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Científicos confirman que las nubes de Venus no son habitables

La investigación calculó la actividad acuosa dentro de las nubes de este y otros planetas del Sistema Solar

La cantidad de ácido sulfúrico presente en las nubes de Venus hace que el agua se desplace (Europa Press/ Equipo del Proyecto Planetc/JAXA)

15 minutos. La concentración efectiva de moléculas de agua en las nubes de Venus es demasiado pequeña para mantener en ellas vida como la que se conoce en la Tierra, pero sí podría ser suficiente en las de Júpiter, lo que no quiere decir que exista o sea posible, pues hacen falta otros requisitos como los nutrientes.

Un equipo internacional publicó un estudio en Nature Astrology, sobre la actividad del agua en las nubes de Venus. Los valores obtenidos están bastante por debajo del rango de habitabilidad de los organismos extremófilos terrestres.

El año pasado, un equipo detectó en la atmósfera de Venus gas fosfano. El hallazgo se vinculó con el potencial de albergar o haber albergado vida microbiana. La conclusión fue puesta en tela de juicio por otros científicos.

Actividad acuosa

Ese tipo de análisis "suelen olvidar el papel de la actividad acuosa", una medida de la disponibilidad relativa de agua, en los estudios de habitabilidad. Los microorganismos necesitan la presencia de agua, en una forma disponible, para crecer y llevar a cabo sus funciones metabólicas, recuerda el Centro de Astrobiología (CAB CSIC-INTA), en un comunicado.

La nueva investigación calculó la actividad acuosa dentro de las nubes de Venus, y otros planetas del Sistema Solar. Para esto se observó la temperatura y abundancia de vapor de agua.

El valor obtenido de la actividad acuosa de las gotitas de ácido sulfúrico, que constituyen la mayor parte de las nubes de Venus, es menor o igual a 0,004.

Ese valor es "100 veces menos" que el límite de 0,585 necesario para que los extremófilos conocidos de la Tierra puedan permanecer activos y seguir creciendo. Así lo señaló en una rueda de prensa telefónica John Hallswdorth, de la Queen's University (Belfast) y primer firmante del estudio.

La investigación demuestra, según otra de las autoras, María Paz Zorzano, investigadora del CAB, que "hay tanto ácido sulfúrico en las nubes que el agua se desplaza y la actividad acuosa es demasiado baja para que pueda existir vida, al menos, tal como la que conocemos. En otras palabras, las nubes de Venus no son habitables".

Vida activa

El equipo extendió el estudio a otros planetas e "inesperadamente" encontró que en algunas capas de nubes de Júpiter la temperatura y la actividad acuosa son adecuadas para mantener vida activa, dijo Hallsworth.

Sin embargo, el científico fue categórico al indicar que no estaba "sugiriendo que haya vida en Júpiter y, ni siquiera, que pueda haberla". Agregó que esta necesita más que la temperatura correcta y la disponibilidad de agua. También se requiere la presencia de los nutrientes adecuados y de eso no se está seguro.

La actividad acuosa en las nubes de Júpiter es mayor de 0,585. Mientras, en las de Marte, la formación de hielo de agua impone una actividad acuosa menor o igual a 0,537. Esto es "ligeramente por debajo del rango habitable", agrega el estudio.

Como comparación, las condiciones presentes en la troposfera de la Tierra son, en general, biológicamente permisivas mientras que, por encima de la estratosfera media, la atmósfera se vuelve demasiado seca para la vida.

Datos de observaciones directas

Para realizar las mediciones, el equipo no empleó ningún tipo de modelo. Usó datos de observaciones directas, recogidas por diversas misiones espaciales, sobre presión, temperatura y concentración de agua. Así lo destacó otro de los autores, Chris McKay de la Nasa.

El enfoque utilizado en esta investigación "tiene una gran importancia de cara al futuro, pues también se puede aplicar a la habitabilidad de los planetas extrasolares", según el CAB.

Zorzano señala, en la nota, que de los estudios de este centro en ambientes extremos en la Tierra saben que "el agua es un factor crítico para que exista la vida y que hasta los extremófilos más resistentes necesitan cierta actividad acuosa, aunque sea en una salmuera.

Sin embargo, incide en que "no es suficiente detectar trazas de agua y una temperatura por encima de 0 grados centígrados para que un entorno sea habitable. Es necesario que haya suficiente agua para que, a esta presión y temperatura, los microorganismos puedan metabolizar y reproducirse".

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