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Según FBI, retrasos en comprobación de antecedentes habrían favorecido venta de un millón de armas en 2020 y 2021

Más de 10.000 personas se hicieron con un arma de fuego sin recibir la aprobación de las autoridades federales durante ese tiempo

Un total de 1.002.274 solicitudes de antecedentes tardaron más de tres días en ser respondidas, lo que habría permitido al vendedor entregar las armas a partir de las 72 horas de efectuar la petición (EFE/EPAERIK S. LESSER)

15 Minutos. Los retrasos en la comprobación obligatoria de antecedentes favorecieron la obtención de más de un millón de armas de fuego en Estados Unidos en 2020 y 2021, según un informe publicado este viernes por NBC News a partir de datos de la Oficina Federal de Investigación, el FBI.

Según la legislación estadounidense, si el vendedor de armas no ha recibido la documentación oficial pertinente sobre los antecedentes del solicitante a los tres días de pedirla, puede vender el arma que se le pide.

Un total de 1.002.274 solicitudes de antecedentes tardaron más de tres días en ser respondidas, lo que habría permitido al vendedor entregar las armas a partir de las 72 horas de efectuar la petición. Ello no significa que hayan desembocado perentoriamente en la venta de un arma de fuego, pero es el porcentaje de retrasos (un 4,2 por ciento) desde al menos 2014.

Sin terminar comprobación de antecedentes

El FBI constató que 11.564 personas se hicieron finalmente con un arma de fuego en esas circunstancias, lo que obligó a los agentes de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos a incautarse de esas armas. Pero el FBI nunca llegó a terminar la comprobación de 734.604 solicitudes al expirar el plazo máximo de 88 días tras el cual está obligado a suspender el procedimiento y "purgar" las solicitudes más allá del plazo.

Los defensores del control de armas llaman a esta limitación la "laguna legal de Charleston" porque gracias a ella un supremacista blanco compró el arma que usó para matar a nueve feligreses negros en una iglesia en Charleston, Carolina del Sur, en 2015.

El tirador admitió haber poseído drogas durante un arresto previo, lo que hacía ilegal que comprara o poseyera un arma; pero como la verificación de antecedentes no se completó después de tres días, acabó obteniendo el arma que le permitió perpetrar la masacre.

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