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Sospechan que los cadáveres de la batalla de Waterloo de 1815 fueron robados para blanquear azúcar de remolacha

Un artículo de 1879 sugería que utilizar miel para endulzar evitaba que "los átomos de tu bisabuelo se disuelvan en tu café"

En la victoria del duque de Wellington frente al emperador Napoleón murieron entre 10 mil y 30 mil soldados franceses, británicos, alemanes y holandeses (Pixabay)

15 minutos. Un grupo de historiadores y arqueólogos cree que se han encontrado pocos cadáveres de los miles de soldados y caballos fallecidos en la batalla de Waterloo de 1815 porque los lugareños robaron los cuerpos y utilizaron sus huesos para blanquear azúcar de remolacha.

En los años que siguieron a la célebre batalla que supuso la victoria del duque de Wellington frente al emperador Napoleón, donde murieron entre 10 mil y 30 mil soldados franceses, británicos, alemanes y holandeses, los cadáveres fueron desenterrados y vendidos a la industria azucarera.

El historiador belga Bernard Wilkin, responsable de los Archivos del Estado en Lieja, explicó este jueves en la radiotelevisión pública belga RTBF que hacia 1820 en los alrededores de Waterloo "la remolacha suplantó al trigo".

"Se estableció la industria azucarera, con hornos de huesos. El valor de mercado de los huesos, teóricamente animales, se disparó". Así lo dijo Wilkin sobre los años que siguieron a una batalla en la que también murieron miles de caballos de los que se hallan apenas esqueletos.

Los campesinos de la zona, conscientes del valor de los huesos y sabedores de dónde se encontraban las fosas comunes, habrían desenterrado los cadáveres de la batalla de Waterloo para recuperar los restos óseos y venderlos como si fueran de origen animal para que en los altos hornos se hiciera un polvo negro que filtraba el jarabe de azúcar.

"A partir de 1834, las fuentes escritas muestran que los incidentes se multiplican. Los viajeros informan haber visto los cuerpos desenterrados; parlamentarios denuncian tráfico de 'huesos putrefactos'; y el alcalde de Braine l'Alleud (localidad aledaña a Waterloo) advierte con un cartel que las exhumaciones están prohibidas y son punibles", narró el historiador.

¿Caníbales?

En los archivos comunales de ese municipio hay documentos que muestran que el alcalde "hablaba claramente de la exhumación de cadáveres para comerciar con ellos". Asimismo, el alcalde recordó a la población que estaba penada por el artículo 360 del Código Penal de la época.

En la investigación participaron también el profesor de Arqueología de la Universidad de Glasgow Tony Pollard y el historiador alemán Robin Schäfer. Dicho estudio ha permitido hallar docenas de documentos en archivos belgas, franceses y alemanes que apoyan su tesis.

Un artículo de 1879 del diario alemán Prager Tagblatt sugería que utilizar miel para endulzar los alimentos evitaba el riesgo de que "los átomos de tu bisabuelo se disuelvan en tu café una buena mañana". Al menos esa fue la explicación del diario británico Daily Mail, que también publicó este jueves los hallazgos.

Además, los datos obtenidos de los debates parlamentarios de Bélgica apuntan a que el país no exportó huesos a Francia entre 1832 y 1833. El comercio de esa materia se disparó a partir de 1834; se vendieron al país 350 mil kilos de restos óseos.

Trabajos anteriores de Pollard habían mostrado que algunos huesos de los muertos de Waterloo se habían triturado y empleado para fabricar fertilizantes, recordó el Daily Mail.

Por los huesos se llegaba a pagar "cientos de miles de francos de la época, varias veces lo que puede ganar un trabajador en toda su vida". Así lo agregó el historiador belga en su testimonio a la radiotelevisión pública. Igualmente, se preguntó si ese azúcar llegó a los pasteles de la época y si los ancestros de los belgas actuales "eran caníbales".

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