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¿Las mascarillas y el distanciamiento físico son suficientes para evitar brotes de la COVID-19?

El modelo se basó en los datos de movilidad de los teléfonos y las encuestas de Facebook en EEUU

Los datos mostraron que las personas que usan mascarillas son también las que tienden a reducir su movilidad (DPA/EP/Marta Fernández Jara)

15 minutos. Los estudios demuestran que el uso de mascarillas y el distanciamiento físico pueden contener la propagación del coronavirus, pero no se conoce con exactitud su eficacia combinada para evitar brotes de la COVID-19.

Investigadores de la Universidad de Nueva York (Estados Unidos, EEUU) y del Politécnico de Turín (Italia) desarrollaron un modelo de red. En concreto, para estudiar los efectos de estas 2 medidas en la propagación de enfermedades transmitidas por el aire, como la COVID-19.

El modelo muestra que los brotes virales pueden evitarse si al menos el 60 % de la población cumple tanto con las mascarillas como con el distanciamiento, afirmaron en la revista Chaos.

"Es probable que ni el distanciamiento físico ni el uso de la mascarilla por sí solos sean suficientes para detener la propagación de la COVID-19, a menos que casi toda la población se adhiera a una sola". Así lo explicó Maurizio Porfiri, autor de la investigación. "Pero si una fracción significativa de la población se adhiere a ambas medidas, se puede evitar la propagación del virus sin necesidad de una vacunación masiva".

Recuperación o muerte

Un modelo de red comprende nodos (puntos de datos) y aristas (enlaces entre nodos). Se utilizan en aplicaciones que van desde el marketing hasta el seguimiento de la migración de las aves.

En el modelo de los investigadores, cada nodo representa el estado de salud de una persona. Las aristas representan los contactos potenciales entre pares de individuos. Dicho modelo se basa en un marco de susceptibilidad, exposición, infección o eliminación (recuperación o muerte).

El modelo tiene en cuenta la variabilidad de la actividad. Unos pocos nodos muy activos son responsables de gran parte de los contactos de la red. Esto refleja la suposición validada de que la mayoría de las personas tienen pocas interacciones. Además, solo unas pocas interactúan con muchas otras.

También se probaron escenarios de distanciamiento físico sin uso de mascarilla y viceversa, estableciendo las medidas como variables separadas de brotes.

El modelo se basó en los datos de movilidad de los teléfonos móviles y las encuestas de Facebook. Todos se obtuvieron del Instituto de Métrica y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington.

Los datos mostraron que las personas que usan mascarillas son también las que tienden a reducir su movilidad. Partiendo de esta premisa, los nodos se dividieron en individuos que llevan mascarillas con regularidad y se distancian socialmente y aquellos cuyo comportamiento no cambia en gran medida por una epidemia o pandemia.

Caso concreto de mascarillas

Utilizando datos recogidos por The New York Times para medir la eficacia del modelo, los investigadores analizaron los casos acumulados per cápita en los 50 estados y el Distrito de Columbia de EEUU. Específicamente, entre el 14 de julio de 2020 -cuando los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades recomendaron oficialmente el uso de mascarillas- hasta el 10 de diciembre.

Además de mostrar los efectos de la combinación del uso de mascarillas y el distanciamiento físico, el modelo muestra la necesidad crítica de una adhesión generalizada a las medidas de salud pública.

"Los estados de EEUU que sufrieron el mayor número de infecciones el pasado otoño fueron también aquellos en los que la gente cumplió menos con las directrices de salud pública, quedando así muy por encima del umbral epidémico predicho por nuestro modelo", dijo Porfiri.

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