constantes y situaciones curiosas, como que esta última le diera 12 puntos a su principal rival, pero la primera solo le devolviera 7.

Habló el público

Al término de esa primera fase, la situación era Suiza (267) y Francia (248). Después, el sistema de entregar a cada país todos los puntos de los espectadores europeos de una vez mantuvo el suspense hasta el final, con la súbita reaparición de Italia, que estaba de cuarta y aparentemente perdida y que dio el gran vuelco al acaparar la máxima votación de la audiencia, 318 puntos.

Tras Italia, que venció con 524 puntos, el top 10 quedó así: 2/ Francia (499), 3/ Suiza (432), 4/ Islandia (378), 5/ Ucrania (364), 6/ Finlandia (301), 7/ Malta (255), 8/ Lituania (220), 9/ Rusia (204) y 10/ Grecia (170).

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