15 minutos. Donald Trump y Kamala Harris protagonizaron el primer debate entre ambos. Se trató de una confrontación bastante equilibrada en la que el expresidente se atrincheró en los mensajes que ha repetido durante toda la campaña y en la que la vicepresidenta debió usar datos específicos para dar fuerzas a sus argumentos.
Era un debate muy importante, ya que ambos llegan prácticamente empatados: Trump supera a Harris por un punto (48 % – 47 %) según la última encuesta del New York Times. Este primer debate, de tres planeados, podría crear una brecha determinante.
Definitivamente a Trump no se le vio tan cómodo como en su debate pasado contra Biden. Siempre evitó ver a Harris y la mandó a callar en dos oportunidades. Por su parte, ella casi siempre tuvo su mirada fija sobre él y su famosa sonrisa siempre estuvo al frente de sus reacciones. Además, los moderadores fueron mucho más activos y desmintieron algunas de las cosas que dijo el republicano.
El debate comenzó con un apretón de manos en el que Harris casi llegó al atril de Trump y se presentó como si fuesen dos personas que jamás se hubiesen visto: “mucho gusto, soy la vicepresidenta Kamala Harris”. El candidato republicano solo la saludó con un contenido “hola” (hi).
“Ella es una marxista”
El primer tema fue el de economía, un renglón en el que Trump ha basado gran parte de sus ataques dados los problemas que ha tenido la Administración del presidente Joe Biden para controlar la inflación.
La candidata demócrata habló de querer crear una “economía de oportunidades” enfocada en ayudar a la clase media mediante el recorte del impuestos a las ventas y siempre poniendo como ejemplo su propia crianza en el seno de una familia trabajadora. Acusó a Trump de no tener un plan concreto y en enfocar su estrategia en favorecer a los más ricos a través de recortes impositivos.
El republicano parecía tan desesperado por tocar el tema de la inmigración que apenas respondió con una referencia a la alta inflación actual y a su propuesta de implementar aranceles a las importaciones y de inmediato saltó al tema de los inmigrantes, que dijo, le quitan el trabajo a los hispanos y los negros. “Se están apoderando de los edificios de forma violenta. Son peligrosos y debemos sacarlos ya”.
Trump dijo que llevó su plan a la Escuela de Negocios de Wharton y los profesores de allí lo alabaron, mientras la vicepresidenta lo miraba con una sonrisa y la mano apoyada en el mentón.
Harris también parecía desesperada por sacar el tema del supuesto Proyecto 2025 y no perdió la oportunidad para hacerlo desde el principio. “No tengo nada que ver con eso, no lo he leído ni lo quiero leer”, dijo Trump, quien no dudó en responder con artillería pesada. “Ella es una marxista, su padre era un marxista; ella ha destrozado este país con políticas locas”.
“Hoy van a escuchar muchas mentiras”
Uno de los temas más parejos y candentes fue el del aborto. Este fue el único momento del debate donde salió a relucir el compañero de fórmula de la demócrata, Tim Walz y uno de los dos momentos del debate en el que los moderadores intervinieron para aclarar una noticia falsa.
Trump dijo que creía en las excepciones y enfatizó que era un tema que debían resolver los estados. “No es algo federal”. También acusó a Walz de haber dicho que apoyaba el aborto en el noveno mes de embarazo. “Ellos son radicales. Ha escogido un compañero de fórmula horroroso. Él está de acuerdo con eso; eso ya es ejecución porque el niño ya nació”.
La moderadora intervino y dijo que en ningún estado de los Estados Unidos se permite el aborto en el noveno mes.
“Hoy van a escuchar muchas mentiras”, respondió Harris, quien resaltó que planea implementar las protecciones contempladas en la decisión Roe vs Wade.
“Estados Unidos va a ser Venezuela con esteroides”
Llegó el tema que tanto esperaba Donald Trump y que ha sido, junto a las críticas a la economía, la columna sobre la que se ha sostenido su campaña: la inmigración ilegal.
Kamala Harris ya parecía preparada al aprovechamiento que Trump haría sobre este punto. “Él va a hablar muchísimo sobre el tema, incluso cuando ese no sea el tema del que se esté hablando”.
El republicano habló de lo peligroso que se ha vuelto Estados Unidos con la entrada masiva de inmigrantes ilegales. Mencionó que Venezuela se ha convertido en un país mucho más seguro porque ha expulsado a sus delincuentes y han terminado en Estados Unidos. Dijo que de llegar Harris al poder, su país “va a ser una Venezuela con esteroides”.
Trump también se refirió a la supuesta denuncia de habitantes de la ciudad de Springfield (Massachusetts) de que los inmigrantes ilegales se comen sus perros, gatos y sus mascotas. El moderador intervino y dijo que las autoridades de la ciudad no encontraron pruebas de que eso hubiese ocurrido.
Pero Kamala Harris supo desviar la atención del tema que, sin lugar a dudas era su talón de Aquiles y mencionó que las personas se aburrían en los mítines de su rival. “La gente no va a verla a ella y los que van, los llevan en autobuses y les pagan”, respondió Trump.
Cambio de valores
Los moderadores le preguntaron a la vicepresidenta sobre algunos cambios de postura que había tenido durante su carrera política, uno de ellos, su posición respecto al fracking o fractura hidráulica del suelo para extraer hidrocarburos del subsuelo. Tal vez presionada por el contexto -el debate se llevó a cabo en Pensilvania, ciudad para la que el fracking es muy importante- Kamala Harris dijo que ella seguía conservando los mismos valores de siempre: trabajar por clase media y los más vulnerables.
Dijo que no iba a prohibir en fracking pero recalcó que el país debía invertir en energías diversas. En este punto volvió a jugar su carta de hija de la clase trabajadora y lanzó uno de sus dardos más venenosos. “No a todo el mundo le dieron 400 millones de dólares y se declaró en bancarrota seis veces”, dijo en alusión a su oponente.
“No me dieron 400 millones, solo me dieron una fracción mínima de la empresa de mi padre y terminó siendo miles de millones; la gente se sorprende”, respondió Trump.
“Ella quería acabar con los fondos de la policía”, dijo Trump. Harris respondió con un sonido de protesta y él la reprendió: “por favor, estoy hablando”.
“Si ella gana, se acaba el fracking en Pensilvania”, sentenció Trump.
“Necesitamos dos cosas”
Llegó la hora del tema que era el talón de Aquiles para Donald Trump: la transferencia pacífica de poder. A la pregunta de si se arrepentía de algo de lo que hizo el día del asalto al Capitolio, dijo que no e insistió en que “no tuve nada que ver con eso. Solo me pidieron dar un discurso”.
Trump dijo que fue una concentración “pacífica y patriota” en la que la única que murió fue una manifestante. “Nunca debieron haberle disparado. Han tratado a esta gente de manera horrible”.
Por el contrario, Kamala Harris acusó a Trump de incitar “a una turba violenta para que atacara el Capitolio”. Hubo 140 policías heridos y algunos murieron, señaló. Como parte de esta incitación, también se refirió a la marcha de las antonchas de Charlottesville y a los Proudboys. “No debemos regresar a eso, pasemos la página”, dijo la vicepresidenta. Esta última frase la repetiría varias veces durante todo el debate.
Trump se negó a reconocer que perdió en las elecciones de 2020, pero dijo que eso ya no importa. “Eso es historia pasada”. Sin embargo, recalcó que su país necesita dos cosas fundamentalmente: fronteras seguras y buenas elecciones.
“No está enfrentando a Biden, se está enfrentando a mí”
Llegó en el debate el momento de hablar del tema internacional y por supuesto de las guerras, en el que Kamala Harris tiene poca experiencia y Donald Trump dice tener una cualidad casi mágica para acabar con todas ellas en un instante.
A la pregunta sobre cómo enfrentarían el conflicto en Gaza, Kamala Harris ratificó la idea de que “Israel tiene el derecho a defenderse”. Sin embargo, aclaró, que “el cómo se hace importa. Han muerto muchos civiles. Esto debe terminar. Vamos a trabajar para la creación de una solución de los dos Estados”.
“Ella odia a Israel”, respondió Trump. “Cuando (Benjamín) Netanyahu vino a hablar ante el Congreso ella no fue porque estaba en una fiesta”.
El republicano lanzó un osado vaticinio: “si ella llega a la Presidencia, Israel no existiría en dos años”, predicciones mías, dijo. Trump dijo que durante su mandato Hamás e Irán no tenían dinero debido a las sanciones. “Pero ellos (el Gobierno de Biden) se las quitaron”.
“Es una mentira, una distracción”, respondió Harris a la acusación de que odia a Israel. “Él admira a los dictadores, quiere ser un dictador. Ha intercambiado cartas de amor con Kim Jong-un”, dijo.
Trump insistió en la supuesta debilidad con la que es vista Estados Unidos desde el exterior. “Tenemos un presidente que no sabe que está vivo. Lo echaron como a un perro ¿Quién es el presidente?…Silencio por favor -le dijo a Harris- Ella es una negociadora horrible”.
“Es importante recordarle que usted no se está enfrentando a Biden, se está enfrentando a mí”, respondió Harris a las referencias al presidente y resaltó que han estado apoyando activamente a Ucrania un armamento. “Si Trump fuese presidente, ya Putin estaría en Kiev”.
Reflexiones finales: pasado y futuro
Sobre el tema racial, el expresidente se distanció de comentarios que llegó a hacer sobre la raza de su oponente y dijo con la lengua un poco enredada que le “da igual si es negra o no. Es su problema”.
Por su parte, Kamala Harris dijo que “es una tragedia tener a alguien que separa usando la raza”.
Como parte de su reflexión final, la vicepresidenta dijo que en las próximas elecciones los estadounidenses se debatirán entre “dos visiones: futuro y pasado”.
“Creo que los estadounidenses tenemos más cosas en común que las que nos separan”, señaló. “Solo tengo un cliente, el pueblo estadounidense. Necesitamos un presidente que le importe usted”.
En tanto, Donald Trump finalizó el debate preguntándole a Harris por qué, si lleva tres años en el poder, no ha hecho todas esas “cosas maravillosas” que está prometiendo. “Porque cree en cosas en que la gente no cree. Somos una nación fallida. Se ríen de nosotros”.