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Qué pasa con el ozempic, el antidiabético de moda que falta en las farmacias

Celebrities como las hermanas Kardashian, enaltecen en redes sociales el poder del fármaco para adelgazar

Estos fármacos, además de controlar el nivel de glucosa, inhiben el apetito, lo que favorece la pérdida de peso (Twitter)

15 minutos. Ozempic, un fármaco indicado para personas con diabetes tipo 2, escasea desde hace meses en las farmacias de todo el mundo.

El motivo es un aumento exponencial de la demanda, auspiciada en parte por influentes que han desatado una peligrosa euforia en redes sociales por su efecto adelgazante.

Expertos consultados por Efe lanzan un mensaje de tranquilidad a los diabéticos, porque cuentan con alternativas a este fármaco, pero es importante que contacten con su médico para hacer el cambio de tratamiento mientras se restablece el suministro de ozempic, que empezó a dar problemas en octubre, apunta Ana de Hollanda, endocrinóloga del Hospital Clínic de Barcelona (España) y miembro de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición.

Pero insisten en que es un medicamento bajo prescripción y que tomarlo sin supervisión médica puede acarrear consecuencias. “Si lo utilizas sin control, vas a tener sensación de pérdida de apetito y a perder rápidamente masa grasa e incluso muscular, pero cuando lo dejes vas a tener un efecto rebote”, agrega su colega en el Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla (España) y vocal de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, Cristóbal Morales.

¿Qué es Ozempic?

El principio activo de ozempic es la semaglutida, una molécula que comparte con otros dos medicamentos: Rybelsus, que se administra de forma oral, y Wegovy, que como el primero, es inyectable.

Cambian sus indicaciones: los dos primeros están autorizados para personas con diabetes tipo 2 y obesidad como complemento de la dieta y el ejercicio; el tercero, tiene la aprobación en Estados Unidos y en Europa para el tratamiento de la obesidad de personas con un Índice de Masa Corporal (IMC) superior a 30, o a 27 si existen comorbilidades asociadas.

Estos fármacos, además de controlar el nivel de glucosa, inhiben el apetito, lo que favorece la pérdida de peso, aunque siempre en combinación con una dieta adecuada y ejercicio. Los ensayos clínicos también han arrojado resultados muy positivos para la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares asociadas a la diabetes.

Efecto TikTok

Todo lo cual ha disparado su demanda: en Estados Unidos, uno de los países con mayores tasas de obesidad del mundo, hay problemas de suministro de wegovy, que han derivado en un mayor uso de ozempic como sustituto, relata Morales.

A lo que se suma otro fenómeno, y es que múltiples celebrities del país, como las hermanas Kardashian, enaltecen en redes sociales el poder del fármaco para adelgazar. Solo en TikTok, la etiqueta #ozempic supera los 341 millones de visualizaciones.

“Y al final, todo lo que ocurre allí, llega aquí”, resume Morales. El gran problema es que este culto a las ya famosas plumas inyectables venga de personas con normopeso. “Son fármacos seguros, muy eficaces y que funcionan muy bien, pero no son una varita mágica: si lo utilizas sin ningún control, vas a tener un efecto rebote muy grande”.

Las personas con obesidad no son culpables

Morales pide no culpar a los pacientes con obesidad de ser los responsables de la falta del medicamento, pues “se sienten pacientes de segunda, que no se les financia nada, y eso junto a la gordofobia, hace que no quieran ni ir al médico porque se les culpa, cuando ya sabemos que en esta enfermedad hay muchísima biología, genética, epigenética, factores de sueño, hormonales, sociales y psicológicos”.

“La gente está desesperada”, y eso puede hacer que estén incluso acudiendo al mercado negro en el que tiene constancia que se están vendiendo las plumas.

Por eso, hace un llamamiento a que las personas con problemas de peso acudan al especialista, que les proporcionará un tratamiento integral. “La obesidad no es una enfermedad moral ni una cuestión de elección, es una enfermedad social”, concluye.

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