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Confirman que velocidad de calentamiento del Ártico es doble de rápido que el resto del mundo

Según el estudio, la extensión del hielo marino del Ártico se redujo casi a la mitad en verano desde que comenzaron los registros por satélite en la década de 1980

En concreto, las labores de los científicos españoles consistieron en poner en la superficie ártica un radiómetro, instrumento similar al que lleva el satélite SMOS de la Agencia Espacial Europea (Pixabay)

15 minutos. Los científicos que participaron en la expedición internacional MOSAiC confirmaron que la velocidad del calentamiento del aire en la superficie del Ártico es más del doble que en el resto del planeta desde la década de 1970.

Cientos de investigadores internacionales están analizando las mediciones hechas durante la expedición MOSAiC (Multidisciplinary drifting Observatory for the Study of Arctic Climate), durante la cual registraron cientos de parámetros ambientales con una precisión y frecuencia sin precedentes durante un ciclo anual completo en el océano Ártico central.

Los investigadores publican este lunes en la revista Elementa algunos de los resultados de la expedición sobre la atmósfera, nieve y hielo marino. Incluye también la primera imagen completa del calentamiento global en esa zona.

Reducción casi a la mitad

Según el estudio, la extensión del hielo marino del Ártico se redujo casi a la mitad en verano desde que comenzaron los registros por satélite en la década de 1980.

Durante la expedición, el rompehielos alemán Polastern, con expertos de veinte países a bordo, se adentró durante un año entero, entre 2019 y 2020, en el océano Ártico y estuvo a la deriva congelado en el hielo.

La expedición MOSAiC la coordinó el Instituto Alfred Wegener, Centro Helmholtz para la Investigación Polar y Marina (AWI), con la colaboración de más de ochenta institutos científicos de todo el mundo. Tiene un coste total de unos 150 millones de euros (171,5 millones de dólares), financiados en gran parte por el Ministerio de Educación e Investigación de Alemania.

“Encontramos una banquisa a la deriva más dinámica y rápida de lo esperado. Esto no solo supuso un reto para los equipos en el terreno en su trabajo diario, sino que se tradujo también en cambios en las propiedades del hielo marino y en la distribución de su espesor”; explicó Marcel Nicolaus, físico del hielo marino en el Instituto Alfred Wegener, Centro Helmholtz para la Investigación Polar y Marina.

Socio de la expedición

Por parte española participó el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) como socio de la expedición, con financiación de la Agencia Estatal de Investigación.

En concreto, las labores de los científicos españoles consistieron en poner en la superficie ártica un radiómetro, instrumento similar al que lleva el satélite SMOS de la Agencia Espacial Europea, para medir el grosor del hielo marino, con el objetivo de obtener medidas de radiometría en diferentes condiciones para poder entender mejor cómo afecta el grosor de la nieve, temperatura y salinidad del hielo a la emisividad del hielo y poder mejorar las mediciones de grosor de hielo obtenidos por ese satélite.

Se trata de una variable fundamental para monitorizar los drásticos cambios que se están produciendo en el Ártico.

Estimaciones más fiables

El radiómetro -diseñado y desarrollado en España y puesto por el equipo del CSIC en el Ártico, una de las zonas de más difícil acceso del planeta- permitirá lograr estimaciones más fiables del espesor del hielo desde los satélites.

También los científicos españoles fueron responsables de un experimento instalado sobre la banquisa de hielo para estudiar la interacción entre el hielo marino y las señales de navegación transmitidas desde satélite, como los GPS.

En este experimento, financiado por la Agencia Espacial Europea, los equipos se proyectaron para poder operar en las condiciones extremas del Ártico, de forma autónoma y casi continua.

Sus resultados preliminares sugieren, según los expertos, que esta técnica de medición mediante señales de navegación se podría aplicar desde satélites de bajo coste para monitorizar los polos de forma continua.

Menos agua dulce de lo estimado

Muchas poblaciones de montaña dependen del agua de los glaciares no solo para beber sino también para generar energía o regar los cultivos. Además, las reservas de agua que albergan estas masas de hielo sirven para predecir el aumento del nivel del mar provocado por el cambio climático.

Un estudio publicado en Nature Geoscience afirma que el volumen de los glaciares fue mal evaluado hasta ahora. Concluye que en el mundo hay un 20 por ciento menos de hielo de lo que se pensaba.

El estudio se hizo con más de 800.000 pares de imágenes obtenidas por el satélite Sentinel de la Agencia Espacial Europea (ESA) y el Landsat de la NASA y analizadas por investigadores del CNRS francés, la Université Grenoble Alpes (Francia), y el Dartmouth College (EEUU).

Los científicos midieron la velocidad y profundidad de más de 250.000 glaciares de montaña de todo el mundo, el 98 por ciento del total.

Sus investigaciones sugieren que las reservas de agua glacial en las cuencas hidrográficas del Himalaya, del Indo y el Chenab son un 37% mayores de lo estimado en estudios previos, aunque se están derritiendo rápidamente, advierten los autores.

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