"Asegurar nuestra infraestructura clave requiere de un esfuerzo de toda la nación, y la industria tiene que hacer su parte", dice el documento
De momento, las normas propuestas son de carácter voluntario (EFE/EPA/Jim Lo Scalzo)
28 de julio de 2021 2:18 PM | Con información de DPA y EFE
15 minutos. El presidente de Estados Unidos (EEUU), Joe Biden, aprobó este miércoles un nuevo memorándum de seguridad nacional para fortalecer en materia de ciberseguridad las infraestructuras clave de algunos de sus departamentos y oficinas federales, debido a la preocupación que suscitó en la administración la vulnerabilidad demostrada por los servicios informáticos en ataques recientes.
La Casa Blanca emitió un comunicado en el que remarca la "responsabilidad" del Gobierno federal y del resto de entes públicos en la protección de este tipo de infraestructuras consideradas de suma importancia. No obstante, también repartió esta obligación entre los propietarios y los operadores privados de este tipo de sistemas.
"Las amenazas a la seguridad cibernética planteadas a los sistemas que controlan y operan las infraestructuras clave, de la que todos dependemos, se encuentran entre los problemas más importantes y crecientes que enfrenta nuestra nación", subraya el memorando de la Casa Blanca.
Entre los puntos a destacar se encuentra un "sistema de control industrial". Con este Washington pretende "alentar y facilitar el despliegue de tecnologías y sistemas que brinden visibilidad, indicaciones, detecten y adviertan de amenazas". Además, se busca que "faciliten la capacidad de respuesta".
El documento firmado por Biden exige a algunas de las oficinas afectadas por los últimos ataques, como los departamentos de Seguridad Nacional y Comercio de EEUU, desarrollar una serie de metas y objetivos comunes en materia de ciberseguridad que los propietarios y operadores de estas infraestructuras "deberán seguir para proteger la seguridad nacional, económica y de la salud pública".
Algunas de estas propuestas en materia de ciberseguridad que presentó la Casa Blanca son de carácter voluntario. Sin embargo, Washington confía en la colaboración por parte de la empresa privada, pues "el Gobierno Federal no puede hacer esto solo". Agrega que las autoridades para ello son "limitadas".
"Asegurar nuestra infraestructura clave requiere de un esfuerzo de toda la nación, y la industria tiene que hacer su parte. Puede ser voluntario, pero esperamos que todos los propietarios y operadores responsables los apliquen", señalan desde Washington.
De momento, el cumplimiento de esas normas será voluntario, pero un alto funcionario estadounidense abrió la puerta a que el Ejecutivo trabaje con el Congreso para aprobar una ley que haga obligatorio el cumplimiento de ciertos estándares de ciberseguridad, en caso de que sea necesario.
"Nuestra postura actual lamentablemente es insuficiente dada la creciente amenaza que enfrentamos", dijo el citado alto funcionario, que pidió el anonimato para hablar con la prensa.
Asimismo, el memorándum reafirma la voluntad del Gobierno de compartir con el sector privado la tecnología que sea necesaria para defenderse de los piradas informáticos. Además, insta a las empresas a compartir información sobre los sabotajes informáticos que puedan sufrir.
"No podemos hacer frente a las amenazas que no vemos", reza el memorándum. También resalta la importancia de detectar cuanto antes esos ataques y evitar que se prolonguen en el tiempo.
En los últimos meses, Estados Unidos ha venido denunciado una serie de ataques de piratas informáticos. Entre ellos está el sufrido por la empresa de software Kaseya, con sede Florida. Posteriormente este se extendió a media docena de países europeos, tras colarse en los perfiles de redes sociales de miles de estadounidenses.
En mayo, la plataforma DarkSide, un grupo de piratas informáticos a quienes se relaciona con la delincuencia rusa, lanzó un ataque Colonial Pipeline. Este la obligó a cerrar unos 3.400 kilómetros de oleoducto y provocando una interrupción del suministro de combustible en la costa este. La compañía pagó un rescate de 5 millones de dólares para poder reiniciar sus operaciones, recuerda la CNBC.