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Joyas que se pasearon por la Europa Imperial

Christie's subastará una colección sobre la cual gira parte de la historia de la Europa del siglo XVIII y XIX

Las piezas a subastar las heredó la hija mediana de Stéphanie, la princesa Josephine de Hohenzollern-Sigmaringen (Imagen referencial/Pixabay)

15 minutos. Lukas Biehler es un especialista en materia de historia y joyas. Su nombre ha salido a relucir recientemente debido a un conjunto de alhajas que subastará la casa Christie's el 12 de mayo en Ginebra (Suiza). El atractivo que tienen estas joyas es el de haber pertenecido a varias damas aristócratas de la Europa Imperial. Una de ellas fue Stéphanie de Beauharnais, hija adoptiva del emperador Napoleón Bonaparte.

La primera esposa del emperador fue Josefina de Beauharnais, viuda del aristócrata Alejandro de Beauharnais, quien murió en la guillotina. Entonces, Josefina comenzó a vincularse con importantes personajes del Directorio Francés, lo que le facilitó conocer a Napoleón y en 1796 se convirtió en su esposa, aportando al matrimonio 2 hijos, una niña y un varón. La niña era Hortensia Beauharnais, quien se casó con Luis Bonaparte, hermano de Napoleón. La pareja fue nombrada reyes de Holanda.

Pero como Napoleón no tuvo hijos con Josefina, adoptó a una sobrina de su esposa, Stéphanie de Beauharnais, hija de François VI de Beauharnais, marqués de Beauharnais, hermano de Alejandro. Pero esto no fue un acto de amor o por algún afecto paternal hacia ella. Lo que privó fue lo político, para que Bonaparte pudiera realizar una alianza política con Alemania y así casó a Karl Ludwig Friedrich von Baden, duque de Baden, con Stéphanie y tuvieron 5 hijos.

Stéphanie de Beauharnais

Joyas que se pasearon por la Europa Imperial
Zarcillos de la colección (Cortesía Christie's)

Hoy, esta dama de la Europa Imperial -que nació en Versalles- regresa a la palestra gracias a la colección de joyas que estarán en la puja. Se trata de un collar, un anillo, una pulsera, un par de zarcillos, 2 broches, 2 colgantes y una tiara que le pertenecieron.

Destacan en esta colección los zafiros, de una belleza extrema, que proceden de la antigua Ceylán, hoy Sri Lanka. El collar de diamantes y esmeraldas que Stéphanie obtuvo de parte de su prima Hortensia, con quien supuestamente mantuvo una estrecha amistad. Relación que, según la casa de subasta, no está documentada; por lo tanto, no puede ser un testimonio de cómo y por qué las joyas pasaron a manos de la duquesa de Baden.

Stéphanie regresó a París después de enviudar y haber vivido mucho tiempo en Alemania. Su hija, Josefina Federica de Baden, contrajo nupcias con Carlos Antonio, príncipe de Hohenzollern-Sigmaringen, familia emparentada con varias casas reales europeas. Un sobrino nieto del recientemente fallecido príncipe Felipe de Edimburgo, es Bernhard, príncipe de Baden, descendiente de esta familia.

El mejor postor

Las piezas a subastar las heredó la hija mediana de Stéphanie, la princesa Josephine de Hohenzollern-Sigmaringen, quien tenía el cinturón de zafiros y diamantes que se utilizaron para crear una tiara, por ser una pieza más de moda en aquella época. El cinturón acompañaba a los vestidos corte imperio, que era la moda imperante en los tiempos de Josefina.

Después de la muerte de la princesa Josephine, las joyas pasaron a su hijo mayor, el príncipe Leopoldo de Hohenzollern, quien en 1861 se casó con la infanta Antonia, hija de la reina María II de Portugal. Por eso es que en este lote aparece la espectacular corona de la reina María. En la subasta, las joyas suman 10 piezas que el 12 de mayo estarán a la orden del mejor postor y podrán adquirirse por separado.

Más allá de la belleza de estas prendas está lo que representan desde el punto de vista histórico: se vinculan a una época de la realeza europea, cuando todavía ejercían el poder.

No hay que olvidar que Leopoldo de Hohenzollen fue candidato a ser rey de España, propuesta que no contó con el visto bueno de Napoleón III.

Leopoldo y Antonia tuvieron 3 hijos: el príncipe Guillermo, heredero del título Príncipe de Hohenzollern; el príncipe Fernando, quien fue Rey de Rumania; y el príncipe Carlos Antonio, quien se casó con Josefina Carolina de Bélgica, la hermana mayor de Alberto I de Bélgica, abuelo de Felipe, actual monarca de los belgas.

Indiscutiblemente que cada una de estas joyas es un trozo de historia de la Europa Imperial. A través de esas hermosas gemas se puede descubrir no solo el parentesco entre las diversas casas reales, sino también cómo una familia acomodada, como lo fue la Beauharnais, gracias a los matrimonios fueron sumando abolengo.

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