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Un Nepo sin cola comete error garrafal y Magnus sentencia el campeonato

En un panorama despejado saltó la sorpresa en forma de un error grosero de Nepo que le costaba la partida y casi seguro el Mundial

Carlsen tardó en darse cuenta que el grave error de su rival no era una trampa (Ali Haider/EFE)

15 minutos. Un error increíble del aspirante ruso Ian Nepomniachtchi en la jugada 27 de la novena partida regaló un alfil y la victoria al campeón del mundo, Magnus Carlsen, que con tres puntos de ventaja (6-3) a falta de cinco juegos asestó un golpe casi definitivo al encuentro de Dubai.

Después de pensar durante cinco minutos, Nepo jugó la nefasta 27.c5 y se dejó atrapar el alfil de casillas blancas en b7. Carlsen, que, con gestos expresivos, no daba crédito a sus ojos, demoró tres minutos su respuesta obvia (27...c3), una vez descartada la posibilidad de que el regalo entrañara alguna trampa.

La novena partida comenzó con un golpe de efecto visual: Nepo se había cortado su moño característico, como si quisiera dejar atrás al Nepo derrotado, incluso en su aspecto físico.

No terminaron ahí las novedades. Sobre el tablero, el ruso abandonó su favorita apertura española para intentar la reacción con una inglesa (1-c4), y Carlsen, con la autoestima por las nubes después de sus dos victorias, no tuvo ningún reparo en aceptar el cuerpo a cuerpo, avanzando prematuramente su peón de dama a la quinta fila ya en el tercer movimiento.

¿Está loco?

Carlsen consumió más tiempo que su rival (40 minutos en las 10 primeras jugadas) en una posición abierta que implicaba muchos riesgos, sobre todo si Nepo, como parecía evidente a juzgar por sus rápidas respuestas, tenía la línea bien preparada.

Sólo el desenlace de la partida podía probar si Magnus había cometido un exceso de confianza o su actitud desafiante era la correcta para rematar a un adversario que había besado la lona dos veces.

El aspirante, que había recibido la ayuda de su compatriota Sergey Karjakin (candidato al títuo en 2016) en la jornada de descanso, se lanzó al ataque y alcanzó una posición cómoda, controlando el centro con sus peones, con piezas más activas y ventaja de espacio, además de una renta de tiempo importante en el reloj.

Obligado a defenderse, el campeón empezaba a incurrir en apremios de tiempo (36 minutos para 21 movimientos antes del primer control de dos horas para 40 jugadas), cedió un peón y a duras penas, jugando con precisión, mantenía la posición equilibrada.

Y en un panorama despejado saltó la sorpresa en forma de un error grosero de Nepo que le costaba la partida y casi seguro el Mundial. "¿Está loco?", se preguntaba el GM holandés Anish Giri, comentarista del encuentro, que justamente acababa de explicar por qué 27.c5 era una jugada perdedora.

Larga agonía

El ruso tardó 20 minutos en regresar al tablero, y cuando Carlsen, de brazos cruzados, esperaba, tal vez, la rendición inmediata de su adversario, el ruso decidió prolongar su agonía, aunque su rostro proclamaba su desolación.

En un final con pieza de menos, sólo la posibilidad de un error de Carlsen en los apuros de tiempo alimentaba las remotas esperanzas de salvación para el ruso, que abandonó en la jugada 39.

El curso del "match" ha ratificado los efectos catastróficos que en la moral de Nepo tuvo la maratoniana sexta partida, en la que terminó perdiendo, aunque tuvo opciones de victoria, al cabo de casi ocho horas y 136 movimientos, la más larga en la historia de los Mundiales.

Hasta aquél fatídico día el aspirante había sido un rival durísimo para el campeón del mundo. A partir de entonces su nivel de juego cayó bruscamente muy por debajo del que cabe esperar en un Gran Maestro, según confeso él mismo en la rueda de prensa posterior al histórico combate.

Este miércoles Carlsen tendrá la iniciativa de las piezas blancas en la décima partida.

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